El 11 de abril de 2002 es una fecha que difícilmente podré olvidar. Trabajaba entonces en el Palacio de Miraflores, en la entonces Secretaria de la Presidencia, formaba parte de un equipo de asesores del entonces Ministro, doctor Rafael Vargas. De manera que fui testigo presencial, parcial, de los acontecimientos que durante todo el día y la noche se suscitaron en ese recinto, hasta la salida del presidente Hugo Chávez Frías al amanecer. En medio de la tensión de esa noche pude observar, mejor dicho, vivir a plenitud, en el fulgor de la angustia de aquellas horas infinitas, el desconcierto de los presentes ante los terribles acontecimientos, que ese día dejaron muertos y víctimas pero que los siguientes, el 12 y 13 de abril pusieron en vilo la tranquilidad de todo un pueblo.
El poder fue tomado por asalto. Fuimos noticia mundial en medio de situaciones descalabradas, que dejaron evidencia de lo que estaba por venir. Una guerra a muerte.
Al ritmo de aquellos acontecimientos, durante los días 11, 12 y 13 de abril- que marcaron la historia política del comienzo de milenio en el país- todo giraba en torno a un líder, Hugo Chávez Frías, quien en mi opinión, luego de aquellos hechos, se curtió en conocimiento, en tomar el timón con rumbo más preciso. Procesar todo aquello fue seguramente la lección crucial para él y el cambio que debía apurar en los años siguientes.
Y digo esto porque es luego del Golpe de Estado del 11 de abril y más aun después del Golpe petrolero, que se produjo en diciembre de ese mismo año, cuando Chávez deja atrás el hombre confiado y logra la sagacidad del estratega político en que hoy se ha convertido, un poderoso líder que siempre camina al filo de la navaja.
Recuerdo que aquella época y antes de ganar la presidencia, no eran pocos los calificativos contra Chávez, al que querían hacer ver como un tipo bruto, ordinario, el campesino de Sabaneta, etc, etc. El era, para esa elite poderosa venezolana, un villano de poca monta, o mejor dicho, un caudillo, que por cierto no comparan con Emiliano Zapata o Pancho Villa sino con Hitler, Mussolini, Pinochet, Misolevic, en fin, Chávez da para todo.
Por aquellos días de abril de 2002 no se hablaba de socialismo. Pero luego de estos nueve años que han pasado después del Golpe del 11 de abril, es indiscutible que Chávez es un líder continental y mundial, guste o no a los que hacen oposición, guste o no a los gobiernos imperiales, a los dueños de las grandes cadenas televisivas, agencias de noticias, que han hecho en todo este tiempo un trabajo de campaña permanente en su contra, espionaje, contraespionaje, ataques mediáticos que no van a terminar nunca, ya que el presidente venezolano representa un modelo político antagónico al del capitalismo. Pero además Chávez abandera un socialismo suigeneris, una corriente de pensamiento y acción nunca aplicado en Venezuela ni en otra parte del mundo, ya que es precisamente un paradigma que aun es observado desde muchas partes del mundo, con gusto en algunos, disgusto en otros, los que lo comparan con el modelo cubano y expectativa en otros cuantos. Ciertamente tiene sello propio. Solo el tiempo por venir dará mejor definición. Lo que si es palpable es que apunta a disminuir la pobreza, la ignorancia ya que intenta mejorar la brecha social desigual.
Despues del Golpe del 11 de abril Chávez se hizo un líder revolucionario en la acción. En esos primeros años era prematuro ese cambio social, que luego se daría en más profundidad, mejorando las estrategias para activar el poder popular y otras estructuras, como constituir un partido poderoso. Con el tiempo y en la batalla permanente, Chávez ha logrado parte de ambos propósitos. Queda mucho por hacer. Tiene la entereza de quien se apega a un ideal. Es asombrosa su capacidad para trabajar y combatir más allá de lo comprensible los momentos de infortunio, que no han sido pocos. De manera que la revolución bolivariana ha tomado impulso en estos últimos años aun cuando el trabajo de conciencia política y socialista apenas se siente. Por su eficiente trabajo como líder a tiempo completo no es casual que luego de casi doce años en el poder, mantenga sus niveles de popularidad.
Chávez ha podido afrontar el tiempo pleno de dificultades y también de bendiciones, que para muchos se traduce en suerte, pero es que también ha tenido buen tino para articular estrategias continentales como la creación del Alba y todos los planes que reafirman la proyección de un bloque Sur. De manera que la integración latinoamericana y del Caribe no es un discurso, la elevó al plano humanista-trasciende lo meramente comercial - y con un transitar de propuestas y acuerdos favorables a todos los pueblos logra amalgamar intereses comunes a la región, logrando mantener lazos de hermandad muy favorables.
Ahora, en retrospectiva, aquella noche del 11 de abril, cuando se llevaron al presidente Chávez al Fuerte Tiuna creo que le hiceron un gran favor, porque un hecho tan abrupto y perturbador como un Golpe de Estado en un pueblo joven, en un país prospero como Venezuela, provocó impacto, un malestar generalizado y a su vez las ganas de apoyar, de conocer la propuesta de gobierno de Chávez. Apartir del 11 de abril de 2002 se forja el arranque del auténtico proceso bolivariano que libra esta revolución, que con sus ventajas y fallas se afirma cada vez más y hará muy difícil volver a la aplicación de viejos modelos políticos. Ahora suman millones los que han mejorado su nivel de vida, de conocimiento, estudio y de ninguna manera van a permitir el sometimiento y menos aun volver a la exclusión social, política y económica del pasado.
Después del Golpe del 11 de abril se dio paso a las misiones sociales, una estrategia puntual que desde entonces hizo un piso político de importancia, para atender esas emergencias de exclusión, individualismo, que por décadas aupó la democracia bipartidista (AD-Copei) neoliberal, neocolonial, que se perdió en descarada corrupción en todos los estratos de poder, alejados de pueblo.
Por eso el Poder Moral del que hablaba Simón Bolívar era y sigue siendo necesario, para avanzar hacia la verdadera justicia e igualdad y equilibrio en la repartición del bienestar. Aun sigue siendo una necesidad las lecciones de humildad, sobre todo, para los que tienen poder de decisión en el gobierno y que incluye a los funcionarios de menor rango y dirigentes y militantes del Psuv.
Los logros de la revolución bolivariana son numerosos, pero en esencia, el cambio más importante radica, obviamente en la educación y mejor forma de vivir, pero sobre todo en la evolución de la conciencia política de los ciudadanos.
Al mismo ritmo, la discusión política se inserta en casi todo lo que mueve y en consecuencia la opinión, la acción y hasta el sentimiento, se someten al análisis, la reflexión, y con un ciudadano más formado, educado, con una visión distinta de la vida, que puede hacer confrontación ideológica y expresar el pensamiento critico, entonces la tarea de moralizar a la sociedad, con valores ciudadanos, eticos y morales, sigue siendo un trabajo por avanzar. Penetrar los barrios con planes concretos sigue siendo un reto.
De manera que el Golpe del 11 de abril de 2002, en mi opinión, fue un acontecimiento que marcó la vida política de Chávez pero también del pueblo entero. Como contradicción él aseguró su estancia en el poder, avanzando con el proceso revolucionario, que para su emancipación requiere, además de un líder firme, trabajador, honesto y desprendido, un equipo de igual calibre, pero sobre todo, hacer comprender a mucha gente, millones, que deben dejar atrás el deseo del paternalismo adeco-copeyano que tanto daño hizo y esforzarse en trabajar por lo que quieren.
Ahora no hay excusa para los flojos, vividores o manganzones, sobran las universidades y beneficios para el colectivo, en especial para los más pobres, este tiempo es de oro. Dudo que vuelva a nacer un Presidente que se empeñe más que Chávez en sacar a un pueblo de la pobreza, de la miseria.
Afortunadamente, el presidente Chávez ha comprendido su papel en esta historia. En estos nueve años después del Golpe del 11 de abril se ha cultivado notablemente, estudiando, leyendo, investigando, escudriñando a pensadores, políticos, sabios, grandes autores. Cumple la palabra y es fiel a su pensamiento bolivariano.
Algunas personas todavía preguntan si en verdad Chávez renunció o no aquella noche del 11 abril, y me parece increíble que aun tengan esa duda. El presidente Chávez confrontó a los golpistas hasta altas horas de la madrugada en el Palacio, en su despacho estuvo, un acontecimiento que dos años después narré en “De Chávez el chavismo y otros relatos”.
El 11 de abril de 2002 en el Palacio es y será un recuerdo valioso, que llevó en mi mente y corazón y no tiene precio porque fue una vivencia única. Derrocar un Presidente y reponerlo en su cargo en tan pocas horas es un hecho crucial, casi diría que mágico, razón por la cual estoy convencida que el presidente Chávez estará dirigiendo los destinos de la patria hasta que Dios quiera, porque ni el mismismo difunto padre, Ignacio Velazco, habría creído que Chávez, quien estuvo esa noche del 13 de abril con en la Orchila, posiblemente a punto de salir del país o morir, seguiría siendo el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela por tantos años más y de paso que se consolidara como un líder continental sin igual. “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del Cesar”.