Caracazo: el parto histórico

El 27 y 28 de febrero de 1989 en Venezuela se presentaron una serie de acontecimientos sociales producto de las medidas económicas neoliberales establecidas por el presidente Pérez en su segundo período de gobierno. El fenómeno se dio principalmente en los centros urbanos de Caracas y Guarenas; no obstante, tuvo repercusiones en toda la nación por la magnitud de los acontecimientos, la participación de los cuerpos de seguridad de la nación y la poca capacidad de respuesta de las instituciones del Estado venezolano para mediar y canalizar las demandas planteadas por quienes asumieron la protesta, la violencia y el desconocimiento de las organizaciones, líderes políticos del momento, como instancias de intermediación para ventilar sus inquietudes sociales. Una vez más el caos y el desconcierto se apoderaron del clima político de las y los venezolanos. Analizando los conceptos e ideas que se tienen sobre estos hechos se pueden determinar diferentes tendencias que van desde una interpretación marxista de lo ocurrido, hasta críticas referidas al sistema rentista petrolero manejado en Venezuela desde la explotación de este recurso energético a principios del siglo XX. Para Valecillos “…. los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989 constituyen un punto de quiebre histórico en la evolución social y política del país. En especial, pusieron de manifiesto, por un lado, que el empobrecimiento de la población había alcanzado cotas muy elevadas lo que creaba las condiciones para luchas reivindicativas por parte de los sectores afectados por la pobreza” (2007:352). Desde una perspectiva similar y subrayando además el tema de la pobreza y las desigualdades en Venezuela, Morón (1989:8) califica al Caracazo como “…un pase de factura por la injusticia acumulada”, Sanín por su parte (1989, 26) lo concibe como “…el fin de la Venezuela saudita”, además subraya la ausencia de liderazgo político, la presencia gubernamental, la acción del Estado, la providencia administrativa, la orientación sindical, los partidos y sus dirigentes; todos ellos, según este autor, “…sin capacidad para hacerle frente a estos hechos”. El mismo presidente de la Republica de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, sintetizó lo sucedido desde la perspectiva de la lucha de clases y al respecto afirmó que el Caracazo fue “…una reacción de los pobres contra los ricos” (Pérez, en Sanín, 1989: 29). Desde esta perspectiva se puede mencionar también el testimonio del rector de la Universidad Central de Venezuela para el año 1989, Luis Fuenmayor Toro, quien indicó que “…la causa de esta explosión social la constituyó la lucha de explotados contra explotadores, de pobres contra ricos, lucha que existe desde que la sociedad se dividió en clases sociales” (tomado de López, 2007: 43). En la misma línea argumentativa Rodríguez enfatiza que “…en el Caracazo hubo de todo, diferentes capaz populares desbordaron sus descontentos, frustraciones e incluso deformaciones. El estallido del 27 de febrero fue principalmente social, aun cuando llevó implícito algunas motivaciones políticas” (1989: 32-34). Desde una noción más actual sobre el tema y referida además a interpretaciones dialécticas de los hechos el Presidente de Chávez ha enfatizado que el Caracazo fue “El campanazo que dio inicio a esta revolución de la última década del siglo XX venezolano: el 27 de Febrero de 1989. La rebelión popular de Guarenas, ahí comenzó. Luego, las rebeliones militares del 4 de febrero de 1992 y el 27 de noviembre de ese mismo año abrieron, y el apoyo de la masa, de ustedes, fue lo único que abrió este camino, si no, no estaríamos aquí” (Chávez, 1999:483).

Otras investigaciones resaltan que “…el 27 de febrero de 1989 es la fecha que divide la historia del país en dos partes. Este estallido social puso de manifiesto el cúmulo de frustraciones y problemas que venía arrastrando el pueblo desde hacía tiempo” (Aguilar 2009:83). Otras tendencias resaltan que este suceso está vinculado más bien a circunstancias internacionales donde el declive del modelo soviético marcó una nueva manera de entender los problemas de tipo económico y social en el mundo; al respecto Bujanda, afirma que “El 27F plantea por primera vez la dinámica entre Poder Constituido y Poder Constituyente, impulsada paradójicamente por la gente a través de organizaciones sociales y políticas nacidas en coyunturas especificas. De manera paradójica, y como para abultar la confusión de aquellos tiempos, la sublevación del 27F coincide con el descongelamiento de las sociedades comunistas. Mientras en el mundo fenecía el modelo burocrático a la soviética, sin violencia y sin disparos, en Venezuela y América Latina en General se impugnaba tempranamente el modelo de globalización neoliberal y se trataba de arremeter contra el pesado Estado, que había dejado de servirle a la gente desde finales de los años 70” (2009:25). Desde otra perspectiva se puede dilucidar lo acontecido como un fenómeno social generado entre otras causas, por una acción de un sector de la población venezolana que decidió no continuar durante los acontecimientos del Caracazo con la relación de derechos y deberes establecidos en la Constitución de la República de Venezuela del año 1961. La convicción de romper el pacto social señalado entre el constituyente y el constituido generó durante los hechos del Caracazo un ambiente de anomia y pérdida de la razón política donde imperó el desasosiego, el caos y el cuestionamiento generalizado a las instancias de representación social que tenía para entonces esta nación.



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Mariano Ali

Periodista Venezolano-Palestino.

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