Al excandidato le quedó grande el éxito político que tenía en sus manos, ya se ha comentado cómo perdiendo electoralmente con un margen tan estrecho obtenía la victoria política más importante que ha tenido la oposición en estos 14 años. Sin embargo, se enredó, no supo administrar ni capitalizar semejante victoria, él podía seguir tranquilamente por las vías institucionales el camino para adversar con más fuerza al gobierno (elecciones para las alcaldías, referéndum revocatorio, etc…). Pero fue impaciente y soberbio, despreciando así una gran oportunidad para el diálogo nacional.
Ahora el CNE acaba de decidir hacer la auditoria del 46 % de las cajas restantes, ya de por sí auditar el 54 % es un exceso, pero ahora auditar el 100% dice mucho de la democracia venezolana y de nuestras instituciones. Además, hay que considerar la respuesta inmediata del CNE, dado que la solicitud formal e institucional fue apenas el día anterior. Un Estado no puede someterse a extorsiones, las leyes y los procesos formales se respetan o no.
El que ha militado de verdad y ha sido minoría sabe que cuando exiges a la autoridad un derecho y no lo obtienes allí se inicia la lucha, protestas y mientras más te lo niegan, más te creces. Cuando te dan la razón la protesta se extingue. Ahora posiblemente se inventen otro libreto, de ser así, cada vez irán mermándose más. No sé, ahora exigirán que el voto sea manual, que se prohíba el uso de computadoras en el CNE, que se cuente con un ábaco los resultados y que todo se escriba a mano, que no se digitalice nada, o mejor aún, que se imponga el voto censitario.
A partir de este momento se queda sin libreto, subestimó al gobierno, creyó que lo intimidaría, le quedó mal a su gente, le quedo mal a todos. Le quedó mal a los más radicales, a sus frentes de choque y mercenarios (que son una minoría insignificante que más que ser de oposición son antichavistas fascistoides), quienes respondieron de inmediato a su llamado a la “arrechera”, a la calle, desconociéndolos luego y dejándolos solos; pero también desmovilizó a los activistas opositores, después que había prometido movilizaciones, les dejó sólo con las ollas abolladas; finalmente, le quedó mal a la gran mayoría de sus electores quienes están en total desacuerdo con las acciones violentas y desestabilizadoras que fueron consecuencia de su discurso. Todo esto sin contar la torta que ha puesto a nivel internacional y la necesidad que tiene el país de tener una dirigencia en la oposición que sea seria y democrática.
Ahora sin discurso, sin libreto, confundido, no le queda otra que decir que la decisión de la auditoría que realizará el CNE es su victoria, y en su costumbre de tratar de imitar al chavismo para llegarle a la gente, con frases como “mientras tanto” (evidente mala copia del histórico “por ahora”), plagia de nuevo al chavismo invitando a colocar música. Lo importante de todo esto es que “por ahora”, al parecer, el excandidato dejará en paz a los venezolanos de uno y otro bando en los próximos días. Ojalá los libretos siguientes sean menos trágicos y dolorosos.