Espartaco

El Flaco Prada, irreductible, luchar hasta vencer…

ESPARTACO

RAFAEL PINEDA PIÑA

Hablar del Flaco Prada, es encontrarse con Bolívar, Zamora y Robinson. Es hacerle justicia a los precursores de la revolución continental. Es hablar de quienes han levantado las banderas políticas capaces de interpretar la realidad venezolana y de proyectar las luchas hacia la liberación nacional y el socialismo. Es remontarse a la época más dura de la lucha revolucionaria: la del fusil y las montañas, la de las nuevas teorías sobre el tipo de sociedad a conquistar en contraposición al capitalismo de estado con fachada del socialismo fracasado en el siglo XX. Es hablar del socialismo inspirado en nuestra realidad, en nuestros héroes y mártires. Esa era guía fundamental en sus planteamientos, charlas y tertulias; de las que también se nutrió el pensamiento del Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana y el mismo Presidente Nicolás Maduro. Es remontarse a las travesías que realizó por el mundo en la búsqueda de la solidaridad internacional para la lucha armada, de la cual, él era un comandante.

Las reuniones clandestinas que teníamos los militantes del Partido de la Revolución Venezolana, siempre se iniciaban con el llamado minuto conspirativo, que no era más, que ponerse de acuerdo sobre la repuesta a dar al cuerpo represivo, si se hacía presente y sorprendía la reunión. En las células del PRV, también se insistía, que “el primer deber de un preso, era planificar su fuga”.

Los presos políticos, irreductibles y con la moral en alto, en enero de 1975, le propinaron una derrota desmoralizante al régimen opresor; en una hazaña ejemplar, donde se combinaron los mejores conocimientos de ingeniería, desde una de las celdas del Cuartel San Carlos, proyectaron un túnel para la fuga masiva, y por allí, se fugaron veinte (23) combatientes del PRV y de Bandera Roja; entre ellos, se fué el Flaco Prada. Frente aquella acción de los presos irreductibles, el gobierno de Carlos Andrés Pérez, dió muestras de desmoralización. Solo se preguntaba, ¿que se había hecho la tierra que sacaban de la excavación del túnel?.

Diego Salazar  (por instrucciones de la dirección del PRV), meses posteriores, les respondió, con la publicación del libro Después del Túnel. Se narró con detalles la construcción de una de las obras del ingenio revolucionario, digna de ser estudiada por las instituciones que forman ingenieros. Se explican como desaparecieron la tierra de la excavación del túnel y el sitio donde la colocaban. El libro le ocasionó cárcel a Diego Salazar y a Argelia Melet (esposa de Douglas Bravo), quienes fueron sometidos a juicio militar. Nuevamente, el aparato represivo se sintió humillado, al ir al sitio donde se decía que estaba la tierra, que El Flaco Prada y demás combatientes fugados, habían colocado en sacos llenos de tierra cuidadosamente arrumados.

A los revolucionarios, según las teorías y practicas represivas, hay darles donde más les duele. El enemigo herido por la fuga del Cuartel San Carlos, con posterioridad, capturó a un menor de edad; no valieron los alegatos de esa condición, ni mucho menos instituciones o jueces que hicieran justicia; tampoco, las voces, las denuncias y los reclamos de los sectores revolucionarios sobre el secuestro en los calabozos de una prisión Merideña de Francisco Elías Prada, hijo del Flaco Prada; así se vengaban de la posición irreductible del Comandante de la Revolución Venezolana. Francisco Elías, es trasladado al Hospital Universitario. En la ocasión de la vuelta ciclística al Táchira, en la etapa que correspondía a Mérida, un comando revolucionario con batas e instrumentos, simulando ser un grupo de médicos y paramédicos, lo rescatan del hospital; para luego, por los caminos que siempre trazan los revolucionarios, lo trasladaron a Coro hacia una residencia temporal en la casa de Emira Saher (hermana del Chema) y Elías Yánez. De nuevo el enemigo, quedó ridiculizado, por los ingenios del legendario Prada.

Francisco Prada, llegó a Coro en el año 79. Todavía perseguido. La misión era ponerse al frente de la organización del acto nacional, donde Douglas Bravo por primera vez en público se dirigiría al país. Fueron intensas jornadas para montar dispositivos políticos y militares para garantizar la realización del acto de masas. Una de la mejoras enseñanzas que pude recibir de un comandante guerrillero. Me tocó ser su más cercano colaborador desde su llegada hasta que culminaron todas las actividades, incluida la gira de La Sierra.

Desde el acto de Coro, en mis acciones y actuaciones, en momentos cruciales, vienen a mi memoria las enseñanzas del Flaco Prada. Ellas, serán una guía en mi conducta y un norte en mi camino. Haz cambiado de dimensión. La patria estará orgullosa de haberte parido. Tus enseñanzas serán el camino duro y difícil al que se refería Argimiro Gabaldón. Allá en el otro mundo, ya estarás incorporado a la columna guerrillera con Fabricio Ojeda, Miguel Noguera, Ríder Colina, El Negro Choropò y todos los héroes y mártires de la Revolución…

Flaco, Hasta la Victoria Siempre… la línea justa es Luchar Hasta Vencer…



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Rafael Pineda Piña


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