El tiempo que vivimos, en el que está naciendo una nueva época, y muriendo la vieja, ha traído como consecuencia un despertar político en los pueblos. Como ya lo dijo el gran poeta nuestro americano Pablo Neruda, Simón Bolívar despierta cada cien años, cuando despiertan los pueblos.
En este despertar de la conciencia política, los pueblos han empezado a reclamar sus derechos, y con sus líderes a la cabeza comenzaron la transformación. Pero para hacer posible esta transformación, había que tocar privilegios que nunca fueron tocados, es decir, el poder que tenían las personas que lo manejaban todo a su antojo y conveniencia. Tanto, como para crear unas leyes y unos valores (mejor dicho, antivalores) que el pueblo asumió como naturales. Basta con mencionar el dicho popular que reza: “toda la vida han existido ricos y pobres”, o bien “cada quien se arropa hasta donde le llegue la cobija”, asumiendo así, de manera pasiva la pobreza y exclusión.
Unido a todo esto, y más grave aún, es el despojo que realizan las transnacionales y los bancos poderosos del norte que depredan todo, y que explotan los países pobres pero ricos en recursos naturales.
Los bancos del norte lavan dinero del narcotráfico, y prestan dinero a los países pobres en unas condiciones leoninas empobreciéndolos aún más, y además adueñándose de los servicios básicos de estos países por cobro de la deuda, y cobrando tarifas de agua, teléfono y electricidad con facturas exorbitantes que los enriquece más, pero el pueblo come menos para poder pagar estos servicios.
Las transnacionales depredan no solo al hombre sino también a la naturaleza, y al paso que vamos estudios científicos dicen que el mundo no aguanta más, y estamos yendo hacia la desaparición de la especie, el cambio climático actual es una muestra de lo que nos viene encima si no paramos esta brutal explotación.
Pero detrás de todo esto está el poder fáctico que controla inclusive el poder del Estado y sus representantes con el presidente de EEUU a la cabeza, ENTONCES LA LUCHA ES ARDUA Y NOS VA A LLEVAR MUCHO TIEMPO –MÁS DE UNA VIDA--derrotar este poder, pero solo la conciencia que adquieran los pueblos podrán hacer este cambio.
No soy enemigo del pueblo norteamericano, ya que sufre como cualquier país pobre, les han instalado el consumismo (vales por lo que tienes), el egoísmo, el individualismo, la competencia (se atropellan entre ellos en busca del dólar), y todo esto ha traído como consecuencia un país con cuarenta y siete millones de pobres (en el país más rico del mundo), un porcentaje altísimo de drogadicción, y con la población carcelaria per-cápita más alta del mundo, un pueblo que busca ser feliz a través de la riqueza como meta, y muere sin ser rico y sin ser feliz.
Pero para mantener este status el poder fáctico se fue adueñando de los medios de comunicación que es un gran formador de la opinión pública y en consecuencia nos instalan antivalores que de nada les sirve a los pueblos sino para servir a sus amos.
Entre estos antivalores está el racismo que hace que nos avergoncemos de nuestras raíces indígenas y negras, y ensalcemos la raza blanca como un icono de lo que debe ser. Hay un chiste de reciente publicación que dice: a mí no me manden médicos cubanos mándenme enfermeras suecas; porqué no piden enfermeras africanas o chinas o de otras partes que no sean precisamente del grupo que nos domina, si, es un chiste, pero lleva implícito el racismo. Y yo sé que a veces lo publicamos en nuestro muro sin ser precisamente racistas pero haciendo hincapié solo en el chiste.
La superestructura mundial para conquistar un pueblo primero destruye su cultura burlándose de nuestra raza y logrando que nos avergoncemos de ella y hace que queramos parecernos a ellos, entonces sin identidad somos presas fáciles de esta conquista.
Y, en los países que han decidido tomar un camino que logre la verdadera independencia, entonces este poder que tiene sus tentáculos en todo lado crea inestabilidad política a través de los medios de comunicación locales que son empresas del periodismo convertidas en partidos políticos para defender privilegios e instalan en la mente del colectivo mentiras y calumnias para desprestigiar a los mandatarios que han asumido la tarea de sacar a su pueblo de la pobreza.
Chávez fue satanizado de tal manera que hasta le costó la vida, ahora satanizan a Maduro, a Cristina, A Evo, a Dilma, a Correa, a Pepe Mujica, a Ortega, a Fidel, y a todo aquel que quiera hacer algo por su pueblo, pero no satanizan a Santos, ni a Uribe, ni a los poderosos que han pasado por España y por algunos países de Europa que han eliminado logros sociales conquistados por su pueblo a costa de sangre, y que cada día se empobrecen más. Caso concreto, en España los bancos despojan de sus viviendas a millones de personas que no pueden pagarlas debido a una trampa impuesta por los bancos con los intereses, ellos lo llaman desahucio. En Estados Unidos, cinco millones de familias perdieron su vivienda por la misma causa, y tanto su presidente como los de Europa, auxiliaron a los bancos y no al pobre que perdía su vivienda.
En consecuencia, el que usurpa la propiedad privada es el capitalismo. El Socialismo da educación subvencionada por el Estado, vivienda a intereses reducidos y casi sin margen de ganancia, salud, recreación, y lo que es más importante, la inclusión de un pueblo que antes era excluido y solo se tomaba en cuenta para votar.
No niego que estos mandatarios que quieren el cambio puedan cometer errores, y como humanos no somos perfectos, pero desde nuestra trinchera tenemos que hacer una crítica constructiva, no destructiva como quiere el imperio para tumbar un gobierno y poner un títere que les sirva para seguir explotando.
Entonces esta confrontación entre pueblos es impuesta por el poder imperial para seguir manipulando y confundiendo.
Tenemos que sembrar conciencia de clase y desde el gobierno seguir apoyando al poder popular para cambiar el Estado burgués e instalar un Estado Comunal Socialista.
