Ya estaba invernando, pero salí del sopor para un artículo de una hora por la llegada intempestiva de quien no podía faltar. Aparece y desaparece, viene y va, despilfarrando sabiduría europea sobre las tribus venezolanas, casi nunca gratis, porque no da puntada sin dedal (sobre su manera de cobrar ya se ha escrito anteriormente, investiguen), el teórico de las revoluciones post caída del muro, el único, el verdadero. El esparcidor de “ideología” según la clasificación de los artículos de aporrea.
De una incursión reciente a la vida política venezolana (latinoamericana en verdad) salió muy aporreado, pero volvió con las mismas argucias de siempre, disfrazando de opinión intereses corrosivos que no parecen beneficiar sólo a su vanidad intelectual y gordo currículo, sino a alguna de las organizaciones que ya sabemos no existen, pero de que vuelan, vuelan. Entre la disyuntiva de “¿lo mandaron o vino?”, él siempre parece haber sido mandado.
Me quito el sombrero embelesado por los aportes que nos trae sobre “las elecciones regionales venezolanas y sus postrimerías”, palabreja que de no traducirse como simples “conclusiones”, no le calza ninguno de sus otros sinónimos a los 4 días transcurridos desde el 16 hasta la fecha de su artículo rutilante.
¿Qué el decálogo de los neoliberales y neofascistas Uribe y Aznar no tiene viabilidad en la Venezuela, ni en la América Latina, de hoy? Él y los del más allá, los absuelven, Piñera, Humala, Lobo, Chinchilla, Martinelli, Peña, Santos, Franco. . . y los que se me pasan en este momento.
Resollar por la herida se le llama al mal del ventilador que puede esparcir tanta porquería teórica en tres párrafos: Un caso sobre 21 (¡Olé!) y una mentira con disfraz de verdad le sirve para demostrar que “era posible disentir de ciertas directrices absurdamente centralistas y económicamente utópicas del Presidente, sin perder la base social de apoyo”. Carajo, parece más un chiste de Franz y Friz que un análisis político; lo único importante era plasmar en papel y calificar de “absurdamente centralistas y económicamente utópicas” “ciertas directrices del Presidente”; la justificación agarrada por los pelos no sirve para nada. El triunfo de Henry Falcón (también le podemos recostar el de Guaruya y el de Capriles) no es representativo, en 20 casos no sucedió así, al igual que refleja interés, sacar conclusiones a partir de asumir la ganancia electoral del PCV. Para ilustrar ignorancia y cifras mentirosas, le contamos que en Amazonas, Bolívar, Mérida y Portuguesa, donde el PCV no aceptó “la imposición de ciertas candidaturas del PSUV”, obtuvo, respectivamente, 1,05 - 8,07 – 10,17 y 13,52%, y en las tres donde hubo incremento hay una explicación particular, incluido el caso de Portuguesa. En los restantes estados hubo una disminución porcentual con respecto a las elecciones del 8-O superior en 9,57 a la disminución de la participación. Entre las dos elecciones últimas, el PCV disminuyó 194.O53 votos, 16,55% más que la disminución de la participación. Pero no se preocupe, camarada, que conozco científicos sociales que también saben agarrar el rábano por las hojas y el oso por las criadillas.
Más adelantico, la primera oportunidad de utilizar el remoquete de “oficialismo”, como la oposición venezolana, y de hablar de “plumas pagadas de Miraflores”, como si en Venezuela no identificáramos rápidamente a quienes cobran por el uso de sus computadoras. El resto, cuadrar con matices los antiguas análisis sobre los militares revolucionarios y tratar (¡pobre pendejo!) de meter cizaña en el alto gobierno y la dirección del PSUV, partiendo de la artera posición de la falta definitiva de Chávez y el vil comportamiento de revolucionarios. ¿Qué te hizo Cabello? ¿No te pagó alguna “conferencia” o no te permitió la venta ambulante de libros? En el pellejo de Cabello, en lugar de rebatirlo teóricamente, le metería un lepe por esa jeta.
Para finalizar, todas las comparaciones históricas que hace son de una balurdes tal, que dan pena ajena. Y la afirmación final de reconocer a Chávez como dueño legítimo del poder (del poder, ajá del poder, eso que está en riesgo por “un inmoral proyecto de usurpación”), debe referirse a otro Chávez y no al de “las directrices absurdamente centralistas y económicamente utópicas” por no ir a buscar en mi archivo otras linduras endilgadas por el trotamundos al Presidente, a pesar de la frase que pasará a la historia y le restregaremos pronto en ese hocico: “Toda persona realista sabe que el amigo (amigo el ratón del queso), camarada (yo te aviso chirulí), y revolucionario Hugo Chávez ha llegado al fin de su heroica odisea de liberación.” Con toda la buena intención le recomendamos ir a lavarse ese paltó a Europa, allí el Reich de la Merkel, y el milagro griego, portugués, español, italiano, inglés. . . están urgidos de plumas de analistas como la suya, con la oportunidad cercana de que le cuelguen un Nobel y lo inmortalicen en un museo de cera.
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