La praxis revolucionaria bolivariano-chavista

El título del presente texto nos suena a marxismo puro y duro. Para los marxista, seguramente, así será, los revolucionarios de izquierda asumirán ese concepto como una realidad necesaria, los nacionalista asumirán la praxis revolucionaria como una necesidad hacia la presencia de la Patria tanto a lo interno-social como a lo externo-geopolítico, las derecha verán en la frase el “fin del mundo y la llegada del comunismo” a Venezuela, la Iglesia cristiano-católica verán a Hegel y el modernismo como el “mal de males” que desplazaron lo “eterno-teológico” por lo “científico-naturalista” expresado por esos filósofos que nos desconocemos, académicamente. Lo cierto es que la frase se contiene en dos (2) conceptos importantes: la praxis-revolucionaria y lo bolivariano-chavista. Ello nos lleva a reflexionar para preguntarnos cuánto de pensamiento modernista se contiene en la “praxis-revolucionaria” y cuanto de histórico-social se contiene en lo “bolivariano-chavista”. Es decir, ello nos lleva a considerar la significación de la Revolución Francesa cuando de “praxis-revolucionario” exponemos y discutimos y cuanto de independentista-nacionalista está significado en la propuesta del concepto “bolivariano-chavista”. Al tiempo, en el primer concepto propuesto sobre la Revolución Francesa tendríamos que reflexionar su importancia para la burguesía y su imposición como clase social en la estructura del Estado y la imposición de su sistema del quehacer económico como lo fundamental-necesario en el marco de la propuesta de un sistema económico que se le ha denominado como capitalista. En correlación al desarrollo discursivo, el concepto histórico-necesario-nacional “bolivariano-chavista” es obligado desglosarlo para su análisis dialéctico en función de la propuesta contenida como la solución histórico-necesaria en la transformación de un “estado-chucuto-rentista-alienado-dependiente” hacia un “estado-social-participativo con ideología propio-histórica”.

¿Tuvieron sus derechos históricos las burguesías de expresarse durante la Revolución Francesa como una realidad evolutivo-histórica imprescindible e inevitable en el desarrollo de las sociedades, en este caso concreto, francesa y, en consecuencia, sus influencias en las sociedades burguesas de los reinos europeos en perfecta decadencia histórica como modelos de estado medieval-católico a pesar del Renacimiento? Importante pregunta porque nos lleva a considerar sí las sociedades europeas como tales evolucionaron en perfectibilidad hacia la mayor participación de una sociedad castrada por paradigmas impuestos por el modelo-feudal-histórico y su propia evolución como modelo feudal por simple lógica formal, la sociedad burguesa tendrá y tiene que desarrollarse hacia realidades superiores de perfectibilidad del “ser creado-social” hacia mayores responsabilidades personales y colectivas en el proceso de evolución natural de la Creación. A su vez nos lleva a inquirirnos sí esa participación referida se refería a toda la sociedad como un todo, es decir, la participación de la burguesía ansiosa de alcanzar el control del Estado nacional conjuntamente con los sectores sociales obreros, campesinos, el sector social denominado como lumpen-proletariat e inclusive la participación de sectores adscritos al modelo feudal que, en transformación de sus conciencias, percibieron las necesidades de cambios profundos del modelo de gobierno y de estado imperante desde la constitución de la monarquía como referencia ideológica en praxis socio-económica de un estado ya en perfecta decadencia inevitable. Es decir, nos preguntamos: ¿era necesario además de obligante que la Revolución Francesa se expresara en la más amplia amplitud político-ideológica en el proceso del control tanto del Estado como de la economía? Por supuesto, obligado es preguntarse: ¿por qué fracasó la Revolución Francesa? Queda a los expertos en y sobre la Revolución Francesa explicarnos esas razones para continuar profundizando en nuestras inquietudes global-revolucionarias.

Las revoluciones que se conjugan en el pensamiento-propuesta de una revolución sustentada en los paradigmas “bolivariano-chavista” deben ser analizadas en el marco de su contexto obligado histórico. Es evidente que nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías, inteligentemente, se refería tanto al pensamiento en escrito expuesto por El Libertador, don Simón Bolívar, como mencionaba, obligadamente, a los procesos real-político-socio-militar que se desarrollaban alrededor de las citas expuestas para su discusión pública y colectiva de los denominados como revolucionarios sociales y, particularmente, refríase a los líderes fundamentales de la Revolución Bolivariana. Nos exponemos este concepto porque las derechas y sus “habladores-intelectuales” vienen expresando en frases escritas sobre “Los muertos y los vivos” (Eloy Torres Román. Tal Cual. Caracas, 22 de septiembre de 2013, pág. 23) cuando, nuestro amigo y colega diplomático, que “…la evocación de muertos para cubrir la ausencia de ideas: Bolívar, Sandino, El Che, Allende, Chávez…” (Idem) En ese orden de reflexión, nos consideramos que, por rigurosidad intelectual-académica, en el campo de los ideas, es cuasi-imposible comparar el “pensamiento de Simón Bolívar” con los restantes propuestos en la cita en texto como comparar lo referido por El Libertador con los pensamientos políticos expresados por los grandes políticos propuestos por Eloy Torres. Simón Bolívar conceptualizó aún en contradicciones obligadas por el propio proceso libertario-revolucionario suramericano como lo demuestra don Germán Carrera Damas en sus estudios sobre don Simón Bolívar aún en el marco de su polémica académico-intelectual-histórica. En ese marco, es sorprendente y didáctico como Hugo Rafael Chávez Frías expuso el pensamiento de don Simón Bolívar en el marco de la Revolución Bolivariana superando con creces “pensamientos y comentarios” de próceres y políticos latinoamericanos aún y cuando “pisemos algunos callos” como decimos criollamente. Por ello a nos, nos lleva a considerar que está sobre la mesa para su investigación, análisis y discusión lo que hemos denominado como el “pensamiento Chávez” que podría ser “piedra angular” de su también propuesta político-ideológica en título: “socialismo del siglo XXI” a pesar de sus detractores y políticos envidioso y políticos haraganes y aburguesados.

Pero en ese contexto nos consideramos que hay y está presente en la Historia de las Ideas una profunda diferencia entre el “ser vivo-existente en su cotidianidad” y su producción y legado intelectual en el mundo de su pensamiento; es decir, considerar que por conocer que un personaje histórico concreto haya realizado su viaje a la infinitud eternidad, es decir, a su transformación corporal-material en energía y su presencia salvífica-eterna no implica que su pensamiento sea transformado en “la nada”, sería una grave expresión de soberbia intelectual. Es, totalmente, ridículo y irreflexivo aunque en frecuentes casos de “perfecta alienación burguesa” como también de actitudes dogmáticas. Es verdad que cuando nos referimos al pensamiento de una figura histórica que haya desarrollado “pensamiento político-ideológico”, por ejemplo, es obligante tratarlo con objetividad en el marco de lo conceptual-teórico. Es decir, consideramos que un tratamiento además de dogmático carente de dialéctica nos podría llevar cuasi-inmediatamente al dogmatismo sea de derechas y/o de izquierdas, ambas actitudes socio-ideológicas, reiteramos, de carácter y comportamiento personal y colectivamente dogmático. Por ejemplo, es caso histórico y/o paralelismos intelectual-políticos el traslado de realidades nacionales revolucionarias conjugadas como una panoplia de ideas que no se corresponden con realidades nacionales específicas. Tomemos un ejemplo histórico concreto y muy conocido. Es verdad que la Revolución Bolchevique ejerció una fuerte influencia en sectores sociales en China pero esas influencias se sustentaron en el carácter y características de la propia revolución referida cuando se definió a la Revolución Bolchevique como una revolución realizada por obreros y campesinos que tuvieron un peso mayor y más importante que el conocimiento del leninismo que se promovió en las grandes ciudades chinas a través de la prensa en varios idiomas presentes en territorio chino para aquella época de semi-colonia. En ese mismo contexto, es imposible comparar aquella realidad objetiva con las realidades que se desarrollaron al finalizar la 2da. Guerra Mundial en el este de Europa cuando, efectivamente, se impuso un modelo de gobierno que los intelectuales de izquierda han denominado como el modelo de estado centralizado, controlador de toda la economía y el ejercicio de un sistema de seguridad de Estado ajeno a realidades nacionales que fueron contrapuesta por Joseph Tito. En ese orden, el desconocimiento de la Historia nacional, el análisis dogmático de ese análisis, el tratar de transponer-trasladar un modelo nacional sustentado en el “socialismo real” a escenarios nacionales que superan históricamente sus propias fronteras es, además de peligroso, contra-revolucionario en el marco referencial revolucionario y no en el concepto revolucionario referido a las derechas. Es decir, también en la revolución socialista existen errores peligrosos como los sucedidos en Chile cuando se presionó desde afuera por el “desarrollo rápido” de un proceso nacional-revolucionario sin conocimiento profundo y presionando realidades histórico-germanas de las fuerzas armadas chilenas.

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Miguel Ángel Del Pozo


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