Este artículo no ahondará en los detalles que de manera brillante expuso Alberto Nolia en el programa televisivo “papeles de Mandinga” del 13 de Septiembre; pero considero necesario reunir algunos de los datos en que centró su exposición para desarrollar el presente tema:
Nolia afirmó que “Los adecos blindaron durante la IV republica una cultura de poner el dedo donde no está la yaga; esa cultura persiste hoy; Nolia cita los siguientes ejemplos: 1. Frente al problema de la corrupción en la IV republica aprobaron la ley de salvaguardia del patrimonio público negándole a los corruptos los beneficios procesales; 2. Frente al problema de trafico de drogas; (en Venezuela el 99% de los delitos violentos están relacionados con el alcohol y las drogas) inventaron la ley contra las sustancias estupefacientes negándole a los imputados los beneficios procesales. 3. Frente al problema de los secuestros, la salida fue promulgar una ley contra la extorsión y el secuestro, que también le negaba los beneficios procesales; Nolia concluye que ninguna de estas leyes redujo ni la corrupción, ni el narcotráfico, ni el secuestro.
Nolia pone el dedo en la yaga afirmando: “En esta mentalidad puntofijista de poner el dedo en el cogote cuando la yaga esta en el tobillo; se trata de hacernos creer que el problema de la delincuencia es consecuencia de las armas; y entonces ya tienen lista para aprobar una ley que como las anteriores priva de beneficios procesales a quienes porten ilícitamente un arma de fuego, penándolos como si fueran los peores delincuentes; cuando pudieran ser personas que pudieran estar como muchos en situación de peligrosidad e “inventan estupideces como ponerle serial a las municiones cosa que no existe en ninguna parte del mundo”. ¿En un estado como el nuestro que no es capaz de desarmar a los delincuentes que están en la cárcel va a ser capaz de desarmar a los malandros que están en la calle?; el problema no es el arma sino el ampón que la empuña”; Alberto Nolia exhortó públicamente a los diputados del PSUV a no ser demagogos, a no comprarle la agenda de la derecha porque la delincuencia es un problema serio.
Introducción
Existe toda una mitología desarrollada por una mediocre intelectualidad de la clase media venezolana acerca del problema de la violencia y la delincuencia. Este sector de la capa social que en el periodo presidencial de Rafael Caldera levantaba las banderas de la autodefensa, adquirió para ese período más de 100 mil portes de armas y se estiman que poseen más de 200 mil armas legales que hoy se mantienen.
Hoy día, es precisamente este sector social y su vanguardia organizada en partidos de derecha (primero justicia, MUD etc.) quienes sacan al debate público en el marco de las elecciones parlamentarias la discusión sobre la ley de desarme como opción mágica para acabar con la delincuencia.
Entretanto, Los diputados del PSUV tienen un año discutiendo la ley de desarme. Estos parlamentarios, artistas en evadir los temas estructurales (código de comercio, ley del trabajo, ley de universidades, ley de patentes etc.) y sustituirlos por análisis superficiales inician hoy bajo el chantaje de la derecha la segunda discusión sobre esta ley.
Las preguntas centrales de esta discusión es: ¿a quién desarmará esta ley?,
La clase media mayoritariamente conserva armas de fuego en la legalidad para apuntalar la salida del gobierno bolivariano (más del 60% de la clase media piensa que la solución a sus conflictos es la salida de Chávez). Estos no serán desarmados.
El narcotráfico y sus redes en los barrios y en las policías (veamos el caso de la banda los invisibles) se estima que poseen más de 800 mil armas de fuego ilegales y una gran capacidad de soborno para defender las armas que a su vez protegen sus mercancías. Este es el sector que promueve la violencia en los barrios de Latinoamérica, es el sector a ser desarmado. Pero ni el estado Venezolano ni la clase media están en capacidad para hacerlo.
Esta afirmación parece exagerada, pero a juzgar por la experiencia de países como Colombia y México; en donde los estados nacionales han gastado inmensas cantidades de recursos militares y sin embargo no han podido vencer las resistencias de la violencia delincuencial aupada por el narcotráfico.
José Miguel Insulza, presidente de la OEA expresó recientemente que: “La lucha al narcotráfico tiene temas espinudos, no queda duda”, y “uno tiene que ver con que los grupos armados de narcotraficantes están en algunos países amenazando la hegemonía del Ejército”, advirtió.
¿Qué sector social puede desarmar a la delincuencia?
La delincuencia es en términos de clase la violencia del lumpen-proletario; por lumpen entendemos a ese sector social que realiza una actividad económica al margen de la ley (sicarios, mulas, narcos).- el lumpen actúa al margen de la ley, impone sus propias reglas sometiendo a poblaciones enteras; la principal base económica del lumpen en Latinoamérica es el narcotráfico que a su vez protege cada eslabón de su cadena con la presencia de un ejército de jóvenes provistos de armas de todo tipo y una gran capacidad de soborno hacia organismos oficiales a través del dinero.
El pueblo organizado en poder popular es el sector que puede atacar este flagelo estructural; puede hacerlo porque conoce el problema, porque lo padece y porque es el sujeto histórico de la revolución. Precisamente son los susceptibles a ser desarmados o imposibilitados para armarse por esta ley con penas mayores a 10 años.
¿Qué otras salidas se están discutiendo en el continente para detener la violencia delincuencial?
Vicente Fox, ex presidente de México recomendó recientemente a los dirigentes políticos de México “estudiar la posibilidad la legalización de las drogas como un método "rápido y eficiente" para disminuir la violencia asociada al narcotráfico que existe en el país azteca, y que deja un goteo diario de varias muertes (…) “me parece un camino que puede ser rápido, eficiente, para el tema de la violencia y para el tema de la salud pública en función del consumo de drogas".
Recordemos que las FARC en su propuesta a la UNASUR hace un año se refirió a esta propuesta que hoy sostiene el ex presidente mexicano Vicente Fox como una salida que permitiría a los estados nacionales regular la distribución y las dosis en el consumo de drogas y socavaría las bases económicas que hoy arman a los jóvenes en los barrios de América latina.
Para Juan Carlos Hidalgo, Coordinador de Proyectos para América Latina del Cato Institute: “La prohibición de las drogas ha tenido consecuencias desastrosas muy similares a la que sufrió el alcohol en los años veinte en Estados Unidos. Sin embargo, en vez de reconocer el fracaso de dicha política, la mayoría de los gobiernos alrededor del mundo se han empeñado en gastar más recursos y atentar más contra las libertades de sus ciudadanos en un esfuerzo inútil por detener el comercio ilegal de narcóticos. Legalizar las drogas eliminaría o mitigaría significativamente las terribles consecuencias que enfrentamos bajo el actual enfoque prohibicionista”
¿Existen experiencias de la legalización de las drogas?
En el año 2001, Portugal despenalizó todas las drogas, incluyendo la cocaína y la heroína. Los resultados prácticos fue que ni el consumo de drogas aumentó y se disminuyó significativamente la crisis de salud publica relacionada con este tema.
Hasta la derecha conservadora de California a través del gobernador Arnold Schwarzenegger anunció que es hora de estudiar detenidamente la despenalización de la marihuana, la cual ya es el cultivo comercial más importante del estado.
Conclusiones
Para desarmar la violencia del lumpen-proletario es necesario atacar su base económica y cultural; es preciso estudiar y considerar el tema de la legalización de las drogas, regulando la comercialización, dosis y consumo; estableciendo una política de atención a las personas farmacodependientes acompañado de una batalla cultural contra el consumo de drogas, tal cual como se hizo para legalizar el alcohol y el tabaco.
La adicción a las drogas es un problema. Pero así como la prohibición del alcohol fue una manera incorrecta de lidiar con el problema del alcoholismo, también la guerra contra las drogas es la solución equivocada para hacer frente a la adicción a los narcóticos.
Con la legalización de las drogas será cercado el centro económico que arma a los agentes del narcotráfico en los barrios; podríamos pasar a una política de desarme de los sectores delincuenciales restantes y someterlos a la voluntad del poder popular. Para que este sometimiento se haga de manera permanente, esta política debe ser ejecutada por el pueblo organizado en armas: los comités de defensa de los consejos comunales, los milicianos o la policía comunal.
Debe haber una política de regulación de la programación violenta en horarios infantiles; un control sobre programación machista y las novelas de Televen referidas al narcotráfico.
Podemos concluir que la violencia apareció cuando aparecieron las clases; el capitalismo mantiene su saqueo al mundo por la fuerza de las armas; hoy la violencia es su modo de ser; en Latinoamérica el capitalismo mafioso lleva las armas a los jóvenes; la revolución debe detener este flagelo; aceleremos todas estas medidas combinadas al plan de desarrollo productivo socialista; el cual traerá una nueva cultura del trabajo. De esta forma podremos decir junto a los cubanos “hemos vencido la violencia delincuencial”.
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