La oposición venezolana sufrió esta semana su más fea derrota desde el Referéndum (agosto 2004) y las elecciones de Gobernadores y Alcaldes (septiembre 2004). El hecho ocurrió en el Consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un organismo de las Naciones Unidas creado en 1919. Las trascendencia del suceso diplomático-sindical es el comienzo de un camino lleno de peligros.
La derrota fue la exclusión de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) del Consejo de Administración, es decir, del organismo donde se votan las políticas generales de la OIT y se administran las relaciones con los Estados. En su lugar estarán los delegados de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la nueva central bolivariana fundada el 15 de abril de 2003, a caballo de los triunfos revolucionarios contra el golpismo y del protagonismo obrero en la recuperación de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en enero, febrero de 2003.
Para el movimiento obrero bolivariano constituye un paso adelante en su lucha contra el imperialismo y sus agentes nacionales. La nueva posición de la UNT en la OIT puede representar una trinchera contra el asedio de Washington a la revolución bolivariana.
La CTV fue protagonista de dos intentos golpistas desde 2002 y un saboteo criminal a la industria petrolera venezolana. Ambas cosas las hizo de la mano de sus mandantes desde 1958: los patronos agrupados en Fedecámaras.
Whisky en Ginebra
Los burócratas de la CTV ya no podrán disfrutar de las prebendas provenientes de ese órgano de la OIT, al que asistieron desde 1974, a partir de una gestión del gobierno de Carlos Andrés Pérez, utilizando para ello su Vicepresidencia en la Internacional Socialista.
Los privilegios incluyeron negociados de todo tipo realizados a través de los bufetes de abogados y comerciantes que servían a los directivos de la CTV en Caracas. Uno de ellos, el bufete de David Morales Bello, gran jefe de Acción Democrática de 1958, agenció decenas de negocios millonarios de tipo legal (juicios, proyectos, programas, etc.) que se realizaban en las oficinas del Banco de los Trabajadores de Venezuela, manejado por la CTV, de donde obtenían las comisiones y cheques. De los 860 millones de bolívares (de 1985) desfalcados por la Directiva de la CTV al BTV, más de 200 millones estaban asignados a "comisiones de trabajo de la CTV". Negociado puro.
Allí radicó la importancia que tuvo el cargo de la CTV en el fulano Consejo de Administración de la OIT. Lo demás fue whisky y comidas sauditas en Ginebra (sede de la OIT).
La triste historia de la CTV
La CTV fue creada en 1936, tras un proceso de luchas sociales y políticas ocurridas en Venezuela desde la irrupción estudiantil de 1928. Eso condujó a la caída de la dictadura de 27 años de Juan Vicente Gómez, a la democratización acelerada del país y a su modernización capitalista y el desarrollo de su primer movimiento obrero. En ese contexto surgió la CTV.
AD y el Partido Comunista fueron los gestores de la CTV. Esa historia cambió desde 1945 porque la CTV fue adscripta al aparato de Estado y convertida en funcional al Gobierno nacionalista de AD entre 1945 y 1948, en una dinámica similar a la que ocurría desde años atrás en el Brasil nacionalista de Goulart, en el México de Cárdenas y en la Argentina de Perón desde 1946.
Desde entonces, la CTV perdió la fugaz independencia política que tuvo en su nacimiento. Su carácter sindical pasó de clasista a convertirse en instrumento reaccionario para controlar la clase obrera. Desde 1964 fue la representante de lo peor del sindicalismo mundial, la CIOLS (central obrera yanqui) Desde 1958 hasta 1998, o sea, casi medio siglo, la CTV fue una de la cuatro patas sobre las que se sostuvo el Pacto de Punto Fijo, o sea el modelo de dominación y acumulación capitalista dependiente de Venezuela. Ese que murió oficialmente con el triunfo de Chávez en 1998.
El tamaño de la derrota
Este hecho adquiere significación política y social para la revolución bolivariana y para le movimiento obrero latinoamericano, porque en el lugar de la CTV estará la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) una central sindical fundada el 15 de abril del año 2003, un año después de la derrota del golpe imperialista contra el gobierno de Hugo Chávez.
La UNT es una de las expresiones más importantes del proceso revolucionario que vive Venezuela. Con sus más de un millón de afiliados organizados en apenas, representa la cara proletaria de la reorganización fenomenal de la vanguardia venezolana, con la ventaja política de constituir una de las pocas organizaciones con peso territorial y nacional en el país.
Dos de sus principales figuras y dirigentes son Marcela Máspero y Orlando Chirinos.
Chirinos cuenta con una de las trayectorias más probadas y honradas del sindicalismo revolucionario venezolano, con más de 30 años de militancia socialista. Desde 1975 dirigió en Valencia (hora y media de Caracas) uno de los pocos sindicatos que resistió a todas las operaciones de corrupción y represión que vivió Venezuela hasta hoy.
Para comprender por qué la UNT desplazó a la CTV de la OIT esta semana, dejemos que lo cuente su principal protagonista.
Recientemente, Chirinos declaró al intelectual británico Allan Goods, lo siguiente sobre la UNT: "Hay aproximadamente 600.000 afiliados, aunque no dispongo de las últimas cifras, y seguimos creciendo. De todas formas, esta cifra no da una idea exacta de la implantación de la UNT en la clase trabajadora venezolana. Hay millones de trabajadores que creen que están en la UNT, aunque no se encuentran inscritos formalmente…"
En abril de 2003, cuando asistimos a la fundación de la UNT en el Teatro Teresa Carreño en Caracas, unos 2.200 cuadros sindicales representaban a un poco más de 100.000 trabajadores. En dos años se decuplicaron expresando el grado de masificación de la nueva militancia bolivariana que sigue al comandante Chávez.
Chirinos llama a eso "revolución sindical":
"Lo que hay que ver es que en Venezuela hay un proceso de cambio, y esto se ve reflejado en el movimiento sindical. Hay una verdadera revolución sindical, una revolución en la base, cuya expresión más clara es la UNT. Un dato significativo: aquí en Carabobo (uno de los principales centros industriales y obreros del país) hubo 27 referendos sobre los convenios colectivos y la UNT ganó 22 de ellos" (Ibidem)
El poder de convocatoria social de la UNT quedó demostrado en el último 1° de Mayo (hace apenas dos meses) cuando lograron movilizar cerca de medio millón de obreros, campesinos, maestros, profesionales, estudiantes, periodistas comunitarios y militantes barriales. Una marea humana saludada con entusiasmo por el presidente Chávez.
La OIT como peligro
Después del regocijo que causa la derrota de la CTV en la OIT y la nueva posición internacional de la UNT, es recomendable advertir los graves riesgos de estar sentado en una cosa como esa, el Consejo de Administración de la OIT.
La OIT fue creada después de la Paz de Versailles, como parte de las negociaciones Inter imperialistas de los países vencedores cuyo objetivo era "poner orden e institucionalización" a las organizaciones de trabajadores (Declaración de Principios, 1919)
Desde 1947 fue convertida en el principal instrumento de control reaccionario del imperialismo sobre los trabajadores del mundo. En los años 50, 60 y 70, apoyó dictaduras y gobiernos reaccionarios.
La explicación de esa conducta es simple. La OIT, como cualquier órgano de la ONU funciona al servicio directo o indirecto de los intereses generales del sistema mundial de Estados dominantes de la economía y la política del mundo. A veces ese servicio es difuso e indirecto porque se hace a través de declaraciones generales de apoyo a derechos humanos y sociales. Este es el caso de la OIT, ACNUR y la UNESCO.
Sin embargo, hay un hecho: "El Consejo está compuesto de 56 miembros titulares (28 Gobiernos, 14 Empleadores y 14 Trabajadores) y de 66 miembros adjuntos (28 Gobiernos, 19 Empleadores y 19 Trabajadores) Fuente: página web de la OIT.
Desde sus inicios la jefatura de la OIT y del Consejo de Administración ha sido manejado por funcionarios directos de países imperialistas. En total, 22 directores de la OIT representaron a gobiernos imperialistas. Los otros 11 directores fueron elegidos por consenso de esos mismos gobiernos.
El peligro, para los funcionarios de la UNT, nace en el carácter reaccionario de las funciones de organismo. Toda su historia sirvió para cooptar y corromper a los sanos y bienintencionados dirigentes sindicales que se sentaban en sus poltronas. La corrupción del movimiento obrero nació con el imperialismo y se terminará cuando acabemos con él.
Este es el grado de responsabilidad de la UNT en su nuevo rol en la OIT. Es lo que llaman la dialéctica del triunfo, que si no es seguido de otro triunfo se transforma en derrota.
"Triunfo" para la UNT en las lujosas oficinas de la OIT significaría, por ejemplo, que sus funcionarios sigan siendo controlados por la base de la central, como se hace en Venezuela con cualquiera de sus dirigentes.
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