Arnold Schwarzenegger, actual Gobernador de California y ex estrella de Hollywood, acaba resolver que un preso de origen afro-americano no se había redimido suficientemente durante los veinticinco años que pasó encarcelado en el “corredor de la muerte”
En consecuencia, tal como lo hizo repetidamente en el inocuo planeta de la ficción, Schwarzenegger ordenó ejecutar a 'Tookie' Williams, convicto propuesto a recibir el premio Nobel de la Paz
Asi, tanto el Tribunal Supremo de los Estados Unidos como el duro de Schwarzeneggeroptaron por no conmutar la sentencia de Williams sobre la base de que el preso no había mostrado una redención "completa y sincera".
El caso, que ha despertado estupor en diversos sectores de EEUU, muy poco se comenta en América Latina.
Williams, de 51 años, miembro de la pandilla callejera 'Crips', fue condenado a muerte en 1981 por el asesinato de cuatro personas, a pesar de que en todo momento defendió su inocencia.
Tal como resolvieron las autoridades Williams fue ejecutado mediante inyección letal en el penal de San Quintín, generando un profundo debate en Estados Unidos sobre la razonabilidad de la pena de muerte frente a la posibilidad de redención.
La prensa reseñó que antes de morir, Williams leyó mensajes de solidaridad que le fueron enviados desde todas partes de Estados Unidos, e ingirió un vaso de leche como cena.
Williams, nunca admitió su culpabilidad, y hasta su ejecución siempre alegó que su condena fue el resultado de un proceso viciado, y basado únicamente en pruebas circunstanciales.
El reo escribió nueve libros con enfoques pacifistas. En cada uno de ellos, repudió su historial criminal e inició una campaña mediática para exhortar a los jóvenes norteamericanos a permanecer alejados de la violencia y de las corporaciones del crimen.
Mary Huffman, directiva local de la Asociación Nacional para el Avance de Gente de Color adujo que: “Los negros estadounidenses consideran al reo todo un símbolo de redención y un ejemplo para los jóvenes de esa comunidad.
Algunas bandas callejeras llegaron incluso a proponer a las autoridades la necesidad de activar una campaña de entrega de armas y una fuerte desmovilización en caso de que se suspendiera la ejecución. Pero sus propuestas y llamados fueron desatendidos.
"¿Las disculpas y expiación de Williams han sido completas y sinceras, o ha sido sólo una promesa vacía?", se auto inquirió el protagonista de Terminator y una centena más de películas en las que realiza una sistemática apología de la violencia indiscriminada.
No obstante esto, el musculoso actor, hoy flamante gobernador de California, concluyó: "Sin unas disculpas y sin una expiación por estas carnicerías insensatas y brutales, no puede concluirse que ha habido (en el convicto) ningún tipo de redención".
Es decir, que Schwarzenegger se adjudicó a sí mismo la potestad de decidir sobre si el reo fue realmente culpable, sino asimismo, si realmente se arrepintió de sus crímenes. El caso replantea la pregunta sobre la moralidad de que un Estado se auto-adjudique la potestad de administrar el crimen premeditado, para teóricamente evitar o prevenir otros crímenes parecidos.
La activista y cantante Joan Baez, el actor Mike Farrell y el reverendo Jesse Jackson, ex-candidato a la presidencia de los EEUU., protestaron activamente contra la orden de asesinato de Estado contra Williams.
Joan Baez declaró antes de cantar su 'Swing Low, Sweet Chariot':
"Para esta noche está proyectado cometer un asesinato eficiente, calculado, aséptico, a sangre fría, y pienso que todo el que esté aquí debería intentar recuperar la moralidad y el alma de este país.
Me parece que una acción tan salvaje como esta no sólo merecería promover una acción de boicot contra todas las películas de Schwarzenegger sino, asimismo, contra toda la violencia que Hollywood nos administra vía de algunos canales comerciales cotidiana, impune y sistemáticamente.
¿Por qué seguir rindiéndole pleitesías (y pagándole las mil millonarias cuentas, limosinas y mansiones) a emporios del espectáculo, a los canales venenosos de televisión y a los actores de moral doble que descaradamente se mofan del acorralamiento socioeconómico de los sectores más descalabrados e inermes?
Schwarzenegger o indulgencia.
Hollywood o Paulo Freire.
Veneno-visión o televisión alternativa (para la liberación).
Imperio o soberanía.
Complicidad o boicot.
Como decía aquel atormentado dramaturgo inglés: ésas son (también y sobre todo hoy) las preguntas.
Consumir Schwarzenegger es así, a partir de hoy, consumir un poco del alcaloide letal con que ahora éste (en la vida real, no en las películas) comienza a liquidar desamparados.
delgadoluiss@gmail.com