Aunque se poco de ajedrez entiendo el juego, y aunque lo juego ocasionalmente no puedo evitar la comparación entre la pieza del peón y el oposicionismo venezolano representado por eso pseudo-lideres que cuando lo agarran con las manos en la masa se convierten en pacientes de las enfermedades psicosomáticas. El peón dentro del ajedrez puede ser de un aliado. Es la pieza más débil por acción y movimiento. La oposición venezolana ha demostrado en millonésimas veces que no sabe jugar ajedrez. Y llevando este juego al plano de la política ellos utilizan a sus peones como “carne de cañón”, los matan y los asesinan dentro de sus propias marchas. En virtud de que están tan desesperados por convencer al mundo de que Nicolás Maduro ejecuta una cruel represión contra las manifestaciones supuestamente pacíficas que han acudido a burdos cuentos bien conocidos, como por ejemplo, el intento de falsificación de imágenes provenientes de otros países y de otros años, publicadas en redes sociales y medios de comunicación que violan todas lógicas de los derechos humanos, que buscan ilustrar imaginarios casos de víctimas de irracionalidad gubernamental. Pero cualquiera que sepa algo de Venezuela sabe lo que ocurre: como muchos países de Latinoamérica Venezuela pertenece a una oligarquía criolla que explota a sus peones. Y están dispuestos a todo por no perder sus privilegios. Tanto así que ellos manda a diario a lo que en el ajedrez se conoce como: Sacrificio suicida, “donde el jugador que sacrifica quiere aniquilar las piezas que le quedan aptas de ejecutar movimientos legales y así, lograr un ahogado y una tabla en una posición perdida”. La manipulación y la mentira tienen las patas muy cortas, y eso lo están sufriendo sus peones en su propia carne. Así es muy difícil construir una democracia. Por tanto, todo mi apoyo al dialogo por la paz y al presidente legítimo, elegido libremente por los venezolanos y mi mayor desaprobación a esa oposición clasista y cleptómana.
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