Alianza histórica

La experiencia continental está mostrando la posibilidad de una alianza histórica de la Fuerza Armada con la clase obrera, la más poderosa que pueda concebirse, sencillamente invencible cuando persigue fines comunes que correspondan a la naturaleza de sus componentes, es decir, cuando cada uno se encuentra identificado con los fines perseguidos por la alianza.

El carácter de nuestra revolución, liberación nacional y social, está definido por el materialismo histórico, teoría científica de la clase obrera y la asume la Fuerza Armada en la defensa de la soberanía, cuyo enemigo principal es el imperialismo, expresión de la burguesía financiera de la metrópolis, con la complicidad de la burguesía asociada en el interior del país oprimido. Es lógico que la clase obrera, adversaria estructural del capital, sea la base del bloque revolucionario. La identificación con los valores de la Fuerza Armada es obvia.

La Revolución Bolivariana surge de las filas militares y sus principios venían siendo sostenidos por el Partido Comunista, representante político de la clase obrera y guiado, en consecuencia, por el materialismo histórico. En Venezuela la  oficialidad de la Fuerza Armada está integrada por personas que proceden de las capas medias y la clase obrera y la tropa íntegramente de la clase obrera y el campesinado. No tenemos una Fuerza Armada elitista.

En Argentina, un militar, el General Juan Domingo Perón, se asocia con los sindicatos y constituye un movimiento político que ha perdurado a través del tiempo, accedido al poder y del cual surgen personalidades como los Kistchner, antiimperialistas y partidarios de la integración de Latinoamérica y El Caribe. En Brasil, dos dirigentes del Partido de los Trabajadores ganan la presidencia de la República y en Bolivia el Presidente Evo Morales hace hincapié en el apoyo de la Central Obrera Boliviana a la cual pertenece. En estos casos la Fuerza Armada ha permanecido respetuosa del gobierno de los obreros. En Venezuela, el golpe militar de abril de 2002 sirvió para depurar sus filas de agentes antipatrióticos.

La Guerra de Independencia enseña que la victoria fue posible cuando el Libertador logró ganar para la causa patriótica a las clases oprimidas de indígenas, negros esclavos y pardos. Cuando estas clases fueron traicionadas, caímos nuevamente en la dependencia de otros imperios. Esa traición llevó a la Guerra Federal bajo Zamora y su asesinato terminó en la traición del Tratado de Coche. El 23 de enero de 1958 fue la insurrección popular unitaria, producto del movimiento unitario más amplio y a ello contribuyó poderosamente la unidad de la clase obrera, la cual se había producido desde la huelga petrolera de 1950.

En síntesis, podemos afirmar que existe una estrecha vinculación entre la liberación nacional y la liberación social. La alta burguesía ha sido cómplice del imperialismo en la explotación del país y, por lo tanto, no participa en la lucha por la liberación nacional y son las clases oprimidas, encabezadas por la clase obrera, las llamadas a dirigir la liberación. La unidad nacional es una unidad contradictoria, o sea, una unidad dialéctica en el sentido que está formada por distintas clases sociales, desde la clase obrera, el campesinado y las capas medias. El presidente Chávez solía decir que el gobierno lo era de los trabajadores y trabajadoras, “un gobierno obrerista”. Se puede estar seguro de que sin una clase obrera unida y organizada pueda llevarse a cabo la liberación nacional y social. Ambas son resultado de la lucha de clases y Bolívar nos enseña la estrategia revolucionaria de unir a los sectores objetivamente partidarios de la transformación revolucionaria por encima de las diversidades circunstanciales. Estamos enfrentados a un enemigo extraordinariamente poderoso, el cual cuenta además con una mentalidad engendrada a lo largo de milenios y obligados entonces a unir la más amplia gama social, encabezada por la unidad de la clase social que tiene en sus manos el aparato económico, la clase obrera.

 



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Roberto Hernández Wohnsiedler

Abogado y Sociólogo. Fue diputado, vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Es autor del libro La Clase Obrera y la Revolución Bolivariana.

 robertohernandezw@gmail.com

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