En ocasión del Primer Congreso Mundial de Alfabetización en la ciudad de La Habana, Cuba, y celebrado con el objetivo de analizar las posibles soluciones al problema de más de 800 millones de personas analfabetas en el mundo, valen la pena algunas reflexiones.
En primer término, dejar por sentado que en un mundo o en países donde este mal social alcanza tan significativa proporción, las cosas andan mal. No son posibles, están limitados o en tela de juicio, la libertad, la justicia, la equidad y la fraternidad. Razón tenía José Martí cuando afirmara que "ser cultos es la única manera de ser libres". Por esta razón, como ejemplo de que las cosas pueden cambiar hacia lo mejor y el alcance de metas que parecían imposibles, la experiencia venezolana sobre alfabetización tuvo tanto impacto y fue referencia constante en el foro.
La conciencia en torno al problema del analfabetismo, a la valoración que existe sobre la afectación que significa para el desarrollo humano y el disfrute pleno de los derechos humanos, sobre las posibles vías de solución a través de la colaboración internacional, es hoy elevada en los sectores gubernamentales y populares de muchos países. De ahí que la creación en este foro de un Frente Internacional para promover la lucha por la erradicación del analfabetismo, sea una gran iniciativa que debe trascender por sus propósitos nobles de emancipación humana y desarrollo social.
A la hora de analizar este asunto del analfabetismo: sus causas, sus repercusiones y sus soluciones, son muchos los razonamientos que pueden ser válidos para aplicar, desarrollar y apoyar, de las mil formas posibles, los proyectos dirigidos a derribar una carga pesada que aplasta los hombros de gran parte de la humanidad desde hace muchos siglos. Sólo la solidaridad puede enfrentar a un producto de la injusticia y la indiferencia, sólo ella puede decidir esta batalla a favor de los olvidados, los marginados, los excluidos; todos ellos integrantes de esa inmensa muchedumbre que puebla las tierras doloridas de los cinco continentes.
El Congreso tuvo su sede en un país que tiene una larga tradición y éxitos en el terreno de la educación y la cultura. Baste señalar algunos elementos como los siguientes:
Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria e iniciador de la Primera Guerra de Independencia, estaba, cartilla en mano, enseñando a leer y a escribir a pobladores de la Sierra Maestra, hasta fecha cercana a su caída en combate. Diez días antes de su muerte apuntaba en su Diario el l6 de febrero de 1874: " Estoy enseñando a leer a varias personas".
Muchos años más tarde, en la misma Sierra Maestra, y en condiciones igual de adversas de la lucha guerrillera, el argentino Ernesto Che Guevara, se convertía en alfabetizador de hombres de su tropa. Así reflejó esos instantes en su Diario de Guerra el 9 de Febrero de 1957, referente a la muerte de Julio Zenón Acosta, a pocos pasos de Fidel, a consecuencia de un ataque a la guerrilla: "Fue mi primer alumno en la Sierra; estaba haciendo esfuerzos por alfabetizarlo y en los lugares donde nos deteníamos le iba enseñando las primeras letras; estábamos en la etapa de identificar la A y la O, la E y la I. Con mucho empeño, sin considerar los años pasados sino lo que quedaba por hacer, Julio Zenón se había dado a la tarea de alfabetizarse... Porque Julio Zenón Acosta fue otra de las grandes ayudas de aquel momento y era el hombre incansable, conocedor de la zona, el que siempre ayudaba al compañero de la ciudad que todavía no tenía suficiente fuerza para salir de un atolladero; era el que hacía el fuego rápido, el que encontraba la cueva necesaria para encender fuego un día de lluvia; era en fin, el hombre orquesta de aquellos tiempos... El guajiro inculto, el guajiro analfabeto que había sabido comprender las tareas enormes que tendría la Revolución después del triunfo y que se estaba preparando desde las primeras letras para ello, no podría acabar su labor".
Como vaticinio de lo que ocurriría después del triunfo de la Revolución Cubana, Raúl Castro reflejó en su diario de Guerra un episodio de la lucha en la Sierra Maestra. El jueves 17 de Enero de 1957 Raúl escribe: "Le prendí candela al cuartel, y después de colocar los heridos distantes del fuego, nos marchamos; tomamos rumbo al campamento... Desde lo lejos, se veían arder sobre los cuarteles de la opresión, las llamas de la libertad. Algún día no lejano sobre esas cenizas levantaremos escuelas".
La Revolución Cubana triunfante el primero de Enero de 1959, siendo consecuente con sus propósitos emancipadores, dio inicio y remate a la campaña de alfabetización en 1961. El 22 de diciembre de ese año, Cuba fue declarada Territorio Libre de Analfabetismo, gracias s una campaña exitosa que involucró a todo el pueblo y alrededor de 200 mil alfabetizadores. Los esfuerzos en procura de niveles superiores de educación y cultura han sido sostenidos a lo largo de la historia de la Revolución y se han proyectado, como expresión del internacionalismo y la colaboración, hacia numerosos países del mundo.
Este Primer Congreso Mundial de Alfabetización apunta hacia la solución urgente del analfabetismo apelando a la solidaridad mundial e involucrando a todos los sectores de la sociedad. El empleo de tecnologías educativas aportadas por Cuba, cuya eficacia ha sido corroborada en distintas países del mundo, forma parte de las estrategias para la solución definitiva de este problema. Atañe a los distintos países el aporte de los recursos y la selección de las vías para llevar a la práctica en forma masiva un método que a corto plazo cambie la situación del analfabetismo en el mundo. En este esfuerzo, el ejemplo de Ernesto Che Guevara, como un alfabetizador en medio de la lucha guerrillera en Cuba, debe convertirse en paradigma de esta cruzada internacional por la educación de los pueblos.