La Aviación Civil Venezolana, ¿ En Un Descenso Sin Restricción?

Al mismo tiempo que Maiquetía era la anarquía en esa tarde agitada, la ciudad de los caballeros se encontraba aquel febrero del 2008 sumergida en la ansiedad y el desconcierto, al anticipar con el correr de la horas y luego de arrimar a la fría madrugada que el vuelo 518 de Santa Bárbara Airlines habría desaparecido, siempre se espera hasta el último aliento sustancialmente se quema la última esperanza por recibir buenas noticias, pero en el mundo de la aviación se sabe que cuando pasan varias horas sin comunicación y se declara el DETESFRA los acontecimientos se evidencian trágicos y este con mucho dolor y pesar no fue la acepción a la regla.

A la mañana siguiente del 21 de Febrero pasada más de doce 12 horas desde el último contacto de la torre del aeropuerto Alberto Carnevali con la tripulación del avión modelo ATR/42 de la aerolínea Santa Bárbara Airlines, se escapan a la opinión pública gracias a los medios de comunicación que velan por obtener información de primera mano las imágenes preliminares que desalientan y amargan el corazón, en la que se ve con total claridad los restos totalmente destruidos y calcinados del avión estrellado en las cumbres montañosas del Páramo los Conejos, las imágenes provienen del helicóptero de la policía de Maracaibo que en tremenda y agradecida colaboración con intensa y afectiva búsqueda localiza el lugar del siniestro tomando fotografías del mismo .

Entre el desastre se reconoce la cola del avión con el logotipo de la compañía aún identificable que va rotulado en el timón de dirección y que certifica con abatimiento que se trata del vuelo 518 que despegó el día anterior en la tarde cerca de las 5:00 pm hora local de Venezuela 21:00 horas UTC. El triste accidente dejó un saldo de 46 personas fallecidas entre jóvenes, mujeres, hombres y un niño, algunos profesionales, otros trabajadores algunos estudiantes, un golpe muy pero muy duro para las familias, para la ciudad merideña y para la aviación civil venezolana, pues habían pasado ya varios años sin registrarse un accidente tan terrible y con tantas perdidas en suelo venezolano.

Siendo el último accidente registrado como el vuelo 708 de la aerolínea Colombiana West Caribbean, un MD/82 que se precipitó a tierra en Agosto de 2005, cayendo en la serranía del Perijà en el estado Zulia matando a sus 160 ocupantes.Sin embargo el vuelo 708 era un vuelo internacional que tomaba en su ruta de vuelo a parte del territorio venezolano debido a que su plan de vuelo se establecía desde Panamá hacia la isla caribeña de Martinica. Cabe destacar que esta aerolínea colombiana al advertir los problemas legales a los que se enfrentaría se declaró en quiebra buscando con esa insolente y cobarde medida protegerse de una eminente paliza judicial que le venía, el accidente también arroja grandes indicios de fallas humanas en los que se sugiere errores cometidos desde la terminal panameña por parte de la tripulación, que entre otras cosas no gozaba de los beneficios mínimos laborales con lo cual se crea además un ambiente incomodo entre los pilotos y que emocionalmente afecta su desempeño, siendo este escenario un eslabón más en la cadena que conlleva a un eminente desastre.

El último accidente registrado antes del vuelo 518 de Santa Bárbara Airlines, de bandera venezolana con ruta y plan de vuelo interno considerado para la fecha en marzo de 1991 un accidente devastador por el violento impacto y el saldo de fallecidos 45 almas a bordo, fue el vuelo de Aeropostal que despegó desde Maracaibo con destino a santa Bárbara del Zulia, estrellándose de manera misteriosa en el páramo de las Torres ubicado en el estado Trujillo, el equipo era un DC9-30 siglas YV-23C y las causa del accidente de Aeropostal se encuentran guardadas entre la sospecha y el rumor pues no hay registros oficiales del mismo que den por sentado lo sucedido, aunque se alega error del piloto, yo en lo personal defiero de esta teoría.

Una vez recuperadas las cajas negras del lugar donde se estrelló el vuelo 518 de Santa Bárbara Airlines y gracias al dificultoso y agotador trabajo realizado por los cientos de rescatistas, montañistas y hasta sino me equivoco el esposo de una de las víctimas, se recuperan los registradores de vuelo o cajas negras, entregados luego al equipo de investigación aeronáutica francesa BAE en conjunto con los constructores del avión Avions de Transport Regional una compañía Franco Italiana. En Francia extraen la información de las dos cajas negras, esto debido a que Venezuela no cuenta con la tecnología para extraer, decodificar y procesar información de los registradores de vuelos o comúnmente denominadas cajas negras, dependiendo totalmente de los servicios aeronáuticos foráneos, solicitando Venezuela de ese modo y por convenios de OACI aplicar las normas que permiten la actuación de representantes tanto del país como de la empresa constructora del avión y dejando a estos encargarse de gran parte del accidente.

Los registradores de vuelo o cajas negras del avión que generalmente son dos 2 guardan y procesan, una la grabación de voz de la cabina de pilotos y la otra datos técnicos del comportamiento del avión previos al momento del accidente, siendo esta información fundamental que ayuda armar el complejo rompecabezas que conlleva un accidente aéreo.Luego de escuchada la conversación de los pilotos no quedó duda alguna que se estaba frente a un grave error humano, en la grabación de voz se aprecia de manera muy clara y contundente el comportamiento de los pilotos indicando para el momento del vuelo y mucho antes de realizarse la falta de profesionalismo en la administración de la cabina.

Pasando por alto la tripulación del vuelo 518 el cumplimiento de lo que se denomina en aviación civil cabina estéril, norma que se ejecuta en procedimientos por debajo de 10.000 pies, en las aproximaciones a pista, taxeo y las salidas o despegues y que se refiere al hecho de que se reduzca al mínimo la conversación no inherente al vuelo entre la tripulación, limitándose exclusivamente a los procedimientos a ejecutar en cabina según la configuración del vuelo, evitando de ese modo la omisión por distracción de algún paso en las listas de chequeo o denominadas en aeronáutica Check List.Se observó también el uso de una fraseología aeronáutica equivocada y confusa que emplearon para intentar reconocer un problema, igualmente el desvío radical de la ruta obligatoria a seguir luego del despegue que es hacia el corredor del río Chama girando estos a la derecha, anticipando el ingreso a los páramos aledaños y usando una ruta no avalada por el INAC para darle paso obligado al avión de la compañía AVIOR un Beechcraft 1900D, que volaba en aproximación final a menos de 4nm del el aeropuerto merideño.

Según las normas aeronáuticas el avión que esta aterrizando y no el que despega tiene la prioridad de la pista más si esta es una sola pista en uso como es el caso de Mérida, comprometiendo con esa acción la seguridad de ambos vuelos. Esas trágicas decisiones asociadas a otros elementos formaron la cadena de eventos que llevaron al avión a estrellarse contra las montañas andinas. Las evidencias y los hechos revisados y escuchados pusieron de manifiesto y sacaron a luz elementos que ponen en discusión hoy día el tema sobre el manejo adecuado que dan las tripulaciones de cabina junto a las reglamentaciones y procedimientos aeronáuticos que deben aplicarse y ejecutarse en los vuelos nacionales e internacionales por las compañías aéreas venezolanas y sus tripulaciones.

Pero recalco que las responsabilidades recaen muy en especial al dueño o dueños de la compañía o su junta directiva si existía alguna, porque estos se desentendieron plenamente de la situación, evadieron su responsabilidad moral y humana con una simple nota de duelo y una indiferente indemnización económica que jamás será suficiente para colmar el dolor por la pérdida de un ser querido. Toda aerolínea debe ser investigada a fin de que si se consiguiera y probase negligencia en el manejo de sus operaciones aéreas como fue el caso del vuelo 518 de Santa Bárbara Airlines, el Estado de inmediato debe revocarle toda licencia que les permita volar en espacio aéreo venezolano, cosa que no sucedió pues en muy poco tiempo Santa Bárbara Airlines volvió luego del accidente a operar a nivel nacional y durante la investigación la aerolínea realizaba con normalidad los vuelos internacionales, no es humanamente justo que una aerolínea se salga con la suya por la mera indemnización y su nota de duelo.

Las responsabilidades que debe asumir la aerolínea cuales quiera que sea son vitales y obligantes ante los familiares y el Estado debe velar porque así sea, más aún cuando se determina que el accidente incide por fallas y deficiencias en el manejo de las normas establecidas, por parte de la aerolínea. Manifiesto que el Estado es permisivo o no tiene ajustado el reglamento a ejercer es porque han pasado cinco 5 años del accidente que aparte de enlutar a muchas familias deja abierta la duda sobre la seguridad confiabilidad y optima operatividad de las aerolíneas en Venezuela, dado que se ha visto que en casos de accidentes o incidentes los propietarios o junta directiva de las aerolíneas rápidamente se lavan las manos ante la situación y no se aprecian fuertes sanciones hacia estas, aún cuando se les apertura algún procedimiento siguen operando como si nada, escapando a toda responsabilidad.

A veces pareciese que se intercambiaran los papeles Estado/Aerolínea y fuera más bien las aerolíneas quienes determinan el cómo se debe volar en Venezuela.

¿Entonces qué se debe hacer?
¿Seguir abordando aviones con la ilusión de creer que las aerolíneas que los operan cumplen con los estándares mínimos de seguridad y confiabilidad y seguirles el juego en su círculo vicioso?
¿Esperar que se produzca otro accidente para ponerse la mano en el pecho arrepentido por no haberlo evitado?
¿O simplemente desnudar la chequera para costear funerales e indemnizaciones y luego seguir volando como si nada?

Dejémosle esa soberbia actitud a las grandes compañías aéreas que siempre llevan al límite sus operaciones explotando de manera desmedida a pasajeros y empleados con el único fin del lucro, no seamos igual o peor que esas aerolíneas.

Hoy día y cinco 5 años después del accidente del vuelo 518 la empresa denominada Santa Bárbara Airlines se disimuló o mejor dicho se ocultó, cambió su nombre comercial SBA y mudó por completo su imagen anterior al accidente con colores y franjas nuevas, arrimó como latas viejas y oxidadas a los aviones ATR que operaban desde su fundación como compañía en el año de 1995 y que en otrora era el orgullo de la misma. Ahora SBA opera en Venezuela cubriendo rutas nacionales e internacionales como si nada hubiese pasado, estos piratas del aire formaron parte en la cadena de eventos que estrelló el vuelo 518 porque haciendo el estudio profundo y objetivo sobre el hecho lo demuestra.

Santa Bárbara Airlines debió ser duramente sancionada incluso al punto de no operar más como compañía aérea en Venezuela, muy al contrario de eso y apoyados por quienes realmente no les importa mejorar el transporte aéreo sino sus cuentas bancarias, barrieron y guardaron el sucio bajo la alfombra de la oficina VIP del edificio Tokay en Caracas y continúan hoy día sin remordimiento ni mucho menos con un ápice de humanidad operando y asociándose con aerolíneas en el país, cometiendo según el cúmulo de quejas y reportes de pasajeros que en la mayoría de los casos es apoyados por la confesión del personal de mantenimiento, despachadores y gerentes que laboran en las compañías aéreas y en otros casos con pruebas como fotografías y vídeos cualquier cantidad de abusos en atención al público, mantenimiento de aeronaves, servicio, entre otras desgracias, no es posible ni justo pagar para ser maltratado y en el peor de los casos es menos justo comprar un boleto a la muerte.

La legislación aeronáutica de Venezuela está obligada a madurar para ampliarse muchísimo más allá de las normas convencionales aeronáuticas existentes en el mundo ya antiguas, debe exigirse a sí misma para crear y desplegar alternativas coherentes con las necesidades de los pasajeros y con los tiempos actuales. Introduciendo y aplicando normas y regulaciones realmente contundentes y eficaces, pero primero que nada dejando de ver a los pasajeros como cifras o estadísticas y agrego yo como billetes verdes.

Es indispensable eliminar esa cultura viciada por el dinero donde lo que cuenta es el valor del boleto y la explotación del personal, sitúo como ejemplo el caso de West Caribean entre muchas otras aerolíneas, para empezar a ver a los pasajeros como seres humanos que de una u otra forma usan el trasporte aéreo poniendo sus vidas y oraciones en las aerolíneas para que estas no les fallen, o para apoyar aquellos que con vocación de servicio y profesionalismo deseen servir en el maravilloso mundo del transporte aéreo.

¿Dónde carrizo estará el antiguo dueño de Santa Bárbara? no lo sé, espero que reflexionando mucho sobre cómo si se debe manejar una línea aérea, el cómo si se debe tratar a los pasajeros y como si se debe preparar a los trabajadores para ofrecer un servicio digno al transporte aéreo venezolano, de seguro el solo sabía contar billetes, sobre todo cuando ahorraba combustible adulterando las rutas aéreas establecidas entre otras jugarretas por un poquito más de plata para sus cuentas bancarias. En todo caso se debe batallar duro para desarrollar e implementar normas y estrategias realmente efectivas menos burocráticas y con menos burócratas empresariales que usan el dinero como eje central para continuar dictando la pauta de como volar en Venezuela.

Reconocer y Filtrar a los piratas aéreos eliminándoles toda posibilidad de hacerse en el transporte aéreo venezolano, rigiendo regulaciones honestamente estrictas que presionen a la línea aérea a laborar poniendo como prioridad la seguridad y la confiabilidad además de ejercer por fin el esperado trato humano que todo pasajero merece. En Venezuela sobra y se derrama el talento humano en materia de aviación civil además de que hay en nuestro país pilotos de calidad comprobada que podrían junto al Estado y los expertos en aviación civil aportar muchísimo para idear, desplegar e implementar a mediano plazo una metodología de trabajo realmente en consonancia con nuestro país, que se adapte y aplique al transporte aéreo venezolano actual, siendo verdaderamente seguro, eficiente y confiable y que por supuesto sin duda alguna sea potencialmente más humano, solo falta la voluntad para hacerlo y esa voluntad descansa en el Estado.

Tomemos como ejemplo de voluntad a Brasil que desarrolló su propio sistema de operaciones aeronáuticas y navegación aérea mejorando en mucho, al reducir de manera segura el consumo de combustible, el ruido de los motores en zonas pobladas, optimizando las rutas de vuelo, llevando con estas tremendas medidas sus estándares de seguridad y confiabilidad a la par o por encima pienso yo de Los Estados Unidos, Canadá y Europa, quienes aún operan con tecnología del siglo XX. Demostrando con esa iniciativa y voluntad política que cuando se quiere se puede, eliminando asimismo la dependencia de otros países de políticas en materia aeronáutica actualmente cuestionadas en su aplicación, al carajo con la FAA.

En el mundo diariamente vuela un millón de personas, despegan cada segundo miles de aviones y aterrizan también miles más de ellos en tan solo una fracción de ese segundo, fíjense en comparación con la tasa de accidentes por vuelo que seguro y confiable es todavía el transporte aéreo, solo hay que poner voluntad, hay que sacarla ahora mismo no espera un accidente más y el Estado es quien debe hacerlo, hay que arriesgarse y dejar de una vez por toda que otros nos digan cómo se debe hacer, hay que motivarnos para abandonar la dependencia de sistemas foráneos obsoletos y que solo ven el transporte aéreo la oportunidad de hacer dinero.

Con tan solo un poco de esa voluntad junto a la vocación de muchos venezolanos y venezolanas a quienes les apasiona el mundo de la aviación y contribuyen para hacerlo cada día mejor estoy convencido se alcanzara la meta, que no es más que ayudar a todos aquellos seres humanos que utilizan el transporte aéreo, a que lleguen felices y seguros a sus casas para encontrarse con sus seres queridos y a los trabajadores de las aerolíneas a sentir satisfacción por la labor desempeñada. Un vuelo que se realicé gracias a una aerolínea venezolana debe a juro y porque si hoy día conseguir sonrisas y no forjar lagrimas, ese debe ser su principal objetivo y su razón de existir.

Carlos Gómez.
aogg88@yahoo.com.ve

Autor del libro EL USS LATINOAMERICA. Ilustración histórica y documentada de la política exterior de Estados Unidos y sus desmanes en los países latinoamericanos.



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