El 17 de noviembre de 1983 un pequeño grupo guerrillero se introduce a la Selva Lacandona en Chiapas, el que habría de ser, años después, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Las primeras noticias públicas de la existencia de la guerrilla en Chiapas se produjeron tras la muerte de dos militares que aparecieron calcinados en San Isidro El Ocotal, el 20 de marzo de 1993. Luego siguieron los enfrentamientos en Corralchen, entre Ocosingo y Altamirano, del 22 al 24 de mayo de ese año.
No obstante será hasta el 1 de enero de 1994 cuando aparece públicamente el EZLN, cuando de las sombras de las montañas aparece un grupo armado para ocupar siete ciudades y cabeceras municipales en Los Altos y "a las puertas de la selva".
A principios de los años 80 cuando México había intentado "administrar la abundancia", según el eslogan de José López Portillo en su sexenio, cuando iniciaba el periodo de Miguel de la Madrid y de alguna u otra forma comenzaba el neoliberalismo, seis guerrilleros, "tres mestizos y tres indígenas", quienes parecían haber salido de las luchas guerrilleras de las décadas de los 70 en el país, establecen el primer campamento zapatista en la Selva Lacandona, el cual llevaba por nombre "La Pesadilla".
"Entramos en la Selva, entramos en la pesadilla -diría el subcomandante Marcos en 1994-. Realmente fue una pesadilla, sin ningún apoyo de los pueblos, sólo este pequeño grupo politizado. Fueron tiempos duros de sacarle a las montañas la casa, la medicina, todo, ya que no había forma de andar metiendo la comida, ni nada, y por supuesto, en aquel entonces no había apoyo de los pueblos". (¡Zapata vive!, Giomar Rovira, Ediciones Virus, Barcelona, 1994, p. 46).
Hasta 1985, "antes de que la organización entre en contacto con las comunidades define su estrategia política-militar en términos de acumulación de fuerzas en silencio". (El sueño zapatista, Yvon Le Bot, Plaza y Janés, México 1997, p. 129). También deciden que "el crecimiento militar debe ser proporcional a crecimiento político".
Entonces, el pequeños grupo guerrillero, por esos años de clandestinidad, entra en contacto con una "elite indígena" muy politizada, que conocía lo que es vivir marginado y en el encuentro "coinciden en que es necesaria la lucha armada" (Le Bot, p.133).
En enero de 1993 se crea el Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI), que "habrá de ser el mando máximo". Este comité agrupa a los dirigentes de las comunidades zapatistas. Así el EZLN queda subordinado a una autoridad civil producto de las propias comunidades.
La madrugada del Año Nuevo de 1994, cuando México amanecía ya con un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, algunos indígenas organizados y armados, protegidos por la noche salieron con "su verdad de fuego" para hacerse oír y hacen pública la primera Declaración de la Selva Lacandona: techo, tierra, trabajo, educación, vivienda, salud, paz digna, democracia, justicia y libertad.
Tomaron por sorpresa siete cabeceras municipales de Chiapas: San Cristóbal de Las Casas, Las Margaritas, Altamirano, Oxchuc, Huixtán, Chanal y Ocosingo. La sorpresa para el Gobierno federal, encabezado por Carlos Salinas de Gortari, fue la magnitud y el despliegue organizado de ese grupo indígena.
El Ejército Mexicano tardó más de 24 horas en responder. Salinas intentó presentar a los indígenas rebeldes como "un grupo de extranjeros monolingües", como "transgresores de la ley" y "profesionales de la violencia".
El 2 de enero de 1994 mientras que el EZLN atacaba por tres flancos el cuartel de Rancho Nuevo sede de la 31 Zona Militar, para cubrir la retirada de sus compañeros, en Ocosingo se producía los enfrentamientos más crueles; por dos días se enfrentaron ambos ejércitos. Primero llegó un contingente de mil 800 soldados, los cuales fueron reforzados por otros dos mil 400 al día siguiente.
La mañana del 3 de enero los soldados tomaron el mercado municipal de Ocosingo, resultando más de nueve muertos (cinco zapatistas fueron ejecutados con tiros de gracia y con las manos amarradas) y ese mismo día el EZLN anuncia la captura del general Absalón Castellanos Domínguez.
El 4 de enero hubo enfrentamientos en las afuera de Ocosingo. La Secretaría de la Defensa calculó en 61 los muertos en esos combates.
Ese mismo día helicópteros y aviones de la Fuerza Aérea Mexicana inician bombardeos en los cerros del sur de San Cristóbal de Las Casas. Para el día 5 de enero continúan los bombardeos y en los ataques resultan averiadas siete aeronaves por las tropas zapatistas.
El Ejército federal militariza la región (con un despliegue de unos 25 mil soldados) y bloquea el acceso a la región de la Selva y los Altos, es decir, quedan aislados 15 municipios.
El 6 de enero el expresidente Salinas de Gortari da su primer mensaje a la nación el que niega que se trate de un alzamiento indígena y ofrece el "perdón" a quienes depongan las armas, mientras que el EZLN plantea sus condiciones para establecer el diálogo con el Gobierno federal: reconocimiento como fuerza beligerante; cese al fuego de ambas partes; retiro de tropas federales; cese de bombardeos y formación de una Comisión Nacional de Intermediación.
Hasta el 10 de enero, Manuel Camacho Solís es nombrado comisionado para la Paz y Reconciliación en Chiapas, también ese día renuncia el secretario de Gobernación, Patrocinio González y es sustituido por Jorge Carpizo.
Después de los días más tensos del levantamiento armado el 20 de febrero llegan a San Cristóbal de Las Casas 19 delegados del EZLN para participar en el diálogo y ese día de 1994 se instalan los "cinturones de seguridad" de la Cruz Roja Internacional, de la sociedad civil y la policía militar que resguardarían las negociaciones.
Por los primeros días de marzo, los zapatistas entran en contacto con representantes de la sociedad civil y diversas fuerzas políticas del país.
El 9 de febrero de 1995, el expresidente Ernesto Zedillo aparece en televisión nacional anunciando que se ha descubierto la identidad de los dirigentes del EZLN y ordena su detención, por esas fechas la Comisión Nacional de Intermediación (Conai) lanza un llamado urgente a las partes para que reinicien el diálogo y los zapatistas condicionan su regreso si el Ejército militar sale de las comunidades indígenas y que se anulen las órdenes de aprehensión.
En 1996 los zapatistas lanzan su Cuarta Declaración de la Selva Lacandona donde se plantea la decisión de ayudar a construir la decisión de una fuerza política, no partidaria, que no lucha por el poder, independiente y autónoma, civil y pacífica basada en el EZLN.
A 11 años de levantamiento armado y a 22 de que comenzó a organizarse el EZLN en las montañas de la Selva, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional "ha operado más por ser una fuerza de transformación social" -según el obispo de San Cristóbal, Felipe Arizmendi-, que un grupo guerrillero que esté en constante lucha armada con el Ejército Mexicano.
Ha dejado de tener una continuidad con las luchas guerrilleras en Latinoamérica, es decir, los indígenas "derrotan a los guerrilleros". Lejos de convertirse en comunidades al estilo castrense, el contacto produjo un choque cultural que invirtió la jerarquía y se convirtió en una sublevación indígena por sus derechos, su cultura, sus costumbres, su autonomía.
Ha hecho que el resto del país y el mundo volteen al sureste mexicano y al menos reconocer la importancia de los pueblos indios, de sus costumbres, sus tradiciones, su forma de pensar y actuar, su autonomía, su lugar en la historia de México, de Chiapas, de la humanidad.
Ha logrado aunque no esté de acuerdo del todo, que el Gobierno de la República haya creado la Ley de Derecho y Cultura Indígena aprobada en el Senado de la República el 26 de febrero de 2002.
Pero a casi 11 años del levantamiento armado, el EZLN y el Gobierno federal han interrumpido el diálogo principalmente porque el Estado no da cabal cumplimiento a Los Acuerdos de San Andrés firmados el 16 de febrero de 1996, con el expresidente Ernesto Zedillo, no ha liberado a los presos zapatistas y no ha retirado al Ejército de la Zona Altos en su totalidad.
Los puntos básicos de Los Acuerdos de San Andrés Larráinzar son: reformas al artículo 27 Constitucional, para garantizar tierras a quienes las trabajan; impulsar política de sustentabilidad; para que se preserve las tierras y los recursos naturales de los pueblos indígenas o que contemple los costos sociales de los proyectos de desarrollo.
También dentro de los puntos de dichos acuerdos se pide la construcción de una sociedad nacional con un nuevo modelo económico, político-social y cultural incluyente; que haya intérpretes en los juicios que se les siga a los indígenas.
De igual forma en Los Acuerdos de San Andrés se establece que se legisle en pro de los derechos de los migrantes, indígenas o no dentro y fuera del territorio nacional; que los municipios indígenas tengan garantizado el acceso a infraestructura, capacitación y recursos económicos adecuados; y garantizar la obtención de propios medios de comunicación a los pueblos indígenas y fijación de tiempos para echar a andar los acuerdos.
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