¿Revolución desclasada?

Lo venimos advirtiendo, tenemos materias pendientes en esta compleja e importante construcción que es el proceso bolivariano y una de ella es el estudio y debate metodológico, científico, permanente y profundamente participativo sobre el horizonte estratégico de esta etapa.

Hacen mucho ruido declaraciones bastante altisonantes sobre el socialismo venezolano (¿?), sin que hasta ahora nadie haya tenido la molestia de definirlo aunque sea de manera elemental; quienes han tomado, quizá de manera inocente, la denominación de “Socialismo del Siglo XXI” como una creación autóctona olvidan, o ciertamente desconocen, que hace ya mucho tiempo la autodenominada “Escuela de Frankfurt” daba este nombre a su teoría de la “Economía de las Equivalencias” que en nuestro país introdujo el alemán-mexicano Heinz Dieterich.

Con lo autóctono, utilizándolo como excusa para no estudiar de forma sistemática las hermosas y dignas experiencias de construcción revolucionaria de otros pueblos, se ha despachado con una ligereza espeluznante en nuestro país un acumulado histórico denso en esta materia contenida en la historia del Movimiento Comunista Internacional y de la rica experiencia de Liberación Nacional de pueblos de todo el planeta incluyendo al nuestro para peor seña, lo que constituye un enorme error táctico que pudiese costar onerosas lecciones a este proceso que queremos y que defendemos por útil y necesario como está demostrado.

La ideología pequeña burguesa, con mucho raigambre en Venezuela como teoría dominante por ser la teoría de la clase hegemónica, ha venido introduciendo elementos realmente perniciosos en un estudio y comprensión científica de la revolución que además lastimosamente ha sido “comprada” por elementos y grupos de la “izquierda” nacional; ahora, por ejemplo, está muy de moda decir que eso de las clases sociales es una cuestión desvencijada y superada por la historia y que “nuestro socialismo” se construirá sin esas “cuestiones sesentosas”, ocultando debajo de esta “alfombra ideológica” la verdadera esencia de un modelo económico basado en la división de la sociedad en clases antagónicas cuya esencia, más allá de la forma, se mantiene incólume porque no está referida a una cuestión temporal sino a una expresión concreta del modo de producción.

Comprender la peculiaridad venezolana implica comprender que, ciertamente, nuestro país, al igual que casi todos los pises de América Latina, Asia y África, pertenece a la órbita del capitalismo periférico lo que hace necesario priorizar en lo inmediato en la lucha por la liberación nacional apuntando a un estadio estratégico que es la lucha por el socialismo como primara fase del comunismo.

Las revoluciones varían de forma, pero en esencia expresan los anhelos de liberación de la humanidad de problemas que le son comunes, mucho más comunes si estamos hablando, más allá de las particularidades objetivas dignas de tener en cuenta, de un mismo modelo económico.

Y es por todo esto que negar la existencia de las clases y capas sociales, de su rol en los procesos de transformación social es poner en riego las conquistas estratégicas que decimos estar buscando.

La revolución socialista deberá integrar a todas las capas históricamente interesadas en la liberación social y tendrá, gústele a quien le guste, en papel protagónico a la clase obrera.

¿Revolución desclasada?...eso no existe, es un fraude.

El autor es: Militante del PCV

edgarml79@gmail.com

@edgarmelendez79




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Edgar Meléndez


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