En aquel momento,
impresionado, escribí algo al respecto, que aún puede leerse
en esta dirección: http://www.aporrea.org/actualidad/a86730.html
El asunto es
que tras una apurada exposición del proyecto, la ley fue aprobada por
unanimidad en la Asamblea Nacional. Sectores aliados al gobierno y a
la oposición no vacilaron en prohibir videojuegos considerados violentos.
Sólo hubo una tibia voz mediática que estuvo en contra de la ley,
y fue la actual ministra de la Juventud Mary Pili Hernández, en un
programa de “La Hojilla”. La fundación Filantropía, canalizando
la frustración y dudas de varios sectores y organizaciones de videojugadores,
propuso (y sigue haciéndolo) un sistema de clasificación de contenidos,
comparable al empleado en las salas de cine. No han tenido una respuesta
contundente.
No tuve entonces otra opción
que “pasar a la clandestinidad”. Jugar videojuegos es uno de mis
hobbys predilectos, junto a la música, el cine y los comics. Sin embargo,
sorprendido en mi condición de “izquierdoso” que defiende este
proceso, quise trascender el crimen e inspeccionar a fondo el polémico
y supuestamente antipatriota Mercenaries 2, para tratar de entender
la reacción tan conservadora (y tan republicana gringa) del baneo.
Tenía que contestar esa pregunta... despues de tanta polémica y 4
años despues de su lanzamiento ¿alguien en Venezuela se tomó la molestia
de jugarlo? Mas aún, ¿terminarlo?
La historia se resume fácil.
Todo se centra en el control del petróleo de una Venezuela ficticia,
en la que ni Betancourt, CAP o Chávez existen. Encarnas a un mercenario
(yo elegí al sueco Mattias “el vikingo” Nilsson, interpretado
por el gran actor Peter Stormare) el cual, traicionado por los promotores
de un golpe de estado cívico-militar en Venezuela, decide cobrar venganza.
Los dos villanos en cuestión son el General Carmona y un joven empresario
corrupto de apellido Solano.
En principio, el crudo está
en manos de la multinacional Universal Petroleum, los cuales se ufanan
caricaturescamente una y otra vez de la gran estafa que le están haciendo
al país. Tras el golpe de estado comandado por la dupla Carmona-Solano
y una falsa nacionalización, empiezan a generarse conflictos armados.
Las tropas de Carmona se encuentran aglomeradas en Merida. Paralelamente,
una guerrilla rebelde de izquierda (financiada por China) localizada
en el Amazonas, busca derrocar a Solano y eliminar el control energético
de la multinacional. El contexto hilarante lo dan unos ridículos “piratas”
jamaiquinos con pinta post-apocalíptica, que fomentan la violencia
entre las facciones. Para todos ellos trabajas, buscando en el proceso
el paradero de quienes te traicionaron.
Hacia el final de la historia,
las Fuerzas Aliadas (estadounidenses) deciden invadir el país para
poner “orden”. Sin embargo, el Ejercito Chino decide hacerle frente
a los norteamericanos. Todo desemboca en una “batalla por Caracas”,
en la cual debes apoyar a uno sólo de los bandos. Yo, ñangara, elegí
a los chinos/guerrilleros izquierdosos y aislé a la multinacional dinamitando
el puente sobre el Lago de Maracaibo. A los gringos los mandé a su
casa dinamitando su carpa gigante y bombardeando el edificio de Parque
Central en el que, curiosamente, vivo en la vida real. Casi Cortaziano.
Como recompensa, los chinos me ayudaron a conseguir al villano mayor
(escondido en una base al ladito del Salto Angel) y logré ajustar cuentas.
Fin del juego.
El asunto es sencillo. Definitivamente,
ninguno de los legisladores oficialistas se tomó la molestia de jugar
Mercenaries 2. De lo contrario, hubiesen visto la referencia directa
a un “Carmona golpista” y una crítica clara al neoliberalismo y
los intereses imperiales por tener el control energético mundial. Tampoco
vieron los agradecimientos de los créditos finales del juego, en los
que se puede leer la frase “Thanks to The Bolivarian Revolution: Un
mundo mejor es necesario”.
Decidí entonces ir directo
al origen y preguntarle al escritor del videojuego, el californiano
Matthew Colville, sus impresiones al respecto. Reproduzco aquí parte
de esa conversación.
Matt, gracias
por la oportunidad. Primero que todo, dejame decirte par de cosas. No
creo en la objetividad. Creo en la subjetividad que busca obsesivamente
quien te haga cambiar de opinión, o te la reafirme. Politicamente,
me ubico a la izquierda del compás. Apoyo a Hugo Chávez (justo ahora
no hay, en mi opinión, mejor alternativa) pero tambien soy muy crítico
con el hombre (como debe ser en una revolución) y nunca escondo mis
opiniones acerca de política.
Greg, estoy
encantado. Amo hablar sobre mi trabajo, especialmente con gente creativa.
Escribir videojuegos probablemente no sea tan interesante como ser un
director o periodista. Paso la mayoria del dia sentado en una computadora,
luchando con problemas de tono, personalidades, motivaciones y tensiones.
Todo esto, además, con las limitaciones teconológicas relativamente
severas impuestas en el arte del contar historias en videojuegos.
Fijate,
yo me considero socialista. Es decir, pienso que las personas que realizan
el trabajo deben controlar directamente los medios de producción. Las
corporaciones, por definición, son perversas y atentan contra el proceso
democrático. Este no es el tipo de información que voluntariamente
expresaría en una entrevista normal sobre un videojuego, pero lo consideré
apropiado para ésta.
Cuando el proyecto de ley estaba siendo discutido, el partido político PPT mostró “Mercenaries 2” como evidencia. Dijeron que Pandemic Studios estaba trabajando con la CIA y con los militares estadounidenses, creando simuladores de guerra. Mercs 2, entonces, era una herramienta destinada a mentalizar a los ciudadanos estadounidenses sobre invadir Venezuela y tomar sus recursos. “Dicen que es ficción, pero tienen una agenda”, dijo en algún momento el diputado Ismael García. Siendo tu el escritor de ese videojuego, ¿cuales son tus impresiones de esas afirmaciones?
Pandemic
desarrolló un juego llamado Full Spectrum Warrior, el cual comenzó
como un simulador de entrenamientos de escuadras diseñado por y con
la cooperación del US Army para entrenar soldados. Ellos nos pagaron
para hacer eso y nos dejaron quedarnos con los resultados para que pudiesemos
convertir esos datos en un juego.
El asunto
con el US Army fue netamente una oportunidad económica. Pandemic no
era un estudio grande en ese momento, muchas otra compañias no le vieron
ganancia a trabajar con la armada pero nosotros vimos la oportunidad
de hacer que otro nos pagara por hacer un juego que luego podríamos
convertir en un producto comercial. Nada de riesgos, pura recompensa.
Sin embargo,
“Mercenaries 2” fue un proyecto desarrollado por un equipo
completamente diferente. Nosotros no tuvimos conexión con nadie del
gobierno. No hubo conexión entre nosotros y Full Spectrum Warrior.
Incluso usamos diferentes motores de programación/juegos en nuestro
desarrollo. Fue, desde el director de cada proyecto hacia abajo, como
dos compañias diferentes trabajando en dos juegos diferentes.
Mientras
estabamos desarrollando Mercenaries 2, leímos un artículo en un periódico
estatal venezolano en el cual nos acusaban de estar aliados con el US
Army y la CIA y preparando mentalmente a los adolescentes americanos
para una invasión a Venezuela, etc. Nosotros terminamos ignorando ese
artículo completamente. Es decir, no llegamos a pensar que alguien
en Venezuela pudiese tomar eso en serio. Cuando digo
“en serio” me refiero a otras personas que no fuesen viejos aburridos
sentados sin hacer nada, buscando cualquier cosa para quejarse o discutir.
Aquí en los Estados Unidos tenemos un fenómeno similar. Es decir,
muchas personas en los medios diciendo estupideces sin fundamento.
Puedo decir,
entonces, que esas acusaciones son categoricamente FALSAS. La
única cosa en la que estuvimos tratando de preparar mentalmente a los
adolescentes norteamericanos, ¡fue para que nos dieran su dinero por
nuestro trabajo! Las decisiones que nos llevaron a desarrollar el juego
en tu país fueron netamente artísticas.
Chuck Kauffman,
miembro de “Alliance for Global Justice”
y “Red Solidaria Venezolana”, afirmó
que gracias a sus esfuerzos y presiones (y a la de sus organizaciones),
pasaron dos cosas: a) Bono de U2 vendió
sus acciones de Pandemic y dejó
de ser un inversionista de la compañía y b) los diseñadores de Mercenaries
2 (y supongo el director y el escritor) accedieron a modificar el villano
principal, en principio parecido a Chávez, al joven y corrupto hombre
de negocios Solano. ¿que hay de cierto
en todo esto? ¿en algún momento iba Chávez a enfrentarse cara a cara
con Nilsson?
Nosotros nunca fuimos contactados por nadie en nombre de Venezuela. Ningún departamento del gobierno, o partido político, o asociación, ni siquiera ningún periodista, ¡hasta ahora! ¡Tres años despues del lanzamiento del juego!
La firma de capital de riesgo de Bono, llamada Elevation Partners, si vendió Pandemic Studios a Electronic Arts, pero solo porque EA le ofreció a Elevation una cantidad ridícula de dinero. No hubo ningún tipo de motivación política allí. Bono de hecho, vino a nuestro estudio, lo conocí, el amó todo los proyectos en los que estábamos trabajando.
En ningún momento el villano iba a ser otro que no fuese Solano, aunque originalmente el personaje iba a ser mucho mas joven, como de 22 años. Durante mucho tiempo fue un personaje mucho mas simpático y agradable. Era el hijito millonario -educado en Estados Unidos- de un narcotraficante venezolano. Iba a tener mucho dinero y poder, y quería convertir a Caracas en la “Atenas de Sudamerica”. Pensaba que Venezuela era un gran país y debía convertirse en una potencia mundial. Iba a ser el típico soñador hasta que se develase que era en realidad un despiadado psicópata que mataría a cualquiera que se le atravesara :D Esto iba a ser algo que no iba a ser tan obvio para el jugador hasta avanzado el juego unas dos horas. Yo quería que el jugador pensara “hey, este tipo es coherente. Me agrada” para que cuando se descubriese que era realmente el malo de la partida, hubiese una reacción emocional, el jugador se sintiese traicionado. Es lamentable, eliminamos todo eso y lo convertimos en un simple villano de videojuego mal construido.
Recuerdo que durante un muy breve periodo, quizas menos de un dia, consideramos medio en serio que el villano Solano le diese un golpe de estado a Hugo Chavez. Es decir, modelar a Hugo Chávez, ponerlo en el juego y llamarlo por su nombre. Pero ya a esa altura sabíamos que eso significaría tomar otra ruta y meternos en territorio un poco mas político.
¿Por que eligieron Venezuela para Mercenaries 2? ¿es Hugo Chávez, de alguna manera, responsable de eso?
Nunca consideramos seriamente desarrollar la trama en otro sitio. Sabíamos que no queríamos hacerlo en el medio oriente porque con tantos soldados peleando y muriendo en ese lugar, pensamos que sería muy complicado establecer nuestro videojuego de acción a lo “libro de comic” allí. Otros sitios, como Europa del Este han sido explotados hasta el cansancio.
Sabíamos que queríamos que cada juego de Mercenaries fuese sobre una situación geo-politica algo creíble, no necesariamente posible o destinada a suceder. Nos gusta la idea de que el jugador estadounidense promedio terminé nuestros juegos aprendiendo algo. En este caso, lo único que quisimos señalar fue “Hey, Estados Unidos recibe MUCHO de su petroleo de Venezuela”. La mayoria de los estadounidenses no saben eso.
Y Venezuela es un hermoso, realmente hermoso país con una cultura impresionante. Eso fue MUY atractivo para nosotros. Tuvimos grandes planes, nunca realizados, para Mercs2. El juego final muestra en realidad muy poco de nuestro diseño original.
Uno de los villanos principales se llama Carmona, al igual que Pedro Carmona Estanga, el que ejecutó un breve golpe de estado de 47 horas a Hugo Chávez. ¿Eso fue premeditado?
Oh si, Eso no es una coincidencia. Necesitaba nombres para villanos que fuesen nombres realistas de venezolanos. Cada vez que necesito nombres realistas de un determinado país, usualmente busco en su gobierno y recopilo nombres de varios cargos de menor rango. Me toma poco trabajo y el esfuerzo resulta en nombre enteramente auténticos.
Por ninguna otra razón mas allá de que me sacase una sonrisa, elegí los nombres de nuestros personajes de una lista que encontré llamada “prisioneros políticos de Venezuela”.
En los créditos finales, en la parte de agradecimientos, noté la frase "Gracias a la Revolución Bolivariana: un mundo mejor es necesario". No es descabellado entonces pensar que Pandemic apoya o al menos agradece la existencia de la Revolución Bolivariana. ¿Es eso cierto?
Mi amigo y colega Aaron Contreras puso esa frase allí. Fue su manera de disculparse ante el pueblo venezolano por lo que le habíamos hecho a su país. ¿a que se referia? A dos cosas. A “nosotros” como Pandemic por agarrar un la cultura de un país entero y reducirlo de una manera comercial, explotadora y efectista y a “nosotros” como Estados Unidos de Norteamerica por la manera como apoyamos y financiamos a -quizás no los mejores- venezolanos en el pasado, cuando nuestras corporaciones fueron allá a llenarse los bolsillos y realizar toda clase de atrocidades”
Entonces, ¿no es osado asumir que el guion de Mercenaries 2 muestra básicamente lo contrario a lo que los diputados oficialistas denunciaron en su momento? Percibí en Mercs 2 una satirización indetenible de las ambiciones de poder económicas imperiales. La manera como los personajes hablan es caricaturesca. ¿Estoy leyendo demasiado entre lineas?
Ciertamente quisimos mostrar al gobierno norteamericano como imperialistas bélicos oportunistas. Esto fue durante el regimen de Bush. Logré colocar mis opiniones en la boca de uno de los personajes cuando un jefe de una estación de la CIA dice "estamos aquí para promover la democracia y el derecho a la autodeterminación de los pueblos”, o alguna otra mentira que ni siquiera ese personaje creia. Y entonces, uno de los héroes (Chris Jacobs, mi favorito personal) dice “me pregunto... ¿es realmente una mentira cuando sabes que nadie te va a creer de todos modos?” Ese fui yo, ese fue mi comentario acerca de las mentiras que trajeron como consecuencia la invasion estadounidense a Irak. Si, nuestro presidente nos mintió. Pero no creo que nadie en realidad le creyese. Creo ademas que el sabía eso desde el principio.
Como estadounidense
me es muy fácil retratar nuestro gobierno como ambiciosos mentirosos
y a nuestra gente como mayoritariamente idiotas. Los soldados americanos
en el juego son como surfistas ignorantes que no tienen idea de donde
está Suramérica. A la Corporación Mercenaria Norteamericana
los diseñamos como universitarios tontos de fraternidad con sueldos
injustamente excesivos, los cuales están allí
solo para irse de rumba.
Caricaturesco es una buena palabra para eso. Nuestra meta original era mas seria, pero el producto final tuvo un tono mucho mas amplio.
Tras conversar con Colville, no me quedó duda alguna. Mercenaries 2 es el videojuego mas polémico que nadie jugó y todos asumieron. Algo terrible cuando termina inspirando una ley retrógrada y radicalmente conservadora, por una ignorancia atrevida.
Mas allá de simpatías y antipatías ideológicas, lo verdaderamente importante es recordar que los videojuegos son expresiones artísticas, narrativas y de entretenimiento para todas las edades, no meros “juguetes infantiles”.
Ojalá no volvamos a ver a la Fuerza Armada Bolivariana, con fusiles reales en las manos, protagonizar un ridículo evento como el que se hizo en el Estado Portuguesa en junio del 2010, donde la atracción principal fue pasarle una aplanadora por encima a pistolas de plástico y videojuegos. Eso, lejos de ser revolucionario, es digno de los viejos conservadores doble moral de otros países, como Estados Unidos y Australia.
(Nota del Autor) sería
una buena continuación del que ya alguna vez escribí hace par de años (
esta es la dirección de aquel artículo: http://www.aporrea.
reindertot@gmail.com