Las artes sobreviven
para brindarnos deleites que amortizan la fatigante vida en la industrialización,
así lo relataba el mítico Oscar Wilde en su obra “El alma del hombre
bajo el socialismo”, refiriéndose a las precariedades de nuestra
clase trabajadora. De allí que en transición hacia otro mundo donde
la economía esté al servicio de la sociedad y no al revés, sea vital
defender los espacios y expresiones de cultura popular que nos elevan espiritualmente.
No obstante en Venezuela,
una élite mezquina ejerce un permanente psicoterror mediático contra
el pueblo, intentando privarle de un disfrute social al margen de diatribas
partidistas; e irónicamente esta minoría culpa de ese hecho al líder
que públicamente convoca al dialogo democrático.
Es nuestro deber ciudadano
rechazar los actos de esa élite afanada en ganar rentas electorales
en desmedro de la paz social y promover una cultura que reafirme ante
los venezolanos de cualquier signo que el modelo bolivariano es fiel
promotor de la tolerancia y la inclusión pues así derrotaremos la
campaña falaz de los verdaderos discriminadores.
Aun no he visto ningún
escritor marxista entrevistado en televisoras oposicionistas ni deportistas
o artistas bolivarianos cuyos triunfos sean celebrados más allá de
politizados cuestionamientos mediáticos.
Por esto, saludo programas
como “La librería mediática” de Marialcira Matute, compañera
con quien compartí recientemente y que siempre invita a la gente comprometida
con las artes, a dar ejemplo de convivencia digna en función de una
cultura edificante.
(*)Constitucionalista
y penalista. Profesor universitario.