La educación en el deporte es esencial para reducir la delincuencia

El deseo de jugar es un instinto natural que viene con el nacimiento de cada persona, por ello  es que a los pocos días de nacer un niño o una niña buscará distraerse al tocar o golpear algún objeto pequeño que se encuentre al alcance de sus manos, razón por lo cual el juego es lo más propicio para distraer sanamente al infante, cosa que al poderlo hacer cotidianamente constituirá el aporte más efectivo para que su voluntad no se desvíe hacia la realización de  travesuras inconvenientes y/o peligrosas. Cuando bebés, son los padres y parientes cercanos los que afectuosamente se encargan de suministrarles a los niños implementos que les sirvan para sus juegos, pero a medida que crecen y entran a su etapa infantil, 5 años de edad, ya a los padres y allegados les resulta más difícil proporcionarles los elementos para el juego debido al alto costo de ellos y además por necesitarse espacios amplios y acondicionados para realizar el juego que a cada infante pueda gustarle, pues necesitará desplazarse y correr en canchas y campos deportivos; por ésto son las instituciones del Estado los que están obligados, por ley, a proveer tales elementos. Sin embargo, a pesar de que el Estado tiene una inmensa responsabilidad formativa en cada venezolano, hoy casi no se le presta atención al deporte de niños y adolescentes lo que ha significado un gravísimo error para la república, por cuanto es en el deporte en donde hay que buscar y encontrar  tempranamente el buen comportamiento de la gente y así instituir una excelente sociedad en Venezuela.  

La dejadez del Estado con relación al deporte en la niñez y adolescencia no puede seguir tolerándose, tal apatía es absurda. Es necesario que esa actitud cambie radicalmente para bien del pueblo y por ello mi atrevimiento a sugerir: Que el Ejecutivo Nacional cree lo más pronto posible un segundo Ministerio de Deportes al cual se le asigne un presupuesto suficiente para que pueda cumplir su específica misión, dedicarse al incentivo, formación, ejecución y supervisión  de todo lo que concierna al deporte y recreación de niños y adolescentes. Y que este nuevo organismo oficial establezca oficinas en todas las localidades importantes de cada estado del país con el propósito de mantener una constante observación y colaboración con las entidades deportivas dependientes de alcaldías y gobernaciones. En el artículo 111 de nuestra Constitución Nacional se lee: “El Estado asumirá el deporte y la recreación como política de educación y salud pública y garantizará los recursos para su promoción. La educación física y el deporte cumplen un papel fundamental en la formación integral de la niñez y adolescencia” De tal manera que el nuevo Ministerio habría que distinguirse como una entidad especializada en la capacitación física, mental y espiritual; un ente formador de conciencia ciudadana en los niños y adolescentes.  

En cuanto al personal a utilizarse en este nuevo Ministerio de Deportes deberá ser seleccionado entre gente que sepa de promoción, entrenamiento, técnica,  organización y realización de eventos deportivos, evitando se cuelen entre estos hombres y mujeres aquellos que les guste permanecer todo el día en las oficinas; cuando su labor principal es la de realizar labor de calle y desarrollar diferentes juegos deportivos en los barrios, urbanizaciones, aldeas, caseríos y comunidades en general, llevando a cabo competencias en forma permanente con la finalidad de que los niños y adolescentes tengan la menor oportunidad de utilizar su tiempo libre en actividades que pudieran ser perjudicial a ellos mismos, a sus familiares, a su entorno y al país en general, pues al dejarle que ellos simpaticen con la ociosidad se estará permitiendo puedan ser atraídos por personas mal vivientes que los persuadan entrar en el sórdido mundo de la delincuencia. Desde hace muchos años se oye en boca de los gobernantes y personas ilustradas, que la delincuencia solo se combatirá eficientemente con la educación del individuo, pero tenemos que convencernos que  la educación del individuo no se basa en el grado de instrucción que pueda éste tener, no, definitivamente la educación solo es asimilable hasta los 13 años de edad. El trabajo del formador de conciencia tiene que ser constante y habrá que esperarse varios años para ver los resultados, sin embargo la espera será menor que la instrucción de un estudiante para obtener su título profesional a sabiendas de que buena parte de estos profesionales jamás llegarán a ser buenos ciudadanos. Sin duda alguna, es en el deporte donde se encuentra la solución al problema de la delincuencia.   

  Julio de 2.010

joseameliach@hotmail.com



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José M. Ameliach N.


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