En este sentido, Miguel Pérez Pirela hace una interesante reflexión en un artículo suyo publicado en Aporrea.org, donde precisamente habla de la "moda" de la autocrítica: "Seré pues autocrítico de la autocrítica, para que ésta no se convierta en una moda o una postura 'políticamente correcta'; para que ésta no se vuelva famosa sólo después que Chávez la señale. Para que ésta no sea la excusa con la cual 'críticos' de oficio salgan a colgar ética y políticamente a sus 'camaradas' Recuerdo con tristeza la 'moda' de las 3R. Moda de la autocrítica que ahora debe ser criticada. Moda que se vendió en todas sus salsas: 3R al cuadrado, etc. Me pregunto, ¿En qué quedó? ¿Qué sentido tiene la autocrítica si sólo se hace cuando el Presidente la pone en el tapete? ¿En qué limbo se encontraba la autocrítica antes que Chávez la pronunciara de nuevo?".
Esto de las 3R lo hemos comentado alguna vez. Es asombroso como algo tan importante se volvió al final pura paja. Fue tomado como guiso de frases rimbombantes que adornaron avisos de instituciones, gobernaciones, alcaldías. Pasó lo mismo que con lo expuesto por Chávez sobre la palabra "socialismo" o "socialista", que suele convertirse en frase publicitaria vacía de contenido, acomodaticia manera de llamar chigüire al cochino, según el divertido cuento que echó el Presidente. Pero hay otros casos: ¿Qué pasó con los famosos cinco motores? ¿Acaso recuerda eso el lector? ¿Es capaz todavía el lector de recordarlos uno por uno? Vamos hacerle al favor al que no lo logre (nosotros mismos tuvimos que investigar, pues no los recordábamos con exactitud): Ley Habilitante, reforma constitucional, Moral y Luces (educación con valores socialistas), Nueva Geometría del Poder, explosión del Poder Comunal. La Ley Habilitante se da porque solo dependía de la señal de costumbre en la Asamblea Nacional; La reforma se perdió en un referéndum, aunque la hemos ido realizando con goteo de decisiones y leyes, lo cual ha estado bien; la educación con valores socialistas ahí va, a paso si no de morrocoy, al menos sí de viejito cojo; la Nueva Geometría del Poder avanza gracias a Chávez y a nuestros legisladores, aunque mucha gente del pueblo aun no entiende muy bien la idea; y es claro que no ha habido la tal explosión del Poder Comunal, si no Chávez no hubiera tenido que decir lo que dijo en el más reciente Consejo de Ministros. Lo que se logró de los cinco motores fue por obra y gracias de las instituciones del Estado, pero el pueblo ha participado muy poco en su desarrollo.
¿Qué pasa? ¿Por qué no se cumplen como deberían las sabias instrucciones de Chávez? Hay varias razones, una de ellas es que mucha gente, por comodidad o por conveniencia, le rehúye tanto a la crítica como a la autocrítica ¿Estamos discutiendo como se debería en el Sistema Nacional de Medios Públicos las recientes críticas de Chávez? ¿Estamos aplicando el método acuñado por Toby Valderrama que tan caro es al Presidente: irreverencia en la discusión, lealtad en la acción? ¿Seremos revolucionarios críticos, es decir verdaderos, o eunucos mentales que solo esperamos que el Presidente diga algo para repetirlo y al fin al cabo no pararle bola de verdad? ¿Estamos ayudando al Presidente cuando no motorizamos inmediatamente sus justas críticas y propuestas?
Ahora bien, quizá ese conformismo no sea el problema principal. Tal vez sea un gran problema de dirección ¿No debería el gran partido de la Revolución, el PSUV, activarse para dar orientación y seguimiento al proceso de crítica y autocrítica? ¿Va a ser el PSUV solo una gran maquinaria electoral y propagandística? ¿No es acaso papel del partido revolucionario el dirigir al pueblo en todas sus batallas estratégicas y no solo en aquellas de carácter táctico, como son las elecciones? El proceso de crítica y autocrítica no puede darse por generación espontánea ni al voleo. O mejor dicho, sí puede darse así, pero sus resultados serán pobres ¿Por qué no convertir la crítica y la autocrítica en un gran debate nacional que supere el ejercicio individualista y la fragmentación que las desvirtúa y las inutiliza? ¿No aplica, en cuanto a las tareas del partido, la muy buena frase de Ernesto Villegas en el sentido de que por ocuparnos de lo urgente nos olvidamos de lo importante?
Son preguntas que nos hacemos sin estar seguros de que tendrán respuestas. Solo tratamos de cumplir con nuestro expreso deber intelectual de buscarle las cinco patas al gato.
Reviso este artículo ocho días después del Consejo de Ministros en el que Chávez habló de estos temas. Y aquí en realidad no pasa nada, además de uno que otro artículo con opiniones individuales, algunas valiosas, pero todas carentes de destino en la medida en que son solo planteamientos personales que no encuentran desaguadero más que en medios alternativos como Aporrea. Nada de debate colectivo, organizado, orientado, socialista, susceptible de seguimiento y evaluación. En el Sistema Nacional de Medios Públicos, uno que otro audaz habló por ratos del tema, pero rápidamente el asunto se ha ausentado. Es lo mismo de siempre, más bulla que la cabuya. Qué bueno sería que un dichoso día los dirigentes de la Revolución sintieran y pensaran al ritmo del corazón y el cerebro de Chávez. El solo no puede, lamentablemente.
francia41@gmail.com