En heroica lucha por la vida, Hugo Chávez asume los dos escenarios de un paciente: La curación o el agravamiento. Su ejercicio sabio de la política le faculta para evaluar todos los escenarios posibles, de allí que eventos difíciles en 1992 y 2002 han consolidado su prestigio y demostrado su acierto como estadista.
Son su infinito amor por la patria y su grandeza política los fundamentos que le permiten a Chávez visualizar prematuramente un país más allá de su existencia personal, pues nada lo distrae de su prioridad de defender la Patria Bolivariana frente a los buitres de la burguesía nacional y el imperialismo gringo.
Todos los venezolanos comprometidos con la paz nacional, deseamos el pronto restablecimiento y retorno del relegitimado presidente, porque 14 años de revolución con inclusión social son prueba de que podemos convivir en democracia y diversidad de ideas.
Sin embargo Chávez es consciente de todos los peligros, porque así como existe el bien también existe el mal. Nuestro comandante sabe que hay una minoría adinerada, violenta y desbocada que practica el asalto, el golpismo y cual ave de rapiña permanece al acecho de cualquier instante de confusión o desorden en la revolución para ensayar un nuevo ataque.
Para neutralizar al fascismo, Chávez ha dictado las pautas necesarias para el improbable escenario de su eventual ausencia física, demostrando que la Revolución Socialista es hoy una obra que va más allá de un hombre; porque para protegerla hay pueblo, fuerza armada y dirigencia revolucionaria.
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