El crecimiento y contaminación del Lago Tacarigua es un problema de magnitud nacional que debe ser objeto de discusión y consulta pública y con profesionales especialistas, por la magnitud del tema y su importancia.
No es solo para reivindicar el topónimo ancestral que mantuvo hasta 1937, cuando lo cambiaron a “Lago de Valencia”, para invisibilizarlo; sino comprender que es un problema ecológico y debe tener una solución ecológica: El lago fue convertido en endorreico (sin aliviadero) por la deforestación desde la colonia, cuando inició su desecación gradual; pero empezó a crecer a finales de los setenta por aguas contaminadas del caño Cabriales y las cloacas de los centros poblados. Este desbalance hídrico se aceleró por las quemas de vegetación en cuenca alta, media y de galería de sus afluentes, así como por el crecimiento urbano sobre suelos agrícolas, todo lo cual genera menor infiltración al suelo y mayor escorrentía al lago.
Actualmente, para “resolver el problema de inundaciones por la crecida del lago”, lo que indica que no se ha entendido el problema, se anuncian escuetamente obras para desviar aguas residuales de ambas ciudades hacia el Pao y el Guárico, y trasvasar el río Aragua hacia el río Tuy; esto cambia el balance hídrico drásticamente pero no favorece salidas de aguas del lago, sino que resta ingresos al mismo; razón por la cual se demorará en bajar el nivel, solo por evaporación, pero en pocas décadas se secará el Lago, quedando solo un estero en época de lluvias.
Insistimos que la solución holística es la propuesta presentada en 1988 por el Ingeniero, Espeleólogo y Entomólogo triestino Carlos Bordón Azzali, recientemente fallecido, que consiste en un sistema de trasvase de aguas del lago y aguas residuales de las ciudades de su entorno, mediante un sistema sencillo de canal de captación y desbaste, foso con exclusas removibles para controlar el nivel del lago, un túnel bajo la cordillera partiendo desde la cota 380 msnm, una tubería marginal al cauce del río Ocumare, donde incluirán las aguas residuales de sus caseríos y centros urbanos, y una tubería para dilución submarina en aguas profundas. Estas obras se construyen entre 8 y 12 meses, dependiendo de la tuneladora, simultáneamente con las demás obras del sistema. Solución avalada como proyecto de tesis para el Doctorado en Ingeniería Ambiental en la Universidad del País Vasco.
El costo estimado de esta propuesta, con precios ajustados del mercado internacional, ascendería apenas a 310 millones de dólares ($ 310.000.000,00); más económico que las obras anunciadas, pero resuelve el problema del Lago y la gente.
Con esta propuesta el Lago bajaría 2,5 m en 15 meses, mientras que las otras propuestas baja mas lentamente, por evaporación; por lo que en un año quedan libres las zonas amenazadas y las inundadas. Al contar el lago con un aliviadero permanente, deja de ser endorreico e inicia su descontaminación gradual. Lo mejor de esta solución es que no necesita de bombeo ni consumo eléctrico, porque opera por gravedad.
Por si fuera poco, el Lago se convierte en un embalse con capacidad de generación hidroeléctrica, pues contaría con 25 metros de presión hídrica sobre la entrada del túnel, un caudal mínimo de 20 metros cúbicos por segundo y un desnivel de más de 200 m de altura, suficientes para dar electricidad a toda la costa central del país. No impacta negativamente en otras cuencas ni a otras poblaciones y, como ventaja adicional, sirve de exploración geológica para obras similares, como el Ferrocarril La Encrucijada-Turiamo, donde pudiera haber un puerto flotante en aguas profundas, o el Ferrocarril de la Costa Central, Puerto Cabello - Carenero; para consolidar así el Distrito Motor Tacarigua.
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