Fernando Soto Rojas (FSR) sale de la Presidencia de la Asamblea Nacional
(AN) y es sustituido por Diosdado Cabello en un decisivo año electoral
para Venezuela.
Tanto para quienes apoyamos la Revolución Bolivariana, como para quienes
se oponen a ella, la noticia de este cambio en la directiva del Poder
Legislativo, aconteció como evento inesperado pero no sorpresivo.
Sin embargo, es comprensible que en la arena política se generen
reflexiones y modificaciones de estrategia y táctica. En tal sentido,
FSR, por sus cualidades como operador del diálogo para apaciguar
tensiones frente al bloque parlamentario opositor, cumplió una
significativa tarea dentro de una coyuntura donde la polarización
agobiaba a la sociedad venezolana. Por ello, la gestión de FSR deberá
ser apreciada como un período de recomposición de las fuerzas
revolucionarias dentro de la AN y en el propio escenario de debate
ideopolítico nacional.
Hoy, a un año del regreso de la oposición al parlamento, la cohabitación
institucional entre ambos bloques ha sido lograda, así como la nueva
dinámica de discusión frente al país, ahora con la irrupción de una
bancada opositora que estuvo largamente ausente del tinglado legislativo
debido a su retiro en las elecciones de 2005.
Habrá también que agradecerle a FSR sus loables esfuerzos por revivir el
entusiasmo del chavismo protestatario, dícese de los centenares de
colectivos de revolucionarios que sin militar activamente en el PSUV ni
pertenecer a ninguna nómina de las instituciones del Estado, son
seguidores de Chávez pero no están felices con el burocratismo ni la
formación de nuevas élites internas que amenazan a nuestra amada
Revolución.
La aparición de FSR, en lo que respecta al elenco de altos dirigentes
revolucionarios, produjo en los chavistas un motivo de entusiasmo para
volver a participar en las actividades sociales, políticas y culturales
del movimiento bolivariano. En ese contexto, FSR hizo lo que las
circunstancias le permitieron (contra adversidades externas e internas) y
representó la esperanza de multitudes que desean una dirigencia
política que abra canales de participación popular como en sus mejores
años, vale decir, aquel tiempo donde ganábamos elecciones con siete
millones de votos e imaginábamos que el retorno de Antonio Ledezma a la
Alcaldía de Caracas era una locura exclusiva para el día de los
inocentes.
Llegada la hora impostergable de las autocríticas y las rectificaciones,
el Polo Patriótico, reaparece como instrumento para la participación
amplia, democrática, creativa y proactiva de las masas en una época
donde la Revolución Bolivariana más lo necesita. Allí la figura de Soto
Rojas desempeñó un valioso papel de promoción y ojalá pueda seguir
sumando en esa vital tarea unitaria. El ciclo del año 2011 se ha
cumplido dignamente, y lo mejor que puede ocurrirle al proceso político
vigente es que los valores éticos demostrados por el ahora ex Presidente
de la Asamblea Nacional, Fernando Soto Rojas, permanezcan en el nuevo
período parlamentario 2012 así como en la alta gerencia gubernamental y
partidista de la Revolución Bolivariana: Humildad, combate al nepotismo y
a la corrupción, desprendimiento de lo material, lealtad al pueblo y a
la unidad revolucionaria que encabeza nuestro Presidente Hugo Chávez.
Sin complejos, forzoso es reconocer que el 2012, año de inevitables
confrontaciones donde se decidirá la Presidencia de la República para el
período 2013-2019, exige el ejercicio de poderosos liderazgos (Diosdado
Cabello) para hacer todo lo requerido en los principales frentes de
batalla, siempre en aras de garantizar la defensa de la causa
revolucionaria, la victoria electoral del pueblo y la profundización de
los cambios que nos encaminen al socialismo del siglo XXI.
Constitucionalista. Profesor de estudios políticos e internacionales.
http://jesusmanuelsilva.blogspot.com
jesussilva2001@cantv.net