Me motivó escribir estas líneas la gran preocupación que me embarga y seguramente a muchos compas chavistas, el observar y escuchar las consideraciones y análisis, por lo demás simplistas, hechas por altos personeros de gobierno y del partido sobre los resultados de los recientes comicios internos para elegir a los delegados del III congreso del psuv: qué si no hubo suficiente propaganda, qué si no eran elecciones convencionales para optar a cargos de elección popular, que si la vanguardia del partido la representan 500 mil dirigentes, entre otros insólitos argumentos, para justificar la escuálida participación de los militantes ( menos del 20%) de un patrón electoral de 7millones de chavistas y seguir corriendo la arruga en función no enfrentar un problema político medular que es la crisis de un Estado y un partido que cada día aceleran la pérdida de sintonía con la realidad social y económica, en donde subyacen una serie de necesidades y problemas que constituyen la cotidianidad de la gente en eso que llaman el Vivir Viviendo convertido ahora en un “vivir arrecho”
El partido debe ser un instrumento del pueblo para transformar su realidad en aras de generar la mayor suma de felicidad posible, mas o menos, así reza el preámbulo de los postulados partidistas, que tristemente sólo ha sido una consigna vacía y peor aún una mercancía retórica para maquillar de revolucionaria a una estructura partidista devenida en un aparato clientelar al mejor estilo adeco, que lamentablemente ha venido alimentando a mafias de viejo y nuevo cuño dentro del poder público en todos sus niveles y estamentos, incluso hasta en las organizaciones de base del poder popular. Toda esta perversa operación ha traído como consecuencia un crecimiento amorfo e ineficiente del Estado “Revolucionario” que ha golpeado severamente a sectores medios- bajo, pero sobre todo a los más empobrecidos sobre los cuales está soportado este proceso de trasformación.
la inflación, el desabastecimiento , la inseguridad, la corrupción, la mala gerencia, etc, en estos últimos meses ha venido creciendo de manera espeluznante, no sólo por el sabotaje opositor corresponsable en alguna medida, sino fundamentalmente por la falta de respuesta eficiente de la administración pública y de la puesta en marcha de un modelo económico todavía rentístico y parasitario, tanto público como privado, que debe ser revisado de manera urgente si no queremos sufrir-- sobre todo los más pobres-- los embates de una estanflación ( inflación sin crecimiento económico) para- fraseando a los economistas, con ajustes paquetarios de consecuencias impredecibles.
Toda esta tragedia social y política ha venido incubando una gran angustia colectiva contenida, a mi manera de ver, por los diques morales que legó el comandante eterno con su presencia y su pensamiento, por ello, la no incorporación de los sectores populares a los planes de la derecha golpista para derrocar al gobierno. Sin embargo, sería muy irresponsable y hasta torpe, abusar de esta fortaleza y pensar en la irreversibilidad del proceso, por lo que se debe insistir seriamente en un verdadero acto de revisión y rectificación que nos conduzca definitivamente hacia una gran “coñaza endógena” como antídoto a las perversiones de un Estado y un partido que alguna vez se soñaron y se siguen soñando medianamente decentes. No perdamos tanto tiempo en los escuálidos que están bastante “aporriao”, por ahora, la alerta es Roja.
Casicura y kotejo, recogen la mochila que nos vamos pa’ Margarita a seguir escuchando pueblo adentro.