El problema no es el dólar

El problema real es que en 14 años de Gobierno Revolucionario todavía no hemos sido capaces de establecer una industria y agroindustria nacional. Dependemos de la fluctuación especulativa de una moneda extranjera, el dólar, porque la mayor parte de las cosas que consumimos no se producen en nuestro país sino que tenemos que importarlas. Todo país rico, todo país desarrollado lo es, precisamente porque produce por si mismo la mayor parte de lo que en ese país se consume, no solo en términos de alimentos, sino también a nivel de manufactura.

Y para aquellos que gustan de la crítica revolucionaria, esto evidentemente no puede ser responsabilidad de Nicolás Maduro puesto que Nicolás solo tiene meses al mando del gobierno.

La Revolución Bolivariana, bajo la conducción del Comandante Chávez hizo avanzar a nuestra patria en casi todos los aspectos: nos devolvió nuestra soberanía otrora conquistada por Bolívar, colocó a Venezuela a la vanguardia mundial liderizando los procesos de integración y la construcción de un nuevo mundo pluripolar, y puso al pueblo como centro de las políticas de estado, con la creación de toda clase de planes y misiones dirigidas a resolver problemas estructurales del pasado en materias como la educación y la vivienda.

Lamentablemente, el talón de Aquiles del Gobierno Revolucionario durante todo este tiempo ha sido el aspecto económico-productivo, pero no porque no se haya trabajado en eso, porque si hubo esfuerzos importantes.

Muchas veces, desde la llegada del Comandante Chávez se hizo grandes eventos en los que se entregaban recursos para el impulso de iniciativas productivas de toda índole. Si esto falló fue fundamentalmente responsabilidad del estado, por la falta de seguimiento a muchas de estas políticas de desarrollo que dejaron en el camino iniciativas importantes. Misión Che Guevara, Misión Vuelvan Caras, Fundos Zamoranos, Núcleos de Desarrollo Endógeno, o el impulso a las cooperativas, han sido algunas de las políticas gubernamentales dirigidas a nuestro desarrollo productivo, que por falta de seguimiento adecuado quedaron en el recuerdo después de haber entregado recursos multimillonarios. En segunda instancia, también ha sido responsabilidad nuestra como pueblo organizado, al que se le bajó recursos y hoy, años mas tarde, gran parte las cooperativas, colectivos y empresas que recibieron esos recursos brillan por su ausencia.

A diferencia de Chávez y Maduro, los gobiernos de la MUD jamás intentaron si quiera generar la existencia de la mas mínima industria nacional de ningún tipo. En los gobiernos de la MUD el termino "producción nacional" nunca se usó. Y conceptos como "transferencia tecnológica" era risibles para los gobernantes entreguistas del pasado. Vale la pena recordar esto porque quienes en el pasado ser burlaban -siendo gobierno que es lo peor- de la posibilidad de que en Venezuela se produjeran artículos manufacturados de alta tecnología son los mismos que ahora hablan de "producción nacional". Hoy en cambio, si bien no se produce de todo, si podemos decir que se fabrican artículos en nuestro país que eran impensables en épocas de tales gobiernos, como teléfonos celulares, tractores, automóviles y hasta satélites, que son producidos por empresas venezolanas, mediante convenios que implican transferencia tecnológica.  Cuando la MUD era gobierno, de todo lo mencionado anteriormente solo se producían automóviles, pero mediante ensambladoras de empresas extranjeras como Ford o Chevrolet, que solo traían sus productos y los ensamblaban aquí: no existía transferencia tecnológica, esas empresas no tenían ningún tipo de responsabilidad para con Venezuela, no entregaban su tecnología y esos gobiernos no se la pedían: era la total sumisión al capital extranjero.

Es posible que también estemos fallando en hacer el seguimiento a esos procedimientos de transferencia tecnológica. Un ejemplo de eso son los repuestos de los automóviles Venirauto, difíciles de conseguir. A estas alturas eso no debería suceder con un vehiculo que es hecho en Venezuela por una empresa venezolana. Aun así, por mas que tengamos que revisar la eficiencia de las políticas del gobierno revolucionario, estas se sitúan a años luz del entreguismo y pobrediablismo que caracterizaba a los gobiernos de la MUD, que vivían sometidos al colonialismo económico de las grandes potencias, que desean que América Latina  nunca se desarrolle para que seamos siempre compradores seguros de sus productos.

Pero no solo la clase política del pasado es responsable, sino también la clase económicamente dominante, acostumbrada a hacer lo que le daba la gana en este país.

En Venezuela tuvimos la mala suerte de contar con una burguesía apátrida e inútil, a diferencia de países cercanos como Brasil o Argentina. Mientras allá, este sector soñaba con ver a su país convertido en potencia, aquí en Venezuela, lamentablemente, lo que creció fue un empresariado parásito, servil a los designios de intereses económicos extranjeros. De esta forma, las familias económicamente más poderosas en nuestro país se dedicaron a comprar franquicias extranjeras, importar todos los productos manufacturados, e invertir solamente en áreas como bienes y servicios, es decir: nada que generara desarrollo real para nuestra economía ¡nada! No existe en Venezuela, recuerdo, en ninguna época de algún consorcio privado nacional que instalara empresas nacionales para producir productos manufacturados de ningún tipo, ni automóviles, ni televisores, ni siquiera triciclos o radiecitos de bolsillo. ¿Por qué familias como los Cisneros, los Zuloaga, los Capriles, los Radonski, los Machado o los Boulton jamás instalaron empresas venezolanas de fabricación de manufactura de nada? Respuesta: sencillamente porque no les dio la gana, porque capital para eso siempre han tenido y siguen teniendo, pero su prioridad nunca ha sido convertir a Venezuela en país desarrollado, por el contrario, no deseaban ni desean contravenir los intereses de sus socios y jefes del gran capital transnacional.

Lo mismo pasó en el ámbito agrario, sector en el que una gran clase terrateniente se dedicó durante décadas a mantener tierras ociosas en todo el país, sin la menor intención de producir nada.

Lo cierto, es que hoy Venezuela atraviesa una difícil situación económica, en parte debido a la guerra económica desplegada por el gran capital, que a su vez ha demostrado la debilidad de nuestra economía, precisamente por la falta de un aparato productivo desarrollado. Y por duro que suene, al venezolano de a pie no le interesan las causas estructurales del problema económico, la gente lo que quiere es ir a comprar las cosas que necesita encontrando todo lo que busca, y mas aun, sin que todas las semanas suban las cosas de precio.

Es necesario un plan de emergencia productiva nacional, casi al estilo de la economía de guerra empleado por algunos países en el marco de la II guerra mundial y si este plan se desarrolla en conjunto con el pueblo organizado pues mucho mejor: si algo han demostrado estos 14 años es que dejar la economía en manos del capital privado es un error cuando se trata de un escenario de insurgencia contra el gran capital trasnacional.

El futuro próximo de Venezuela no depende de nada que pueda hacer el decadente y prefabricado liderzago de la MUD, sino de la capacidad que tenga el Gobierno Revolucionario para resolver o no el tema económico.

@ronaldmcaracas



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Ronald Muñoz

Comunicador y escritor.

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