Cuando Reporteros Sin Fronteras encubre a la CIA

Reporteros Sin Fronteras goza, en Francia, de una honorable reputación, aún cuando diversos medios latinoamericanos acusan a la organización de estar a sueldo del binomio NED/CIA. RSF recauda entre el público francés más de dos millones de euros al año para acudir en auxilio de los periodistas oprimidos en el mundo. En realidad, sólo el 7% del presupuesto general de RSF está dedicado a esta tarea que es su principal misión. Su verdadera actividad, desde que firmó un contrato con la maquinaria de propaganda de Otto Reich, es la lucha contra los regímenes progresistas latinoamericanos (Cuba, Haití, Venezuela).

Reporteros sin fronteras (RSF)

Robert Ménard, director de Reporteros Sin Fronteras


Durante los procesos de La Habana, en 2003, Néstor Baguer impugnó públicamente a Robert Menard, acusándolo de complicidad con los servicios secretos estadounidenses. En la misma época, Reporteros Sin Fronteras (RSF), cuyo director ejecutivo es Robert Menard, llevó a cabo una campaña contra el gobierno cubano, al que acusa de encarcelar periodistas disidentes. Desde entonces, la polémica no dejó de avivarse hasta que la periodista norteamericana Diana Barahona, del grupo de prensa Northern California Media Guild, dio un nuevo paso al acusar a Reporteros Sin Fronteras de ser financiada por el binomio NED/CIA y de escribir sus informes bajo la influencia de la administración Bush.

Se escribió y se publicaron artículos en la Red Voltaire al respecto y de aquella controversia. Pero el trabajo del canadiense, Jean-Guy Allard, y las verificaciones de nuestra oficina francesa demuestran que el financiamiento directo de RSF por parte de la NED/CIA es ocasional y reciente, de modo que no puede haber tenido influencia sobre su actividad pasada. Nuestras excusas, en ese sentido a Reporteros Sin Fronteras.

Lamentamos de no haber explicado más detalladamente las cosas para evitar malas interpretaciones, pero sobre todo lamentamos que esto estos errores o falta de precisión hayan ocultado hasta ahora hechos sumamente sorprendes, los cuales explicaremos debidamente a continuación.

Inicialmente concebida para enviar a periodistas (reporteros) a brindar testimonio sobre la acción o labor de diversas ONG humanitarias, Reporteros Sin Fronteras evolucionó para convertirse en una organización internacional de apoyo a periodistas reprimidos.

Esta asociación fue reconocida como de utilidad pública en decreto emitido por el primer ministro francés Alain Juppé el 19 de septiembre de 1995, estatus que le permitió un más fácil acceso al financiamiento público, el cual representa 778,000 euros (un euro= 1.30 US dólares actualmente) [1] según las últimas cuentas publicadas por dicha organización.

Este financiamiento proviene de los servicios del primer ministro francés, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, de la Agencia Intergubernamental de la Francofonía, de la Comisión Europea, de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y de la UNESCO.

Reporteros sin Fronteras cuenta igualmente con el mecenazgo privado (FNAC -cadena de librerías en Europa-, CFAO, Hewlett Packard, Fundación Hachette, Fundación EDF -Electricidad de Francia-, etc.) que le aporta unos 285,000 euros. Sin embargo, la mayor parte de su presupuesto proviene de la generosidad pública, especialmente de la venta del álbum anual por la libertad de prensa y de operaciones especiales, que representan en total 2’125,000 euros de un presupuesto total de 3’474,122 euros.

Ahora bien, la actividad concreta de Reporteros Sin Fronteras está muy alejada de lo que creen financiar los donantes. El fondo de asistencia a los periodistas oprimidos, o sea, el pago de honorarios de los abogados de periodistas encarcelados, el apoyo material a sus familias, el desarrollo de las Casas de Periodistas, todo eso, que representa el centro de la actividad oficial de la organización y la razón de ser de la generosidad del público, sólo recibe el... ¡7% del presupuesto general! Ha leído bien: por cada euro donado para los periodistas oprimidos, únicamente siete centavos llegan a su destino.

Entonces ¿a dónde va el resto?

La verdadera actividad de Reporteros Sin Fronteras es organizar campañas políticas contra objetivos determinados, campañas que serían legítimas si, al igual que la Fundación Soros [2], no manipulara la libertad de prensa al punto de evocarla para justificar graves violaciones del derecho internacional.

A modo de ejemplo, RSF aplaude el secuestro del presidente constitucional de Haití por parte de las Fuerzas Especiales norteamericanas, con el apoyo logístico de Francia [3], debido a que Jean-Bertrand Aristide habría sido un «depredador de la libertad de prensa», calificativo que tiene como basamento una visión incompleta de los acontecimientos con vistas a mostrar al presidente haitiano como alguien que ordenaba asesinatos de periodistas.

Debe observarse que Reporteros Sin Fronteras apoyaba así mediáticamente una operación en la que el gobierno francés se había equivocado, aún cuando el propio gobierno subvencionaba a la organización.
Una campaña de RSF contra Cuba
Una campaña de RSF contra Cuba
Réalisada por la agencia Rampazzo & Associés

El carácter ideológico de las campañas de Reporteros Sin Fronteras llega por momentos al ridículo. De este modo, la organización se mostró indignada por el proyecto de ley venezolano tendiente a someter a los medios al derecho general.

Sin embargo, no ha expresado preocupación alguna ante el papel del magnate de los medios audiovisuales Gustavo Cisneros y de sus cadenas de televisión en la tentativa de golpe de Estado militar que trató de derrocar al presidente constitucional Hugo Chávez [4].

Es en definitiva alrededor de Cuba que se ha cristalizado la polémica dado que RSF ha hecho de la denuncia del régimen castrista el eje principal de sus campañas. Según la organización, los 21 periodistas encarcelados en la isla habrían sido acusados abusivamente de espionaje a favor de Estados Unidos cuando en realidad serían víctimas de la represión gubernamental. Para luchar contra ese gobierno, RSF organizó diversas manifestaciones, entre ellas una que acabó mal, el 14 de abril de 2003, ante la embajada de Cuba en París.

En su entusiasmo, la organización perturbó igualmente el período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Sus militantes insultaron a la presidenta de la Comisión de nacionalidad libia e importunaron a diplomáticos, lo que provocó la suspensión por un año de su estatus de observador en el Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la ONU.

Robert Menard no ha dejado de estigmatizar los desvaríos de esta comisión, que se encuentra según él en manos de los especialistas en violar los derechos humanos. Sin embargo, las sanciones contra RSF fueron votadas por Estados perfectamente democráticos como África del Sur, Brasil o Benin.

Interrogado telefónicamente, Robert Menard rechaza las acusaciones según las cuales RSF ha sido comprada por el dinero de la NED/CIA [5] para llevar a cabo una campaña contra Cuba. Explica que la organización solicitó una subvención de la agencia norteamericana para ayudar a los periodistas oprimidos en África y que en definitiva recibió nada más que 40,000 dólares a mediados de enero de 2005, de lo cual tomamos nota...

Durante la conversación, Menard rechaza también las acusaciones de nuestro colaborador Jean-Guy Allard, quien es además periodista del semanario cubano Granma Internacional.

En su trabajo El Dossier Robert Ménard. Por qué Reporteros Sin Fronteras se ensaña con Cuba (ver abajo imagen), Allard relata los estrechos vínculos personales que mantiene el director ejecutivo de RSF con los círculos de la extrema derecha anticastrista de Miami, especialmente con Nancy Pérez Crespo. Alzando la voz nos acusa de proyectar presupuestos ideológicos sobre las cosas, mientras que él y su organización estarían actuando con la mayor neutralidad, para luego acusarnos de dar crédito a la «propaganda comunista» (sic).

Une simple verificación arrojó que es cierto que Robert Menard frecuenta la extrema derecha de Miami, como también es cierto que RSF está siendo financiada por el lobby anticastrista para que haga campaña en contra de Cuba.

En 2002, Reporteros Sin Fronteras firmó con el Center for a Free Cuba un contrato cuyos términos no se conocen y recibió después una primera subvención de 24,970 euros. Esa subvención aumentó a 59,201 euros en 2003 y se desconoce su monto de 2004.

El Center for a Free Cuba es una organización creada para derrocar a la revolución cubana y restaurar el régimen de Batista [6]. Lo preside el propietario de Rones Bacardí, lo dirige el ex terrorista Frank Calzon y está adscrito a una dependencia de la CIA, la Freedom House [7].

El contrato de Reporteros Sin Fronteras con el Center for a Free Cuba fue negociado en 2001 con el entonces responsable del mismo: Otto Reich, el campeón de la contrarrevolución en toda América Latina [8]. El mismo Otto Reich, convertido en subsecretario de Estado para el hemisferio occidental, fue el organizador del frustrado golpe de Estado contra el presidente electo Hugo Chávez; más tarde, entonces como emisario especial del presidente Bush, supervisó la operación de secuestro del presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide.

RSF es un 7% de apoyo a los periodistas oprimidos y el 93% de propaganda imperial estadounidense.



Thierry Meyssan
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire y de la sección francesa Réseau Voltaire con sede en París, Francia. Es el autor de La gran impostura y del Pentagate.


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