La marcha del 11 de abril del 2002: El crimen colectivo planificado

El día once de abril del dos mil dos da inicio en Venezuela una modalidad antes no conocida de la delincuencia de la derecha, es decir, comenzó el crimen político planificado y realizado a gran escala. Ese día recorrió parte de Caracas una marcha multitudinaria planificada con intenciones criminales. Antes de ella, los crímenes habían sido en Venezuela un asunto -por así decirlo-, individual y privado. A partir del 11-A el crimen se volvió estrategia política, de caráter público, y ejecutada colectivamente a la luz del día como resultado de una planificación cuyo objeto era sacar del gobierno por el viejo método del linchamiento al Presidente de la República.

Una de sus particularidades fue que sus ejecutores, no fueron sus autores ni sus planificadores intelectuales más importantes. La ejecutó una masa de fanatizados y enloquecidos por “sus medios de comunicación”, esa masa fue sólo el instrumento -consciente en parte-, de los fines que ella contenía y conllevaba; marcharon algunos de los planificadores y autores intelectaules, otros no. Un grupo de ellos fueron estadounidenses (Charles Shapiro, Embajador de Estados Unidos y otros de esa embajada, ejecutando ódenes del gobierno de EEUU); otro grupo, numerisísimos políticos de AD y Copei, de Proyecto Venezuela y Primero Justicia, de la dirección religiosa católica de Venezuela, que es la CONFERENCIA EPISCOPAL; como esencialísimos debemos mencionar los factores principales de la burguesía nacional, es decir FEDECÁMARAS, CONINDUSTRIA, CAVIDEA, CONSECOMERCIO etc.. Ambos grupos, los de EEUU., y los criollos, tenían como finalidad linchar a Chávez y formar un gobierno, y, entre otros objetivos, ponerle sus garras a PDVSA y al resto de las riquezas nacionales, riquezas del pueblo venezolano, siendo los estadounidenses los del fuelle que obtendrían el lomito, y los criollos iban por los pellejos.

Otro grupo intervino en la ejecución material del plan, a ellos los vimos por televisión el jueves 11 de abril dirigiéndola, eran generales, contralmirantes, coroneles, capitanes de la marina, otras jerarquías militares, jefes policiales y tropas de ambos grupos; el resto, algunos centenares de miles, era la comparsa enloquecida, que por ser tal, servía como dócil instrumento militar, y carne de cañon opositor, que para esa finalidad, para ello, los organizadores situaron varios francotiradores cerca del Palacio de Miraflores,

Dada su magnitud se necesitaron numerosos expertos para que funcionase como un ejército, para ello, como he dicho, varios generales de tierra y aire, y algunos contralmirantes, y otros oficiales menores, y el ejército de polícías mencionado, se hicieron cargo de la planificación de la ejecución y de su dirección en el terreno.

Actuaron entonces, junto con los más connotados dirigentes de la derecha socialdemócrata y socialcristiana, AD y Copei, los escasísimos trabajadores agrupados de la Confederación de Trabajadores de Venezuela CTV, de los partidos Proyecto Venezuela y Primero Justicia (partido fechista), excrecencias ambos de Copei, y numerosos tránsfugas de la izquierda, personales, y un partido tránsfuga, Bandera Roja BR, todos tránsfugas a la delincuencia de la derecha. Bandera Roja y Primero Justicia como fuerzas de choque, y otros forajidos, y como acompañante espiritual la “ilustre y piadosa” iglesia católica en sus máximas jerarquías.

Marcharon muchos a título de propietarios de los sectores empresarial, industrial y comercial; del sector de las telecomuncaciones y de los medios de comunicación masiva; iban algunas familias enteras que los organizadores, usaron como mampara “democrática y civilizada”, y otros muchos, que se presentaban y reconocían como miembros de la llamada “sociedad civil”, esto último propiciado, como he dicho, por los organizadores, para aparentar un carácter democrático y pacífico en una movilización con propósitos criminales.

Se movilizaron también, con funciones específicas, gobernadores, alcaldes y concejales de la derecha con sus policías vestidos de paisanos pero armados, como ayudantes en el plan siniesto.

Comenzó como una marcha de sectores fanatizados de la derecha, formada por amplios sectores de las clases medias y altas de Caracas, convocada para ir desde el Parque del Este hasta la sede de PDVSA en Chuao, sólo algunas decenas de cuadras de recorrido. PDVSA en manos de los forajidos de la Megabanda de petroleros, era el movilizador y uno de los grandes financistas de toda la subversión.

En este supuesto destino final, la sede de PDVSA en Chuao, comenzaron las verdaderas arengas, que vociferadas por los fachistas criollos, le dieron el sinistro, verdadero y secreto sentido, que inuauguró en Venezuela el crimen masivo. Se habían saturado previamente durante los últimos meses, a las clases medias y altas del país por los medios transmisores de mentiras y de infamias, como Globovisión, Televen RCTV, Venevisión, La Tele, etc., pero sobretodo de Caracas, con las difamaciones y calumnias más infames contra el pueblo chavista, que por causa justa y no por coincidenciaa, era y sigue siendo la mayoría pobre del país y de Caracas. Se nos definía como criminales, sucios, desdentados, brutos y un sin fin de insultos, resultado del desmesurado odio y desprecio que nos tiene la autodenominada elite de Caracas, la cual es muy ducha en producir insultos contra los pobres, indios, mestizos, mulatos pardos y zamboes de Venezuela, así como también es de imaginación fértil cuando se trata de adular y enumerar las virtudes de los ricos y poderosos de otras latitudes.

Pero regresando a PDVSA Chuao, por horas se saturó a la multitud con mensajes de odio y desprecio al Presidente Hugo Chávez, al proceso bolivariano y a sus colaboradores; a todo el pueblo pobre venezolano, con los epítetos con que las mentes degradadas de los fachistas y forajidos criollos, lo conciben y definen, y con los que han llamado a todos: desdentados, sucios, hediondos, malvivientes, hijos de malas madres, criminales comunistas, círculos bolivarianos violentos y criminales y un largo etcétera.

Esos insultos, unidos a otros, que muestran el profundo desprecio de las clases altas de Caracas y de Venezuela por la variada composición étnica del pueblo, que muestran su desprecio e ignorancia por los que no son de origen europeo, creyendo que llamar negros, zambos, pardos, mestizos, indios etc., a negros, zambos, pardos, mestizos, indios, orgullosos de sus compsiciones étinicas, es insultante para el pueblo venezolano, orgullosos disfrutante de las riquezas de sus mezclas étincas, pero que la elite blanca de Caracas cree que es motivo de vergüenza dentro de las clases populares, sin haberse enterado nunca de la íntima satisfacción que el pueblo siente por lo que es.

Los dirigentes calcularon el momento de mayor enardecimento y locura de la masa de sus partidarios frente a ellos, formada por las clases medias y altas de Caracas, y en esa hora crucial, invitaron a todos con la orden: “¡Vamos a Miraflores!... ¡A sacar a ese traidor!”; y con este mandato en sus mentes, partió, como marcha asesina el 11 de abril a Miraflores. En ese momento se convirtió de ser una marcha histérica y fanática (la que llegó a Chuao) en fanática y asesina; la que partió a Miraflors a “sacar a ese traidor”.

La demolición mental y moral, que hizo posible las características especiales de la marcha del 11 de abril, y sus criminales propósitos, comenzó en realidad, antes de las elecciones del 6 de diciembre del 1998, cuando a lo largo de la campaña electoral, la derecha presentaba a Chávez como un militarote malvado, gorilesco, bruto, primitivo y seguro dictador terrorista. Esta demolición se acrecentó desde los comienzos de su primer mandato, de tal manera que para las elecciones de relegitimación de los poderes del 31 de julio del 2000, un tal capitan García Morales anunció por televisión, ante periodistas de la derecha, los plannes para su magnicidio y agregó que ya habían hecho contacto con los francotiradores.

El desarrollo del gobierno bajo la nueva Constitución discurrió con los obstáculos y tropiezos de un proceso de la especial naturaleza del nuestro, pero lleno de voluntad de desarrollarla y devolverle su libertad y su soberanía al pueblo, y la soberanía a la Nación Venezolana. Llegamos en eso a fines del 2001 cuando como resultado de la habilitación Chávez anunció y promulgó las 49 Leyes Habilitantes.
Incluídas entre ellas las de Hidrocarburos, la Ley de Tierras y la de Pesca. Las 49, y especialmente éstas tres, activaron dafinitivamente el golpe que se concreto entre el 9 y el 12 de abril, y que finalizó entre el 13 y el 14, como sabemos.

Quienes la organizaron, cometieron el que tal vez haya sido el crimen más grande y perverso que se haya cometido en Venezuela: Una serie de individuos nacidos en Venezuela, con poder económico, político, social, poder decisivo en los madios masivos de engaño y falsificación de la realidad, factores excrecentes del ejército de la IV República y otros; coaligados con factores extranjeros, que fueron, el poder económico y político de los Estados Unidos de Norteamérica, a través de la embajada de ese país, junto con factores del poder político y económico de España, su casa real y otros; todos ellos, organizaron la marcha del 11-A, situaron francotiradores para asesinar gente de la marcha, a sus seguidores y a chavistas, mitad de cada grupo, anunciaron que Chávez había asesinado 19 personas. Detalle: 10 generales y almirantes grabaron un video 2 horas antes de que hubiesen muertos en las calles de Caracas, anunciando el Contralmirante Héctor Ramírez Pérez; “...a esta hora van ya seis muertos y numerosos heridos” video casi idéntico al que fue transmitido consumados los crímenes y exigiéndole la renuncia al Presidente Hugo Chávez. Esta grabación es una de las numerosas pruebas materiales del crimen premeditado contra el pueblo venezolano, contra sus instituciones y contra la Institución Presidencial, y personalmente contra el Presidente Chávez.

Este crimen inaugura el crimen a gran escala en Venezuela. Requirió de una planificación de mucho tiempo, el ajuste de muchos detalles, la destrucción mental de parte de la sociedad venezolana, y muchos otros detalles que en este artículo no son pertinentes, pero es tal vez el más grande crimen cometido en Venezuela y lo cometió la elite política, económica, religiosa, cultural, etc., y sigue impune.

Éste es un crimen no preescrito porque los crímenes de esta naturaleza no prescriben. El señor Henrique Capriles Radonski junto con su pandilla de delincientes están complicados en él, junto con muchos más.

Quien desee más detalles fácticos y de interpretación sobre estos acontecimientos y sus autores puede solicitármelos a través de mi correo:

vladimirlazo@gmail.com


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