Hoy el tránsito en las ciudades venezolanas sin duda constituye uno de los grandes infiernos de sus habitantes. La culpa no es sólo del actual gobierno, pero a él nos dirigimos porque prometió que acabaría con las insuficiencias y errores de los gobiernos anteriores, que no se ocupaban de la gente sino de robar y disfrutar del poder. La grave situación del tránsito, a punto de paralizar ciudades por “trancas” descomunales, es una clara e imborrable evidencia de fracaso, culpa y mayor deterioro.
Con la excepción del Metro Bus, en Caracas el transporte colectivo no usa las debidas estaciones (paradas) para tomar y dejar pasajeros. Éstas dejaron de funcionar y los autobuses, busetas y “busetos” (cumplimiento de la legislación de género) se paran en cualquier sitio, interrumpiendo el tráfico y exponiendo a sus pasajeros a graves riesgos. La misma conducta tienen los taxistas y “taxistos” (legislación de género), pues recogen y dejan pasajeros y se atraviesan malencaradamente donde sea. Señales claras del agravamiento del deterioro y el fracaso del Gobierno.
Se incumplen sin remordimiento las normas de tránsito. Hoy es “natural” adelantar vehículos y “vehículas” por la derecha en los túneles, estacionarse en sitios con doble raya amarilla, en las paradas de autobuses (incluidas las del Metro Bus) y bloqueando los pasos peatonales y las salidas de los estacionamientos, ante la inacción de la flamante Policía Nacional Bolivariana, muy preocupada en enviar mensajes telefónicos de texto. El deterioro ciudadano es monumental.
Con más frecuencia que antes, motorizados corpulentos de chaquetas y gafas oscuras aparecen repentinamente y bloquean con sus motos la circulación de una vía, para darle paso a otra durante el tiempo que necesiten, hasta que aparecen varias camionetas tipo rústico, nuevas, con vidrios ahumados, en las que algún jefe bolivariano, civil o militar, abusa de su condición en la misma forma que lo hacían los abusivos jefes adecos, proimperialistas y traidores a la patria. Muchos asegurábamos en forma ilusa que esas prácticas se erradicarían o restringirían con el gobierno “socialista” pero… nos equivocamos.
No se respetan los pasos de peatones, los semáforos y los motorizados, “reserva revolucionaria de carácter estratégico”, circulan por las aceras, a contravía, zigzaguean entre los vehículos, crearon en las autopistas su propio canal entre el canal izquierdo rápido y el de al lado, luego que una Asamblea Nacional de gente “pensante” les permitiera lo que no se puede hacer en ningún país del mundo: adelantar a dos vehículos en marcha introduciéndose entre los mismos. Además, agreden en grupo a quienes protesten dañando personas y vehículos. Esta situación es el colmo del deterioro de la conducta ciudadana ante la inacción oficial.
Queda la pregunta: ¿Se tratara realmente de un fracaso o era esto lo que se quería?
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