Hay que saber diferenciar entre criticar el costo y la estética de una construcción, y el debido respeto al personaje histórico en cuyo homenaje se construyó, porque cualquier obra que se haga en honor a Bolívar, es poca cosa para su significado en la historia venezolana. Pero más que un homenaje, este mausoleo más bien resulta en una ofensa al padre de la patria.
Con un costo cercano a los 600 millones de bolívares, otorgado sin licitación a una constructora sin experiencia en monumentos, según reporta la periodista Lisseth Boon, la obra, aparte de costosa para los que ofrece, resulta estéticamente horrenda, ya que se podría asemejar a un bloc de notas abierto de pie contra una iglesia de planta jesuítica, algo que rompe con la armonía de todo el entorno. Basta con ver el trabajo excelente de la “Flor de los Cuatro Elementos”, que diseñó el arquitecto Fruto Vivas, y que fue construida en apenas dos días para situar el sarcófago del comandante Hugo Chávez, para darse cuenta del mal gusto de la rampa gigante que hizo el exministro Farruco Sesto a Bolívar. Es suficiente con ver como contrasta el ambiente del magro recinto con las estatuas neoclásicas del escultor italiano Pietro Tenerani, en ese fondo simplón y desangelado.
No es cuestión de un enfrentamiento entre los valores de la humildad y la sencillez contra los de la ostentación y el lujo, ya que con menos recursos se hubiera logrado algo de mejor nivel artistico, incluso o con un menor tamaño, pero con una estética más acorde con el estilo tradicional del Panteón Nacional. Habrá que esperar otro siglo para ver un monumento que esté al nivel del padre de la patria.
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