Hay que reconocer crudamente la posibilidad de que Chávez se ausente definitivamente. Por más duro que parezca, es deber de las vanguardias políticas, sociales y comunicacionales prepararse mental y espiritualmente para lo peor, de manera de estar listos para enfrentar el inconmensurable dolor que nos embargaría y sobrepasarlo de inmediato para salir a las calles, a las pantallas, a los micrófonos, a las redes sociales para ayudar a levantar el ánimo del pueblo, proyectarle fortaleza, llamar a la más férrea unidad y a la lucha sin cuartel en defensa de la Revolución Bolivariana.
En lo inmediato, tendríamos que afrontar nuevas elecciones presidenciales. Ante algo como eso, sería nuestro primer deber mantener al pueblo unido, suspender temporalmente cualesquiera divergencias o acción de corrientes, y respaldar con la solidez de la roca al candidato de Chávez, Nicolás Maduro, y elegirlo como nuevo Presidente.
Sin duda que se revelarían todos los fantasmas. Los externos y los internos, los que pululan en el campo contrarrevolucionario y los que medran en el seno de la revolución. Esto supondría la apertura de un nuevo período lleno de peligros y también de nuevas expectativas. Se pondría a dura prueba la solidez de esta revolución y la conciencia del pueblo venezolano. Si lográramos salir airosos de un trance como ese, la Revolución Bolivariana aumentaría su luz como el faro del mundo nuevo, si no, quedaríamos en eterna deuda con los pueblos del mundo, y nuestra lucha continuaría en nuevas y mucho más complicadas condiciones.
En el mediano plazo, una vez logrado el objetivo de elegir Presidente a Nicolás Maduro, tendríamos que:
Mantenernos fieles a la Constitución Bolivariana votada por el pueblo.
Mantener el carácter democrático abierto de nuestra Revolución, permitiendo que siga existiendo una oposición contrarrevolucionaria con derecho a expresar sus opiniones y presentar candidatos a las distintas elecciones previstas.
Al mismo tiempo, profundizar el debate con esa oposición y llevarlo a todos los rincones con el pueblo en la calle, para contribuir al crecimiento de la conciencia revolucionaria y a que Venezuela se prepare para las grandes batallas que estarían planteadas, ya que la contrarrevolución creería llegado el momento de lanzar su contraofensiva final.
Evitar que la lucha de tendencias en la Revolución, que se desataría ante la ausencia del líder, se convierta en un factor incontrolable de división. Procesar las diferencias con el método del debate abierto con participación masiva del pueblo, y que este asuma las decisiones, si es necesario a través de métodos electorales.
Continuar desarrollando el programa de la Patria 2013-2019 y la lucha por mayor eficiencia en la gestión de Gobierno
Afianzar el desarrollo de una real dirección colectiva de la Revolución en todos sus niveles
Seguir la lucha en todas las regiones y localidades por la creación y crecimiento del Estado Comunal.
Prepararse con ahínco para la Guerra del Pueblo, ya que el imperialismo aumentará sus presiones y agresiones contra la Revolución.
Profundizar el desarrollo de la Integración Latinoamericana como herramienta fundamental de la independencia de nuestros pueblos, manteniendo vivos todos los organismos y todas las acciones emprendidas bajo el liderazgo de Chávez.
Mantener el corazón ardiendo y la mente fría, así como la creatividad, la libertad de expresión en el seno de la Revolución y la disposición al debate fraterno, y evitar la tentación del “todo o nada” en la lucha por el poder que se desataría entre las tendencias políticas e ideológicas presentes en la Revolución. Promover el diálogo y la capacidad de negociación en el seno del movimiento revolucionario. Y a fin de cuentas, permitir que sea la opinión consciente de la mayoría la que marque el camino.
Este artículo lo he escrito tras una noche muy dura y dolorosa. Llamo a todos a expresarse abiertamente y a reconocer la posibilidad de que nos falte el gran líder en algún momento, para ir preparando esta casa del amor que es la Revolución, antes de que se nos llene de lágrimas.
De todas formas, nuestra esperanza de que nuestro querido Chávez se recupere continúa viva.
Con Chávez viviremos y venceremos
¡Viva Chávez!