¿Sirve la historia como herramienta de transformación liberadora de nuestra sociedad si la concebimos con los criterios convencionales? ¿Dónde está la transdisciplina? ¿Dónde está el inventamos o erramos de la Revolución Bolivariana?
En el horizonte revolucionario se divisa conocimiento dividido, los especialistas en sus respectivos feudos: Pensando por separado los filósofos de los historiadores; los geógrafos de los antropólogos, o los matemáticos de los biólogos. Ni siquiera estudiamos un ciclo básico común durante la formación en la universidad. Divide el conocimiento y dominarás, dice el poder omnipresente. En la misma forma y con fines semejantes a la división social del trabajo. Dividiendo en períodos con el mismo criterio euro céntrico del colonizador.
Llegan las efemérides del bicentenario y corren a cortar su tajada de tiempo, a fichar para repetir el mismo cuento, reeditando y reseñando acríticamente los mismos libros de siglos pasados. La mayoría se preocupa por mostrar que a tal o cual clase social no se le tomó en cuenta, orgullosos de una inclusión social superficial donde el conocimiento de ese pasado resulta, visto de tal manera, inútil como herramienta de transformación liberadora. Y en algunos casos para reeditar odios raciales, sacando de contexto documentos, que no explican por ejemplo que al blanco Lope de Aguirre también le dieron doscientos azotes por levantarle la voz a un funcionario colonial. En la lucha de clases hay asuntos más transformadores que en el rencor.
En el estudio de la independencia como un período separado de la invasión y conquista del territorio, e incluso del encubrimiento de América y del presente. Habría que peguntarle a los filósofos si no habría que liberar primero a la historiografía del criterio colonialista con que todavía se aborda la difusión nuestra historia para que el instrumento opere sin melladuras.
No se trata de escribir de nuevo la historia, sería un pleonasmo porque cada generación hace espontáneamente lo propio. Se trata de incorporarle instrumentos de pensamiento para que la gente identifique a la genuina historia cuando le vengan con cuentos.
¿Cómo podemos hacer para que las nuevas generaciones entiendan que no se puede saber si realmente hubo independencia si no confrontamos dialécticamente la forma como fueron tejidas las cadenas y como operaron los vectores de las fuerzas del dominio colonial? Cómo se transformaron y de qué manera aún operan algunas de ellas.
Cuando prevalece el coloniaje mental no es fácil percatarse que existe un solo tiempo histórico: el de la lucha de resistencia contra dominación colonial, cuando la primera supere a esta última, alcanzaremos {Nuestra América toda} la liberación o independencia integral que enuncia el presidente Chávez. Pero si grabamos en la memoria los enunciados como cita de cada respetable fulano, sin llegar al meollo del asunto. Seguimos modernamente, aplicando el discurso teórico para mover una máquina retórica, una maquinaria de sofismas, pero nunca obtendremos una historia transformadora.
Si digo que la historia de la Revolución Bolivariana está concebida desde el arco tenso de su flecha india donde apunta el ojo del primer guerrero que se opuso al coloniaje; y que hacia la libertad condujo su filosofía, y hacia la liberación su teología, o hacia el socialismo su teoría política. Simplemente estoy enunciando mediante un “discursi” poético, algo que proviene de un razonamiento de semejante categoría, para que pensemos en eso.
Fernando Braudel escribió sobre períodos de larga duración y de breve duración, pero eso es desde la relación espacio tiempo desde donde el francés relacionó su realidad para pensar. América tiene más de veinte mil años de historia, donde los quinientos años transcurridos resistiendo a la fuerza de algunos vectores de dominio colonial, que aún operan, como por ejemplo el de la concepción de la historia moderna, es de reciente data, aunque medio milenio de olvido resulte una eternidad para quien lo sufre.
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