El planteamiento de Machado, tiene terribles antecedentes históricos. Dos emblemáticas figuras del autoritarismo y el neoliberalismo en el mundo posicionaron el concepto en sus países. El “capitalismo popular” fue parte de la propaganda de la dictadura de Augusto Pinochet para promocionar y justificar las privatizaciones en nombre de una presunta “democratización de la propiedad”.
Por su parte, Margareth Thatcher, la llamada Dama de Hierro
británica, también era una férrea defensora del capitalismo popular. “Este
gobierno está reduciendo las fronteras del estado y las seguirá reduciendo aún
más”, decía la exprimera británica para explicar el centro de sus políticas de
capitalismo popular.
Thatcher decía que su modelo avanzaba en todo el mundo decía con jactancia “la privatización está avanzando”. “Nosotros los conservadores creemos en el capitalismo popular”, apuntaba la Dama de Hierro.
El “capitalismo popular” es el camino que quiere profundizar Sebastián Piñera en Chile y que ha causado el estallido de descontento. Un pueblo que soportaba más las privatizaciones, una nación que es la más desigual de América del Sur. Donde fue evidente que la propaganda de “democratización del capital” fue pura demagogia.
María Corina Machado quiere que el país retroceda a la década de los 80. Cuándo la Thatcher se ufanaba de la expansión de las experiencias de “capitalismo popular”, cosa que no era más que la aplicación más dogmática de la receta neoliberal. En este caso, no se trata sólo de un “despiste” de la candidata-diputada. Es la declaración frontal de sus intenciones y lo que viene a representar.