Espartaco

Las protestas estudiantiles

En Venezuela, la participación del movimiento estudiantil en la vida política del país, tiene un legado histórico muy extenso. Comenzando por la gesta patriótica de la Victoria, con José Félix Ribas a la cabeza, en donde estudiantes y soldados, unidos por la causa de la independencia salieron a vencer y derrotaron un ejército sanguinario, hazaña de la que se cumplieron doscientos (200) años, este 12 de febrero.

En el año 1919, una alianza cívico militar, conformada por jóvenes, entre quienes se encontraba Salvador de la Plaza, intentaron derrocar el gobierno dictatorial de Juan Vicente Gómez, entregado a las transnacionales del petróleo y al imperio norteamericano; en esa acción, todos los jóvenes que buscaba ponerle fin a un gobierno, que llegó al poder mediante un golpe de estado, fueron a parar a los calabozos, en donde los mantuvieron encadenados, sin derecho a ninguna asistencia; algunos murieron en las cárceles y otros salieron a destierro.

En los carnavales de 1928, un grupo de universitarios, lo que iba a ser la coronación de una reina, por iniciativa de jóvenes estudiantes, mediante la lectura de un poema en la voz de Pio Tamayo, se convirtió en una jornada contra la dictadura gomecísta, lo que ocasionó la persecución de los universitarios hasta detenerlos y llevarlos a la rotunda, lo que trajo como respuesta del resto de los estudiantes, el irse a entregar voluntariamente al régimen gomecísta, a quienes luego, trasladarían al Castillo de Puerto Cabello.

En noviembre de 1957, el descontento popular contra la dictadura del Pérez Jiménez, se profundizaba bajo la conducción de la Junta Patriótica liderizada por Fabricio Ojeda. El día 21, estalló la huelga estudiantil universitaria, la cual, contribuyó a precipitar la crisis política dentro del régimen perezjimenísta, que se tambaleaba, para que finalmente, se derrumbara el 23 de enero de 1958.

En la década de los años sesenta (60), el cerco presupuestario a la universidad, fué una política de Rómulo Betancourt. Las universidades se convirtieron en centros de debates. Las fuerzas represivas irrumpían a cada rato, penetraban en abierta violación a la autonomía universitaria. Las universidades se constituyeron en centros de batallas, en donde la parte estudiantil, exigía mejores presupuestos, la eliminación de la política de selección que restringía el acceso a las aulas universitarias y se ejecutara una renovación para adecuar los planes de estudios a la realidad nacional. Por el lado del gobierno, aparecieron las bandas armadas para golpear y asesinar estudiantes alineados con las izquierdas. En las calles de Venezuela, quedaron tendidos cientos de estudiantes, víctimas de la violencia política. El país entró en una confrontación, que dejó miles de desaparecidos y las universidades, eran allanadas a cada rato.

En los años setenta y ochenta, el cerco presupuestario a la universidad se profundizó, estudiar en las universidades se convirtió en un privilegio. Los cuerpos represivos se movían de manera selectiva. La represión actuaba sobre los dirigentes estudiantiles, a quienes, los identificaban y los perseguían hasta capturarlos en cualquier momento, muchos dirigentes interceptados y aprehendidos todavía no han aparecido. Las protestas eran sinónimo de persecución a quienes participaban en ellas. Tenían el sentido de la lucha por mejores condiciones en el proceso enseñanza aprendizaje, mejoras en el transporte estudiantil y en los comedores. A la luchar para obtener mejores espacios académicos, solo recibía la respuesta que era: plomo y rolo.

En el momento actual, se observan elementos inéditos en las protestas. Carecen de contenido reivindicativo. Están acompañadas con un despliegue mediático y económico nunca visto. Cuentan con una logística organizada, que deja mucho que desear sobre su origen. Las consignas son similares a las de “la primavera árabe” o a la crisis ucraniana. Se percibe como una protesta alejada de la problemática de los recintos universitarios y se coloca en sintonía con la pretensión de derrocar a un gobierno de origen legítimo de la participación popular en un proceso electoral libre y democrático.

Las protestas estudiantiles en el siglo pasado, eran contra las dictaduras. En los años sesenta, setenta y ochenta, eran por razones justas de reivindicaciones estudiantiles o populares. Las protestas actuales, están castigando al mismo pueblo cuando se quema un camión cargado de productos PDVAL, se destruyen unidades del metro o cuando en algún sector bloquean los accesos.

Ya en muchos sectores, comienzan a revertirse los efectos contra los mismos manifestantes. Por ese camino, se quedaran solos, cada día más aislados. Los rechazos ya son evidentes. Solo les queda rectificar o hundirse con una derrota segura.

 

 



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Rafael Pineda Piña


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