Golpe a fuego lento

No tengo duda alguna: la derecha se encuentra en plena aplicación de un golpe de Estado cocinado a fuego lento. Sumemos como se han ido agregando los ingredientes de esta receta y el proceso de cocción para percatarnos.

La preparación comenzó con el desconocimiento general de la institucionalidad expresado por Capriles tanto en el irrespeto al Consejo Nacional Electoral y su imparcialidad más que probada, a la autoridad presidencial reconocida como tal al haber recibido la mayoría de los votos y el capítulo más reciente, a la solicitud de recusación de algunos magistrados por ser “afectos al gobierno”, llevada al extremo de denunciar que un magistrado no está en capacidad de ejercer sus funciones “porque tiene familia chavista”. Casi corro el riesgo de intentar explicarle al candidato derrotado y gobernador ausente que si mayoría del país es chavista, nada más natural que encontrar a familiares chavistas por doquier, pero mejor no caigo en tentaciones y sigo con la receta.

Toda esta mezcla lleva meses en el horno que encendieron en marzo, cuando el mismo Capriles comenzó una escalada de rabia en la izquierda cuando en el colmo del irrespeto se atrevió a señalar que el alto gobierno y peor aún, la familia del Presidente Chávez, se prestó a un juego macabro de engaño respecto a la fecha de su vuelo, bajo supuestas argucias electoreras –delito del cocinero golpista que cumplo con recordar, continúa abierto-. El turno de desbordamiento de la derecha llegó en abril, cuando pidió a sus seguidores que “descargaran su arrechera” caceroleando, a sabiendas que el estado anímico generado desencadenaría los hechos de violencia física que llevaron a 9 asesinatos políticos, a más de un centenar de heridos y a la destrucción de infraestructura pública y privada, crímenes que también siguen abiertos y deben conllevar responsabilidades materiales e intelectuales. En mayo, ha insistido en la disfuncionalidad de las instituciones públicas, en firme proceso hacia profundizar su desconocimiento.

Añádanle al gusto las ya más de una pizca de declaraciones expresadas desde el exterior por voceros de distinto calibre y un chorrito de intolerancia para sazonar para que la extrema derecha tenga casi listo el banquete que tanto desea servir. Ahórrense de hacerlo porque tendrán una terrible indigestión.

Cocineros del desastre, considérense advertidos: no habrá antiácido que valga.

oliver.reina@gmail.com

@oliv22


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