Se trata, ciertamente,
de un complejo asunto sociopolítico, pues si se sabe las clases contrarrevolucionarias
han sobrevivido en anteriores ensayos socialistas (Europa Oriental),
es mucho más factible que lo hagan en el marco de un gobierno popular
de unidad nacional como el que se estila en muchos de los países no
industrializados en el siglo XXI.
Es así que la clase
empresarial (burguesía), hace oposición a los nuevos gobiernos populares,
en unas circunstancias extremadamente favorables e insólitas para quienes
conocen como fue la vida de los factores adversos a gobiernos burgueses
en el siglo pasado. Notable ejemplo es Venezuela para diferenciar a
la vieja oposición izquierdista que combatió a Rómulo Betancourt
y la nueva oposición derechista que hoy hace todo por derrocar a Hugo
Chávez.
Betancourt estrenó
la Constitución venezolana con la suspensión de las garantías civiles
y políticas en ella contemplada, los destacamentos marxistas de entonces
cayeron en su trampa y emprendieron la aventura de la lucha armada,
que para entonces lucía como la única alternativa de resistencia frente
a la falsa democracia vendepatria y hambreadora.
Sin derechos civiles
ni políticos, bajo la persecución de aparatos oficiales de exterminio,
nuestros ancestros alzados contra el régimen burgués fueron víctimas
de asesinatos, torturas y desapariciones forzadas a consecuencia de
la acción sistemática de un Estado fascista.
Hoy la oposición es
encabezada por la burguesía, no hay garantías constitucionales suspendidas,
prevalece un libre juego democrático, no hay asesinados políticos,
y tanto partidos como ONG's derechistan gozan de masivo financiamiento
económico nacional y extranjero, además de un poderoso entramado comunicacional
que no sólo les permite difundir ampliamente sus ideas sino inclusive
hostigar a la ciudadanía con un brutal bombardeo mediático de mentiras
y medias verdades.
Ahora bien, si por obra
de la poderosa oposición venezolana actual (adinerada, mediática,
empresarial, latifundista, bancaria, en pleno goce de sus derechos constitucionales,
patrocinada los gringos y sus amigos, etc) la ideología capitalista
se mantiene todavía robusta en nuestro país, y si a esto le añadimos
que la ola capitalista arrecia como modelo dominante contra los pueblos
del mundo (véanse las crisis en EE.UU., Europa y Asia), entonces hay
pluralidad de indicios para afirmar que el Socialismo Bolivariano o
Socialismo del Siglo XXI es una propuesta innovadora, valiente y desafiante
al "New World Order" (nuevo orden mundial del hegemonismo
yanqui a partir del colapso de la antigua URSS).
De conformidad con esta
última aseveración la Revolución Bolivariana constituye la esperanza
del mundo, una referencia moral para quienes luchan hoy por la emancipación
de sus pueblos y el establecimiento de un sistema mundial distinto al
capitalismo, en el cual la paz y la igualdad sean los ejes fundamentales
de la convivencia humana. Sin embargo, no debemos ser ingenuos, y obligatorio
es ponderar la dimensión del enemigo en esta etapa vigente que recrea
la disputa entre "David y Goliat", nos enfrentamos a las grandes
burguesías del mundo: la estadounidense, la europea, las sembradas
por los gringos en América Latina, incluyendo la venezolana.
Ahora bien, lejos dar
la batalla por perdida, oportuno es dirigir la mirada a los pueblos
que han resistido adversidades semejantes, uno de ellos el digno pueblo
cubano; sintetizo ese ejemplo en palabras recientes del Comandante Raúl
Castro, quien alertó que hoy por hoy, la mayor amenaza contra la Revolución
no era el Imperialismo sino los errores (desviaciones capitalistas)
que pudieran cometer los propios cubanos. De manera que en nuestra amada
nación donde el capitalismo diariamente nos salpica y contemplamos
por doquier la promiscua convivencia del comportamiento conservador
y el hacer revolucionario; yo, uno más en la heterogénea masa de venezolanos
que apoyan el cambio político actual, pregunto: ¿Qué hice hoy por
construir el Socialismo?
(*)Abog. Constitucionalista y penalista. Profesor Universitario.