Desde 1998 el pueblo esperanzado que llevó a Chávez a la presidencia se ha visto beneficiado por unas ocho depuraciones (ojo, no purgas, que no se ha producido ni una, sino decantaciones, porque nadie los ha ido, sino que se han desmarcado solitos) coyunturales en la que se constituyó vanguardia del proceso y ocuparon ministerios, gobernaciones y otros altos cargos, puestos directivos en los organismos políticos de dirección, movimientos y partidos aliados o miembros de ellos, intelectuales que pensaron que habían cogido la historia por las barbas, empresarios que creyeron ver el Tesoro del Rey Salomón al alcance de sus manos, compañeros de la lucha inicial de Chávez marcados en la frente con el hierro del pasado, y hasta militantes que se embarcaron sin puta idea de que la vaina que venía era seria y definitiva. Se fueron con sus rémoras, sus impudicias, sus sordideces, sus intereses, su mala fe (disculpen, me vino al recuerdo una copla adeca tachirense de finales de los cuarenta: de Guaraque a Pregonero / yo vi pasar a Copei, / con su maletica al hombro / y su mala fe en un buey). A cada desinfección, más fortaleza, más claridad, más unión, más compromiso, mas lealtad, más sacrificio, más crecimiento, más y más. Pero aún queda y se está reproduciendo material para la sentina de la historia, parte del cual se está escurriendo hacia ese hueco piche, en las coyunturas electorales del 2012-13, y los despedimos con la alegría que significa perder el lastre inútil y saber que la Revolución Bolivariana trascenderá airosa sus tristes traiciones.
Los pieles de rinoceronte, los veteranos en traiciones como el PCV, apenas les produce roncha que los califiquen de lo que son, traidores. Pero a la nueva generación de tales, cuya piel política blanca o verde está recién mudada y apenas les está surgiendo en su lugar una rosada, les escuece el lomo la sola alusión a la palabra traición. Reviran como mordidos de serpiente, sufren de pataletas ontológicas, como diciendo que con tantos sinónimos y neologismos bonitos, por qué les insultan con ese “vil calificativo”, que asumen como “lenguaje escatológico”, o sea, palabras escritas que los bañan de mierda, porque no creo que estén utilizando escatología desde su acepción teológica, el estudio de las últimas cosas, el destino final del hombre y el universo.
Conozco al Toby Valderrama lo suficiente como para saber que se defiende sólo, por lo que, se lo juro, no lo estoy haciendo con este escrito; sólo tomé el ejemplo del artículo que le dedicaron el 23/11, entre los varios (el del Chávez engañado no vale unos bit de mi compu) que en esa semana reaccionaron por oír decirle al pan pan y al vino vino, y a los traidores, eso, traidores, porque su uso popular le da más sentido que perjuros, renegados, ingratos, insidiosos, impíos, fementidos, conjurados, intrigantes, felones, alevosos, colaboracionistas, vende patria, desleales, detractores, enemigos ocultos, traicioneros, felones, pérfidos, capciosos, infieles, aleves, apóstatas, infidentes, insidiosos, magancés, zainos, quinta columna. . . ¡qué castellano pa´rico! De paso, la ultima oración (¡!) del escrito nos provocó una carcajada, porque, le aseguro al autor, por no coincidir “con los proyectos de la criminal colonización española, por el simple hecho de pensar mal; según un orden de valores erráticos”, la Inquisición no quemó viva ni a una cucaracha.
En fin, “socialistas” (es lo primero que echan por delante para justificar la traición) educados políticamente en Aló Presidente y en las varias oportunidades que han tenido la fortuna de tener a Chávez a metros, que en su anterior pasiva militancia en AD y COPEI o afines jamás habían oído la palabra socialismo (tampoco en el PC, porque estaba execrada por creerla antagónica de comunismo y por la mala fama que tenía en el mundo neoliberal) no esperaron su graduación y se sintieron seguros de superar al maestro. Creyeron que la historia actual de Venezuela es una caimanera entre izquierda y derecha, entre Revolución y reacción, entre Soberanía e imperialismo; una caimanera sin capitán, orden ni concierto, donde se puede entrar, salir, cambiar de bando, “disentir transitoriamente”, “colocado en gravísima situación y el dilema, de actuar conscientemente o asumir la conducta irresponsable de incondicionales”, todo por “por la transitoriedad del momento histórico”. ¡Carajo! ¡Qué asesinato de neuronas perpetró el autor! Y que tochada esa de equiparar los dirigentes de AD y COPEI de la cuarta con los de la Revolución Bolivariana. Y que pendejada decirle ignaro a Diosdado, si el burrajo destila ignorancia desde todas las líneas que parió.
Los jugadores de este bando somos jugadores disciplinados, tenemos un capitán que nos lidera y de ahí que las victorias hayan sido apabullantes. La caimanera está en el otro lado, por allá, en el bando de la oposición. Después del fracaso de sus posiciones (eso lo aseguramos), socialistas alzados, váyanse, por favor, desmárquense, dejen de joder, o vayan a hacerlo en la unión de “familias mafiosas” que constituye la MUD. Y para terminar, les adoso un posible regaño pelayo: sutes, huelepedos, culicagaos, aún no se les ha bajado los pantalones y ya se creen que se mandan solos, ustedes no se mandan solos en esta revolución, donde no han servido aún ni pa´taco de escopeta, allí está su papá que los puede dejar el culo marcado a cuerazos, y si no les gusta, allí están sus mudas y allá la puerta, agárrenlas y váyanse de piones de hacienda, que pa´eso es que sirven. Eso si, no vuelvan pidiendo cacao, porque chivo que se devuelve es porque lo traen en tasajo.
Terminamos con trasmitir una alerta: me contaron que por ahí hay un alcalde chavista haciéndole cariñitos de amante clandestina al percherón del 4 de febrero. Ya parte de sus “asesores” se retrataron en el lomo del cuadrúpedo, y al alcalde no le hemos visto mucho empeño en eso de la lealtad a Chávez apoyando firmemente la candidatura de Alexis Ramírez. (251112/17:05)
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