Onza, Tigre y León -Aveledo, Barboso y Falcon Crest- en pos de la olla del deseo: la faja petrolera para el Tío Sam.

Mejor creedle al cuentista Antonio Arraíz  lo de Tío Tigre y Tío Conejo y quedaréis encantado de aprender -por sí las moscas- el arte del ataque y la defensa ante las fieras.

Esto es también con nuestro Presidente Maduro, ya que por mucho que él haya aprendido del Comandante Chávez, para llegar a la omnisciencia de éste verdadero coloso de la política, hay que echarle bolas con mucho brío  porque Chávez es Chávez y sigue siendo y seguirá por siglos, siendo único en su especie; a cualquier hombre de este planeta le roncará el mambo ser igual que Chávez; pero hay un detallito muy preciso al que todos debemos sopesar en frío, que fue precisamente el propio Chávez quien dijo con alta clara e inteligible voz, que como la Luna llena -quiso decir, con esplendor de luz- viéramos su decisión de presentar a Maduro como la óptima carta a sucederle en el mando de la revolución, porque él se iba, y que el pueblo era quien debía, obviamente, ratificar su voluntad, a posteriori.

Y, así fue, el pueblo le cumplió a Chávez, ratificó a Maduro, no equivocó, Maduro hace un gran esfuerzo y poco a poco gana mayor confianza en el sentimiento popular -aunque algunos kgaelectrones (antes kgatintas) del camino y que se las echan de revolucionarios, se la pasan de bolserías en bolserías, exigiéndole  a Maduro hasta que les barra el frente de sus casas, pero como bien reza uno de esos aforismos tan buenos del pueblo, que las personas de orden superior todo se lo piden a sí mismas mientras que las inferiores todo se lo piden a los demás.

Nuestro deber patriótico -en esta hora difícil en la que las fieras atacan sin compasión todo a su paso disparando a matar  y matando a policías y a civiles, a guardias nacionales, indiscriminadamente; talando vilmente y quemando árboles, depósitos de alimentos, parvularios, universidades, colegios, gandolas repletas de combustible, casetas policiales y pare usted de contar no sé qué cosas más- es cerrar filas en defensa de la patria, por lo que antes que pedir, es dar; la patria necesita de sus hijos en esta hora crucial; nosotros debemos aportar nuestro concurso para que prevalezca una paz sustentable.

La Luna no tiene luz propia pero el Sol sí, y aunque éste se oculte no deja de alumbrar a aquélla, especialmente durante plenilunio, que es la hora de.

Chávez y Maduro conforman un binomio político a la manera en que El Sol y La Luna se relacionan y complementan, tomemos en cuenta que ésta forma parte del equilibrio del Sistema Solar, en función de Satélite de La Tierra. Sin desmedro de las cualidades personales de Maduro, su papel más importante en estos momentos es el de interpretar a Chávez y hacer que su luz nos bañe, la luz de Chávez es en mucho la paz de Venezuela, por eso Maduro hace denodados esfuerzos para restituir la tan anhelada paz perturbada por la MUD.

Tres escualidosaurios -Aveledosaurio,  Falconcresaurio y Barbososaurio- han sido empujados por la vorágine de la realidad a patalear y tratar de zamparse el último buchito -teoría del peripatético Aristóbulo (150 AC)- y, cuales onza, tigre y león su naturaleza es ser fieras, así que Tío Maduro debe andar mosca, estar en guardia, y para ello tanto es necesario visitar al cuentista Arraíz para que le eche el cuento de Tio Conejo y sí llegar a viejo.

Por su parte, el Tío Sam ya hizo lo suyo con sus fieras. ¿Qué el Tío Sam apele al Tío Tom? ¡Entonces, ojalá que Tío Conejo  apele al Tío Simón!

Lo que es igual no es trampa y téngase mucho en cuenta que el peor de los colonialismos, desde que Colón colonizó nuestra tierra, es el colonialismo cultural.

¡Pa bachaco chivo!

oceanoatlanticoguillermo@gmail.com



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Guillermo Guzmán


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