La plataforma unitaria es una necesidad coyuntural para trascender a lo estructural. Los acontecimientos de esta semana, inmersos en el espectro de las acciones violentas, determina su razón estratégica. Hace palpable lo que no se puede seguir postergando. Provocaciones retadoras de quienes quieren emerger como líderes de la oposición, desafían la institucionalidad. Llaman a la desobediencia, demandan no acatar las normas constitucionales, le piden a la FA su intervención, se complacen con la apertura de la Oficina para la Transición de la embajada norteamericana, en fin, están resteados. Quieren salir del gobierno nacional de cualquier modo y a cualquier precio. Es ya no un acto de racionalidad política. Es, principalmente, una conspiración abierta y una violación a las normas del derecho en la democracia actual. Pero, como no han sentido todavía la pena de la ley ni la fuerza del castigo, asumen una invulnerabilidad a sus gestos reaccionarios. Sin embargo, el colectivo no puede seguir tolerando su juego político. No puede seguir aceptando su impunidad. Las respuestas que se han dado, por parte de algunos sectores organizados, es una muestra del fin de la pasividad. Cada hecho nuevo de contestar a las agresiones despóticas, generan acciones que van creciendo en intensidad. Progresivamente se superan estadios de atrevimiento y se entra en el estado anímico de la valentía plena. Se pierde el miedo a la muerte y se toma la vida como instrumento del destino para perecer por ideales. En ese nivel ya no cuentan los asuntos materiales de la vida, vale ahora la esencia espiritual. Dimensión superior del alma, llena de arrojo, para valorar sus actos y saberse inmortal.
No obstante, el esfuerzo de retaliar a quienes engendran la violencia, que no es la de la protesta callejera, como tampoco lo es oponerse a la impunidad de los otrora poderosos, se puede desvanecer. Se puede quedar en el plano de los intentos fallidos. Se diluye entre la debilidad orgánica y la ausencia de estrategias de acción. La violencia, decía, no se origina en el pueblo, en la comunidad humilde, ni en los hombres de buena voluntad. La violencia aparece como consecuencia de las injusticias de quienes aspiran perpetuar el dominio y sometimiento de los débiles. Sabiendo entonces las causas principales de los conflictos que genera la violencia y, atendiendo la dispersión desarticulada de los débiles, se deduce el paso obligado a dar: la unidad total. La suma de fuerzas para solidificar el proceso de instaurar un nuevo sistema político. Situación que hace indispensable asumir posturas de humildad y desarrollar los sentimientos de buena voluntad para que prevalezca la confraternidad. Valores humanos que deben ponerse de manifiesto para unir las líneas paralelas que, como las del ferrocarril, no se encuentran nunca. Ya es el momento exacto y justo, para la toma de conciencia colectiva y proceder a revisar posturas individuales. Recoger elementos rezagados. Llamar a los disidentes. Apelar a la unión de los rebeldes. Entonces, dado este paso que apunta al remozamiento de la fuerza revolucionaria, ir a la coordinación de metas comunes. Proceder a concebir la plataforma unitaria. Ente orgánico de conjugación de factores para el avance hacia la materialización del proceso de transformación. Proceso que, es bueno señalarlo, puede ser asumido con base en cinco rasgos definitorios: (i) el gobierno se transforma en un instrumento real del pueblo, (ii) se sistematiza y se funda el poder constituyente, (iii) la democracia directa se asume como tesis ideológica para la teoría y práctica del sistema político, (iv) la lucha política se fundamenta en el bien común y (v) el rescate de la Agenda Alternativa Bolivariana, como cuerpo global de proyectos económicos para la prosperidad nacional.
Procede entonces, a partir de ahora, pensar muy en serio en la plataforma unitaria como vehículo de la unidad popular, para darle fluidez a las distintas corrientes que se la juegan por el proceso que se está gestando. Es imperante que los movimientos establecidos como el MVR, el PPT, el PC, el MEP, las organizaciones emergentes como Círculos Bolivarianos, Redes Populares, Movimientos de Profesionales, Unidades de Acción Política, el Comando Político de la Revolución, grupos disidentes como Tercer Camino, otras agrupaciones similares que no puedo memorizar, pero que se encuentran en igualdad de condiciones a los nombrados y todas las estructuras que nazcan para integrarse al proceso, se sensibilicen y adopten esta propuesta. La búsqueda unitaria no es un una prótesis artificial de pretensiones burocráticas. La plataforma unitaria es un requisito para la subsistencia del proceso. Quien no lo pueda entender así, entonces no entiende el proceso revolucionario.
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