“Cuando los pueblos son derrotados políticamente, siguen resistiendo culturalmente”
Amílcar Cabral.
En Venezuela, desde el 10 de octubre de 2002, por Decreto Presidencial Número 2.028, se conmemora el 12 de octubre de cada año el "Día de la Resistencia Indígena" -y no el Día de la “Raza” -, con el objetivo de reconocernos y auto-afirmarnos en nuestra diversidad cultural y humana, reivindicando tanto a los pueblos indígenas de América como los aportes de los pueblos y las culturas africanas, asiáticas y europeas que conforman nuestra nacionalidad.
Este cambio no es un mero cambio de nombre, formal, sino que va mas allá: Es un cambio ideológico.
La resistencia indígena ante el colonialismo impuesto hace 512 años, ha sido una resistencia cultural e ideológica. Silenciada históricamente por las élites -y aún hoy por el aparato educativo, la iglesia y sobre todo por los medios de difusión masivos-, la resistencia contra el colonialismo y contra todas las ideologías dominantes en los actuales momentos es un proceso, una práctica, que debe ser asumida no sólo por los pueblos indígenas, sino por todos y todas las personas que quieren un mundo mejor.
En la lucha contra los colonialismos y las ideologías dominantes en el actual Proceso Bolivariano, destacan las reflexiones que desde la Cátedra Guaicaipuro de la Universidad Simón Rodríguez, y desde el Proyecto Intercultural Guaicaipuro (Segunda Vice Presidencia Asamblea Nacional. Caracas. 2003) , adelanta Saúl Rivas-Rivas en Venezuela:
Estas reflexiones se inician con preguntas como “¿Por qué seguimos confundiendo filosofía con filosofía occidental? ¿Por qué salimos de la filosofía occidental y caemos en la filosofía oriental sin percatarnos de la existencia y densidad de las filosofías indias de América? ¿Cómo asumir el cambio de paradigmas en un proceso de liberación?”.
En su texto “La Unilinealidad del Progreso como Matriz de las Ideologías de Dominación Occidental”, Saúl Rivas-Rivas explica que las ideologías de dominación entienden por ruptura de paradigmas “romper nuestros mecanismos de la resistencia cultural y política. Vale decir, romper con la cultura propia para asumir globalmente el sistema imperante y la cultura dominante”. En cambio, en un proceso liberador, romper paradigmas significa “romper con la camisa de fuerza del sistema y de la “cultura global”, asumiendo nuestra especificidad como pueblos, como nación, como continente.
Para asumirnos como pueblos específicos (y no asumirnos como quieren los dominadores) es necesario romper entonces con lo que Rivas-Rivas denomina “LA MATRIZ IDEOLÓGICA DE LA DOMINACIÓN OCCIDENTAL”, una “construcción ideológica en una sola línea, una misma dirección y un mismo sentido” , que cada día nos reduce a “un espacio cada vez más uni-lineal y uni-dimensional”. Esta matriz ideológica que nos mantiene dominados, colonizados, se basa en la ruptura con la Madre Naturaleza, en la pretensión de una ruptura radical entre cultura y naturaleza, matriz desde donde se derivan otras ideologías.
¿Cómo opera esta matriz ideológica?
Partiendo de que “el capitalismo llega a convertir todo en mercancía: la vida y el amor y lo que da la vida, el aire, la tierra, el agua…los animales y las plantas” , Rivas-Rivas explica que “Dentro de la dominación occidental hay por tanto una matriz economicista unilineal, que trata de emparentar –en principio- el destino de la humanidad, con la orientación y destino del aparato científico-tecnológico neoliberal, político, ideológico y militar, convenciéndonos -en nombre del progreso- de su aparente irreversibilidad. Esta irreversibilidad aparente, se sustenta en tres aspectos: las bases del aparato científico-tecnológico dominante, la seducción ideológica y política y la represión política y militar. Entonces, la irreversibilidad opera, cuando la gente es desarmada ideológica y políticamente e incluso espiritualmente y dice: “no es posible hacer nada, siempre ha sido así desde que el mundo es mundo, este es el progreso, o nos amoldamos a él o nos quedamos atrás, fuera de la historia”.
Las bases ideológicas de sustentación de la matriz ideológica de la dominación occidental, lo que permite su estructura interna y su operatividad concreta, para Rivas-Rivas se encuentran:
En primer lugar, en las teorías unilineales del “atraso” y del “progreso”: A pesar de que no hay razas, pueblos y culturas superiores e inferiores sino diferentes, Rivas-Rivas destaca que “Se nos quiere convencer de que hay pueblos “globalmente” atrasados y “globalmente” desarrollados. Se nos quiere convencer de que hay pueblos, que se han quedado rezagados en la historia y viven hoy en el período del salvajismo o la barbarie, en la edad de piedra o en la del bronce y cuando más, en los inicios de la edad del hierro. En síntesis, se trata de negar la contemporaneidad histórica de todos los pueblos y civilizaciones que se han desarrollado por una vía distinta a la rueda, la pólvora, la brújula, el caballo, el hierro y la imprenta.
Entonces, la matriz ideológica de la dominación opera en sentido global como una teoría lineal del atraso y del progreso. Convenciéndonos de que algunos pueblos tienen un desarrollo global y otros un atraso global. Con el fin de negar el aporte de los distintos pueblos al patrimonio común de la humanidad. Opera en distintos planos en forma simultánea:
Como unilinealidad de la historia: salvajismo, barbarie, civilización.
Como unilinealidad de la cultura: mito de la cultura única mestiza (hispanocentrismo). Sustitución de la cultura por el aparato científico-tecnológico, sustitución de la biósfera por una tecnósfera.
Como unilinealidad de las sociedades para negar la realidad multisocietaria y la naturaleza multisocietaria del proyecto histórico del futuro.
Como unilinealidad del conocimiento: en sus distintas vías (filosofía, ciencia, arte, religión).Pensamiento mágico-pensamiento metafísico-pensamiento positivo (A.Comte) Y en las distintas disciplinas del conocimiento constituído de Occidente. Sociedades prelógicas o prefilosóficas y sociedades racionales.
Como unilinealidad del desarrollo: desarrollo/ subdesarrollo.
Como unilinealidad unidimensional: Para empobrecernos y envilecernos más, esta unilinealidad de Occidente, nos impone lo que Herbert Marcuse llamó la unidimensionalidad, creando un hombre-masa unidimensional, hasta aplanarnos como múltiples sujetos y hacernos invisibles para propiciar la exclusión social y humana. Por arte de una magia manipuladora, la ideología tiene la capacidad de volver invisible a los sujetos múltiples de territorios enteros para convertirlos en meros objetos o simplemente, prescindir de ellos con políticas de exclusión social y humana. Exclusiones que van más allá de la marginalidad económica y social.
Esta matriz ideológica de naturaleza uni-lineal, opera con una serie de ideologías de apoyo, ramificadas en cada nivel de acción de acuerdo con sus necesidades específicas de su pretendida dominación global, con un claro sentido complementario, alimentándose unas a otras en la totalidad del esquema global de dominación. Todas ellas son de alguna manera variantes ideológicas del mismo eurocentrismo. El eurocentrismo recogería entonces todas las visiones unilineales de Occidente:
-La ideología del “fin del mundo”: Manipulando la Biblia, según los intereses de los Estados y clases dominantes para infundir temor en los dominados con un personaje por demás conocido: el Diablo. El fundamentalismo que profesa esta ideología no predica el amor a Dios, sino el miedo al Diablo y el temor a Dios. Dios deja de ser un personaje encarnado en la humanidad de un Cristo de carne y hueso. Deja de tener conexiones reales y concretas con la humanidad sufriente y oprimida. Y sobre todo, se opone a su liberación como un acto de atrevimiento no querido por Dios. Ver: Teologías de la dominación que han justificado la conquista de América. Fichas de Trabajo.1992.
-El uso ideológico del karma. O el karma como ideología: Los indios y los negros y todos los pobres están así y han sido esclavizados porque están pagando un karma (vale decir, una deuda y una condena) de algo malo que hicieron en sus vidas pasadas. Pero esta ideología vulgar, justificadora de la esclavitud y de la exclusión social y humana pretende, que quienes nos solidaricemos con nosotros mismos y con esos pueblos como parte de ellos, también cargaremos con su deuda y castigo. Entonces, lo mejor es aislarlos para que no contaminen nuestras vidas y caiga sobre nosotros todo el peso de las culpas que ellos tienen que pagar. Es una estrategia para aislar la solidaridad humana con estos pueblos y para obligarlos a abandonar su vida, su identidad, su idioma y su cultura de origen, propiciando el endorracismo, la vergüenza étnica y la vergüenza de clase.
-El uso ideológico de la “Torre de Babel”. O la negación pseudo-religiosa del derecho a la diversidad lingüística y cultural: Dios y el hombre en el paraíso, cuando todavía no había caído en pecado, hablaban “un solo idioma”.
Sin embargo, Jesús y sus apóstoles predicaron el evangelio en distintas lenguas y culturas, sin tratar de imponer una sola lengua y una sola cultura ….Y además, sin confundirse y con mucho respeto por el otro, como persona y como pueblo. Este uso abusivo del pasaje bíblico de la Torre de Babel va conduciendo a la justificación colonialista de imponer el inglés y la cultura anglosajona como modelo de lengua y de cultura de la humanidad.
-El uso ideológico de los extraterrestres: No se trata de negar que exista una pluralidad de mundos habitados. La ideología surge con la manipulación que se hace de las visitas de estos seres a la tierra. Por ejemplo, las ideologías de dominación pretenden a veces convencernos de que las pirámides incas, mayas y aztecas, son obras de extraterrestres. Pero las pinturas de las cuevas de Altamira, Lascaux y cualquier obra monumental de Europa, son obra de
sus aborígenes o de pueblos fundadores de esas nacionalidades. Se trata de utilizar todo para devaluar al colonizado y exaltar al conquistador.
-La ideología de la “pureza racial”: Sostiene que es necesaria la “pureza racial” para mantener también la pureza cultural y espiritual de la supuesta “raza superior”. El cielo es un espejo de esta raza superior en la tierra. Blanco el Padre, blanco el Hijo y Blanco el Espíritu Santo, los santos, sus ángeles y arcángeles también son blancos y en oposición, el Diablo es negro, piel roja o en todo caso cobrizo o amarillo. Y así la magia perniciosa es “magia negra”, mientras que la “magia blanca” es la positiva, benigna y síntesis de toda pureza.
-La ideología del “mejoramiento de raza”: Hay que mestizarse con razas que estén en una escala de blanqueamiento y superioridad cultural mayor. Por eso la madre india, negra o mestiza debe buscar al blanco. Se establece un culto al blanco conquistador que viene a “salvar la raza”. Categorías para el mejoramiento compulsivo: “ salto atrás”, si el hijo sale más oscuro que la madre; “tente en el aire”, si se mantiene del mismo color de la madre, no hubo ni atraso, ni progreso, se mantuvo ahí, ahí; “mejoramiento”, si sale más blanco que la madre.
-La ideología del “mestizo segundo” de Pedro Trigo: El mestizaje como “necesidad histórica”. ¿Necesidad histórica de quién? De la clase dominante. Era el reforzamiento humano e ideológico a la ideología hispano céntrica de la “cultura única”.
-La ideología de la “leyenda negra” y de la “leyenda dorada” de la conquista de América: Es el cuento de nunca acabar, de tener que escoger entre unos colonizadores y otros, de desechar los menos buenos y escoger los menos malos.
La leyenda dorada dice que los españoles lo hicieron muy bien. La leyenda negra dice que los españoles lo hicieron muy mal y que hubiese sido mejor que nos colonizaran los ingleses. En un caso, hay una nostalgia del colonialismo español. En el otro caso, hay una nostalgia inglesa, anglo norteamericana.
-La ideología del endorracismo materno: Rechazo de la Madre India como primera madre de América y madre común de las primeras generaciones de mestizos. Luego de la Madre Negra y de la Madre mestiza.
-La ideología del logocentrismo: o la lógica interna del discurso eurocentrista: Es todo el condicionamiento personal que nos ha introducido la cultura dominante y el aparato educativo dominante formal e informal en todos sus niveles y modalidades, impidiéndonos el acceso a nuestras especificidades locales, históricas, culturales, lingüísticas, sociales y ambientales. Y particularmente el acceso a la identidad, a la historia y a la cultura propia, produciendo una pseudo-identificación con todo el aparataje ideológico de la dominación. Estas dificultades epistemológicas están ubicadas simultáneamente en el sujeto que conoce, y en la estructura misma de los aparatos académicos y del sistema productivo. Conduce al final a una intelectualización de la realidad.
-La ideología del Cisne Blanco: el perfeccionismo purista, individual e individualista. O la huída del presente: (Pedimos perdón a este hermoso animalito por tan arbitraria comparación).Es una mala imitación de la destreza del ave para pasar sobre el charco sin ensuciarse las piernas y su recio plumaje: “Tengo que dedicarme solo, fuera del mundo, a cambiar yo primero para ayudar a que cambien los demás”. Es una ideología escapista de la realidad actual, que vive en el pasado o en el futuro para no afrontar la realidad histórica, social, cultural y espiritual de su tiempo. Piensa que él o ella tienen la verdad absoluta para intentar cambiar a los demás. Vive un esoterismo o un misticismo interior exaltado para no comprometerse orgánicamente con su tiempo. Desprecia a la gente de su contexto histórico y cultural para importar modelos de hombre, de mujer o de cultura desde otras latitudes (por donde supuestamente está pasando en esta coyuntura histórica el “cinturón magnético de la humanidad”.). No sabe encarnar su búsqueda personal dentro de su búsqueda colectiva. No sabe encontrarse a sí mismo en el laberinto. Siente que se pierde entre la gente. En su búsqueda personal no cabe el tú y el nosotros: el equipo, la comunidad. Y si cabe es con sentido de dominaciçon misional. Su solidaridad es paternalista-asistencialista. Ve todo en términos de competencia y la práctica de la solidaridad –en su recto sentido- es un estorbo. Por eso, en su miedo escapa y no se compromete con la vida: no es militante de nada, dice vivir para sí mismo (o para sí misma). El purismo los aparta de la política y de las luchas sociales. Hay que vivir sin ensuciarse las manos y sin llenarse los pies de barro. Quieren vivir como el cisne blanco.
-La ideología del colonialismo estético: Internaliza un modelo de hombre, de mujer, de cultura y de lengua extraños a su realidad y lo presenta como el modelo máximo de perfección y de belleza. Ese modelo de perfección y belleza no es otro que el colonizador de turno, la cultura metropolitana de moda y el idioma dominante, en cada fase de una dominación histórica: ayer el español, luego el inglés o el francés, ahora el norteamericano; la cultura hispánica, la inglesa, la francesa o ya, la norteamericana, pináculo de la belleza y perfección humana. El hombre y la mujer de las culturas nativas y su resultado cultural son vistos como un “museo de fealdades”. Lo perfecto y bello está en el imperio y lo imperfecto y feo en las colonias.
-La ideología del fin de la historia: Pretexto “científico” para eliminar la enseñanza de la historia y la geografía en los pueblos colonizados y manipularlas con sus propias poblaciones. Sin embargo, el imperio mantiene sus especialistas en manipulación de la historia y la geografía para todos nuestros países, con pos-grados y pos-doctorados hechos con la Agencia Central de Inteligencia CIA. Veamos el enfoque unilineal de la “ideología del fin de la historia”: Prehistoria, - proto-historia, - historia - y “edad de la razón”…..(“científica” y tecnológica). El hombre y la humanidad no tienen historia. Sólo “la ciencia” tiene historia. La ciencia superó a la historia como etapa.
-La ideología economicista: Reducir a la economía la explicación de los procesos históricos, políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales. Ver por ejemplo el economicismo del ALCA y el economicismo del proceso de globalización neoliberal, en detrimento de la totalidad social e histórica. Contrapartida ideológica, el culturalismo, el historicismo y formas de idealismo al margen de la totalidad concreta de los procesos, manteniéndose en posiciones reductoras de la realidad.
-La ideología “definitiva”: Es el mito de quienes creen que ya tienen una ideología totalmente construida, definitiva y perfecta para interpretar y cambiar el mundo actual, incluyendo algunos “revolucionarios” que olvidaron aquello de que “sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria y sin práctica revolucionaria no hay teoría revolucionaria”. Esta supuesta “ideología definitiva” es parte del status quo.
-La ideología del fin de las ideologías: Estamos viviendo en la era científica, hemos alcanzado el “paraíso terrenal” del neoliberalismo (y por supuesto, el fin del Estado: ahora todo será privatizado, para que el Estado interventor desaparezca completamente. Manipulación de la utopía del fin del Estado). En el neoliberalismo el Estado no desaparece sino que se perfecciona como instrumento represivo y exclusivo de las clases dominantes y como excluyente radical del bien común. (¡nada quiere saber de justicia y de derechos sociales de los pueblos!).
-La ideología del fin de la nación: Escondiendo que las naciones o etnias son anteriores al surgimiento de las clases sociales y el Estado, pretenden imponernos que la nación “ha desaparecido”. Entonces, no hay soberanía nacional, sino soberanía del imperio. Por tanto, no necesitamos fuerzas armadas propias sino policías antidrogas. Que nos cuide el imperio como a Costa Rica y Panamá.
-La ideología de la Aldea Global: No hay localidades, ni regiones, ni naciones, todo está globalizado. Sólo existe la Aldea Global del Tío Sam. Nosotros somos apenas el patio trasero de esa Global House (Casa Global). Bush declaraba en su primera campaña electoral que los límites de su país están en la Amazonía.
-La ideología del “Descubrimiento de América”, o el en-cubrimiento de todo un continente y de sus pueblos: En América no había gente en 1492: sólo prehumanos, animales salvajes y paisajes pintorescos. Por tanto la tierra que “descubro” es mía. Solo ES persona o gente el que llega desde el otro lado del océano en busca del Dorado. Actualmente, la gente son las transnacionales y el imperio, los que prosiguen en la nueva búsqueda del Dorado.
-La ideología de la fundación de los pueblos y ciudades: En América “no había” pueblos y ciudades antes de llegar el conquistador y colonizador español, inglés y portugués. Además, valga recordar que los esclavos y encomendados no son gente, vecinos, ni parte del pueblo, son instrumentos de servicio, pura tecnología humana, instrumentos de producción. Tracción de sangre como bueyes y caballos. De esta ideología de la “fundación de pueblos y ciudades”, nace el corte histórico y la idea de que nuestros pueblos y ciudades tienen la edad de la llegada del conquistador y colonizador: 200 años, 300 años, 400 y tantos años, suponiendo que América partió de cero en 1492 y de un “vacío polìtico”, “vacío cultural” y “humano”.
- La ideología metropolitana, o la ciudad como centro de dominación colonial en América: Cará… yo nací en Caracas “y de Coche pa’allá lo que hay es monte y culebra”…. Desprecio por la provincia y sobre todo, por el campo. _El campo puede existir sin Caracas, pero Caracas no puede existir sin el campo. Simón Rodríguez decía: la vida y la riqueza no está en las ciudades o en las minas, está en el campo, del campo pasa al taller y del taller a las ciudades.
-La ideología fronteriza de las zonas indígenas “despobladas” o “poco pobladas”: Es un desconocimiento de los orígenes de estos pueblos y de los lugares sagrados y de culto donde están sus orígenes. Porque esas tierras “deben ser explotadas” o “privatizadas”. O en todo caso, estar sujetas a un desarrollismo de Estado. Se hace uso de la continuidad del derecho de conquista, vigente desde el siglo XVI. Mecanismos concretos: enclaves cívico-militares y misionales de ocupación. Justificación geo-estratégica: Completar la ocupación del territorio. Son artificios para negar a los pueblos indígenas como sujeto histórico de sus territorios, y es un instrumento ideológico para justificar su transformación en una minoría étnica en su propio medio, o la deportación de sus tierras ancestrales bajo pretexto de “utilidad pública y social”. Aparte de ello se hace uso abusivo y unilateral de la “función social de la tierra”, desconociéndose la función social integral dentro de la cosmovisión, comunalismo y espiritualidad de los pueblos indígenas: la función social del ambiente total, regiones de pesca, de cacería, de veda, de conucos itinerantes y semi-itinerantes, lugares sagrados etc. Se maneja dentro de esta ideología productivista con una visión unilateralmente occidental de la función social de la tierra, la cual atraviesa todas las leyes de reforma agraria en América Latina; desconociendo a los pueblos indígenas, afroamericanos y campesinos como sujetos de reforma agraria y transformándolos en obstáculos al llamado “progreso” y “desarrollo”. Casi todas las leyes de reforma agraria en América Latina se llamaron hasta fecha muy reciente “Ley de inmigración y colonización”, y sus institutos de reforma agraria “Instituto Nacional de Inmigración y Colonización”, lo cual daba cuenta clara de que el sujeto era el inmigrante europeo y no el nativo. Al inmigrante se le atribuía una condición natural para el “progreso” y “desarrollo” y al nativo para “el atraso”. Aparte de ello, esta ideología de los poblamientos a ultranza en las zonas indígenas fronterizas, dentro de su desarrollismo tecnocrático, opta por desconocer la fragilidad de los ecosistemas guayano-amazónicos y las formas de organización política, social y comunal de los pueblos indígenas. Y al final terminan convirtiéndolos en “problemas de seguridad de Estado”, mientras que, por debajo de la manga, entregan esas tierras a las transnacionales. Esta ideología sólo está interesada en la explotación de los recursos naturales del suelo y del subsuelo, sin importarle la continuidad de la vida y la reproducción de los ecosistemas.
-La ideología de las “altas”, “medias” y “bajas culturas”: Es un recurso ideológico que permite ir ajustando toda la valoración o desvalorización de las culturas sometidas a los mismos requisitos del sometimiento progresivo. Por ejemplo: incas, mayas y aztecas, como espina dorsal de América, como supuestas,“altas culturas americanas”. Luego la cultura chibcha, como “cultura mediana” y finalmente, las microsociedades caribes y arahuacas y de lenguas independientes, como “bajas culturas”, hasta limitar con los “naturales” u hombres “sin cultura”, cuyo modo de vida se confunde con la naturaleza: “el salvaje”. Vale decir, no se han “personalizado”, ni “culturizado” –no producen cultura con C mayúscula- y por tanto se confunden con la naturaleza. La trampa está en que las llamadas “altas culturas”, comparadas con las actuales culturas occidentales dominantes, quedan todavía muy mal paradas, porque éstas constituyen el modelo hacia el cual tienden todos los demás pueblos del planeta. Pero, sin embargo, es lo que más “se parece” a los orígenes de Occidente.
-La ideología de la colonización “global e irreversible”: Es el mito de que la colonización es global e irreversible. Entonces, se apela hoy a derechos de conquista de ayer sobre indios, afroamericanos, pardos y blancos de orilla. La occidentalización unilateral, no puede revisarse, ni ponerse en duda, porque eso atenta contra la direccionalidad sacrosanta del progreso. Hay una “mano divina” e invisible que recubre esa irreversibilidad (la matriz ideológica de la dominación): TODOS LOS CAMINOS LLEGAN AL CONSENSO DE WÁSHINGTON, TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN AL NEOLIBERALISMO. Para negarle a los pueblos mediante esta ideología de la dominación global y de la irreversibilidad del capitalismo occidental, la posibilidad de construir un camino propio y otro mundo distinto.
-La ideología mestiza de la “cultura única” hispano céntrica, o la “raza cósmica” de Vasconcelos: Es el cuento de siempre, de que somos un “híbrido”, una mezcla, una mezcla perfecta, la más perfecta de las mezclas. Y como todo lo mezclado o licuado, no se puede desbailar lo ya bailado. En la mezcla, ya todo está tan intrínsecamente unido, que no se puede identificar ninguna cultura en particular sino “todas en una” y “todas en ninguna” en una unidad donde no hay diferencias, donde ya no se puede percibir lo indígena y lo afro americano: sólo sobrevive lo español como supuesta cultura superior a la india y afroamericana. De todo el mito de “la cultura única” se desprende que:
Sólo Occidente tiene humanidad, los demás pueblos son pre-humanos
Sólo Occidente tiene cultura. Los demás pueblos tienen folclore
Sólo Occidente tiene ciudades, los demás pueblos, aldeas
Sólo Occidente tiene civilización, los demás pueblos son “primitivos” o “bárbaros”
Solo Occidente tiene una racionalidad, los demás pueblos son “irracionales”
Sólo Occidente tiene presente, los demás pueblos son “el pasado”
Sólo occidente tiene idiomas, los demás pueblos dialectos.
Sólo Occidente tiene arte, los demás pueblos artesanía.
Sólo Occidente tiene filosofía, los demás pueblos son prefilosóficos, pre-lógicos, pre-racionales.
Sólo Occidente tiene literatura, los demás pueblos fábulas.
Solo Occidente tiene ciencia, los demás pueblos magia.
Sólo Occidente tiene religión propiamente dicha, los demás pueblos “brujería”
Sólo Occidente tiene historia, los demás pueblos, arqueología.
El blanco es el pensamiento, el negro es folclore y el indio es arqueología.
El indio que nos vincula a la tierra, el negro al cuerpo y el blanco al pensamiento.
-La ideología del humor “criollo”: Impuesta por el pensamiento mantuano para ridiculizar a los de abajo y glorificar a los de arriba. Es para reirnos de los indios, los negros, los que no saben leer y escribir, de las mujeres, los ancianos, los impedidos, de la toponimia de las comunidades y barrios marginados y rendir pleitesía a nuestros dominadores. En definitiva burlarnos de nosotros mismos. “¡Te la das de guisqui y no llegas ni a caña clara!” “Esa negra amaneció hoy más contenta que preñá e musiú”. Contribuye a profundizar nuestra minusvalía, el deterioro de nuestra autoestima e identidad personal y colectiva. Se utiliza el humor del pueblo para negarlo y devaluarlo.
-La ideología populista, o la caricatura de lo popular: Como caricatura y perversión de lo popular. El populismo contribuye a la corrupción de las élites populares y de importantes sectores del pueblo.
-La ideología tecnocrática neoliberal, o el mito del cientificismo: Descontextuada de la historia, de las sociedades y de las culturas específicas de cada pueblo. Es cientificista, formalista, ahistórica, etnocida, etnogenocida y ecocida, y reduce todo a modelos, confundiendo sus modelos con la realidad misma. La realidad debe entrar en sus modelos preconcebidos y la letra entra con sangre en nombre de la modernización unilateral, la “ciencia”, “la tecnología” y “el desarrollo”.
- La ideología desarrollista: Hija de la ideología tecnocrática, promueve el desarrollo al margen de la realidad histórica, social, cultural y ecológica, llevándonos al colapso ambiental. Utiliza el desarrollo regional al margen de los intereses de la región y de sus pueblos y comunidades; pretende además presentarse como ideológicamente neutra para ocultar sus fines.
-La ideología de los pueblos transplantados del norte, o la falsa escogencia entre “civilización” o “barbarie”: Al declarar salvaje o bárbaro incivilizable al nativo, hay que matarlo, despoblar todo para poblar de nuevo con gente que tenga “mejor calidad” y una “vocación natural” para el progreso y el desarrollo. Es la conquista del oeste norteamericano de ayer y de hoy. Los restos poblacionales que queden hay que recluírlos en reservaciones para que no contaminen la “civilización” con su “barbarie”. Se pretende sustituir las poblaciones nativas por gente a la que se atribuye mejor calidad y una vocación natural para el progreso y desarrollo: ingleses, alemanes, franceses.
-La ideología fascista neoliberal: Renuncia a la democracia como tabla de salvación para la defensa de los intereses y privilegios de las clases, sectores transnacionales dominantes y del imperio. Es la carta bajo la manga que tienen estos sectores para preservar los privilegios e intereses. Ninguna clase social, ningún imperio o imperialismo renuncia espontáneamente a sus privilegios. Este fundamentalismo occidental apela siempre –apoyado en amplios sectores medios como base social- a motivaciones racistas-clasistas, etnistas y religiosas, expansionistas, construyendo en principio bases paramilitares de apoyo y el adoctrinamiento generalizado. El fascismo siempre utilizó el nacionalismo y la xenofobia como instrumento para alimentar el fanatismo masificante y despersonalizante de los pueblos.
-La ideología del apartheid: Es el fascismo mejor elaborado por las clases dirigentes de los pueblos transplantados. Donde los blancos buscan llevar “vida aparte”, con prohibiciones para los negros y reservaciones para los indios a fin de que no contaminen con su “barbarie” a la supuesta pureza racial y civilizatoria de los blancos. Por eso Estados Unidos ha inspirado todos los fascismos y racismos del mundo moderno.
- La ideología e intelectualidad: Es un problema estructural de fondo: nuestras universidades e intelectuales somos parte integral de la dominación occidental. Tenemos el reto de participar junto con los pueblos en una descolonización recíproca. Y así, una cosa es clara: las universidades y los intelectuales, no somos la luz en la oscuridad del tunel: no vamos a liberar a nadie. Tenemos que insertarnos en el proceso de una liberación personal y colectiva recíproca, con los pueblos y comunidades (o nos quedaremos, del otro lado del río, enfrentando el proceso, viendo correr el agua bajo los puentes). Por supuesto que –hoy más que nunca- necesitamos formar y desarrollar una intelectualidad libre, descolonizada y emancipadora, pluricultural e integracionista, en compromiso orgánico con los pueblos y comunidades.
De acuerdo a estas reflexiones de Saul Rivas Rivas, todas estas ideologías imperiales e imperialistas, expansionistas, racistas-clasistas, etnistas y machistas, son parte indesligable del tronco común de las teorías unilineales del “atraso” y del “progreso” occidental.
Hoy, cuando conmemoramos el Día de la Resistencia indígena, ante la evidencia del colonialismo todavía imperante en diferentes ideologías que sin darnos cuenta mantenemos, se hace evidente la urgencia y la tarea planteada por estas reflexiones bolivarianas: “Construir con los pueblos, referentes teóricos y metodológicos de naturaleza multilineal e intercultural”, en suma, anticolonialistas, para poder re-evolucionar.