¿Cómo la burguesía y el imperialismo aprovechan nuestras debilidades? Y en medio de eso ¿Cómo avanzamos?

Dejemonos de pendejadas si queremos construir socialismo

Ya es de todos conocido que Venezuela con la complicidad de gobiernos, dirigencia política y económica desde en las primeras décadas del siglo XX fue dirigida por la división internacional del trabajo y las necesidades desiguales de producción del sistema hegemónico capitalista hacia una economía estructuralmente dependiente, monoproductora importadora y rentística.

En ese escenario la burguesía naciente se aglutinó bajo la lógica de la ganancia parasitaria alrededor del aprovechamiento de la adquisición cada vez más depredadora de la renta nacional originada en la industria petrolera, esto generó una asociación fraudulenta entre sectores privados y gubernamentales que propiciaron prácticas corruptas y grandes negociados en el manejo del presupuesto público en moneda propia y extranjera.

Es por eso que a pesar de algunos y mediatizados esfuerzos de diversificación productiva en el marco de las propuestas de la CEPAL en el periodo entre las décadas de los cincuenta y setenta, con el advenimiento de la fase neoliberal de los siguientes 20 años sé manifestó un proceso de desmantelamiento del aparato productivo privado y de entrega de las empresas, activos y bienes del estado, así como de los recursos naturales estratégicos a las transnacionales.

Esta realidad no hizo sino profundizar la sumisión de la economía venezolana al sistema financiero internacional y profundizar el carácter de su dinámica importadora, on un alto costo, por lo cual se debe emplear una gran cantidad de las divisas petroleras para comprar los bienes requeridos para el consumo interno de la población y de algunas industrias y servicios imprescindibles, así como también para rublos suntuarios.

Como es de esperarse está alianza entre burguesía parasitaria, burocracia estatal y capitalismo transnacional para saquear el país no puede existir sino con el endeudamiento criminal y este con la consecuencia inherente del empobrecimiento progresivo y la exclusión social y política de la gran mayoría del pueblo trabajador, razón por la cual ocurrieron acontecimientos como la insurrección popular de febrero del 1989, la rebelión cívico-militar de 1992 y por supuesto el triunfo electoral del comandante Hugo Chávez en diciembre de 1998.

Ese es el panorama que encontró el presidente bolivariano, el cual se propuso revolucionar el modelo de nación y por ende sistema económico, para superar tal escollo y poder viabilizar una alternativa de sociedad justa, igualitaria e independiente a través de la nueva constitución de 1999 y las leyes habilitantes del 2001, lo que originó como respuesta burguesa la intentonas golpista y de desestabilización de los años 2001 al 2003.

La recuperación de la renta petrolera y su incremento motivado a la implementación de una política de estado soberana ha permitido ampliar sustancialmente los logros sociales mediante el aumento sustancial de la inversión pública, pero la permanencia de la caracterización estructural de la economía no ha podido ser superada y esa debilidad es aprovechada por la burguesía y el imperialismo para socavar por medio de diversas líneas de acción a la revolución venezolana.

La discrecionalidad del manejo de las divisas para la importación y el crédito por la alianza entre burguesía parasitaria, la burocracia estatal y las transnacionales continua, con un comercio exterior orientado por las necesidades de las empresas privadas y el mercado capitalista y no por los intereses del pueblo y la nación, en la que estos factores son los que dictaminan tanto el uso como la distribución de buena parte del producto de la renta petrolera en un contexto que:

En primer lugar registra una lucha encarnizada a nivel global por los recursos y la influencia comercial, en que el dominio del capitalismo occidental en descomposición busca como sea mantenerse sobre los despojos del resto del planeta y en el que el complejo financiero ha convertido a la economía en una entelequia de transacciones virtuales y especulativas sin sustento material alguno con la ocurrencia de recurrentes burbujas y debacles financieras cada más graves que sólo afectan a los pueblos..

En segundo término con las apetencias de una burguesía parasitaria venezolana apoyada por una parte de la burocracia estatal que ya no duda en asumir prácticas claramente delincuenciales y que prefiere los incentivos del lucro del contrabando, la especulación, la legitimación de capitales ilícitos, el reciclaje de dólares en el mercado paralelo que invertir en el aparato productivo, para lo que no duda en asociarse con las mafias paramilitares de Colombia y del lavado del dinero de la droga de Miami y Panamá.

Si observamos los montos de la asignación de las divisas y el crédito, un gran tajada es para las transnacionales y la repatriación de capitales (las ganancias no la invierten en el país), y otra buena parte para empresas monopólicas y oligopólicas nacionales o de capital mixto como Empresas Polar, sin contar con la numerosas empresas de maletín lo que hace que se imponga la lógica de la máxima ganancia y de la apropiación y concentración de los beneficios.

He ahí que se impone un proceso de auditoría popular y por expertos con legitimidad y solvencia moral, política y profesional, que acabe con el ciclo de la impunidad y se aclare las responsabilidades de burgueses y burócratas, y posibilite restituir al país los recursos sustraídos de manera ilegal, por la fusión de la corrupción, la negligencia y la conciliación de clases.

Ahora ¿Cómo avanzamos?

Lo primero es borrar de la mente y por lo tanto en el discurso y la orientación económica y política la supuesta existencia de una “burguesía nacionalista y productiva ”, si ya José Carlos Mariategui a principios del siglo XX lo argumentó con suficiente claridad, en estos momentos es más evidente que en esa época histórica, la respuesta por la tanto no está ahí, en “los sectores productivos” como cacarean desde el gobierno, ni los viejos, ni los nuevos, ni los opositores, ni los que hipócritamente juran lealtad a la revolución y al comandante eterno, ya bastante daño han hecho y hacen todos los días.

Por lo tanto esa misma burguesía no debe seguir teniendo la discrecionalidad en el uso y distribución de las divisas y el crédito producidos por la renta petrolera, así como las transnacionales imperialistas no pueden seguir repatriando sus voluminosas ganancias generadas en el país en vez de invertirlas en actividades socio productivas direccionadas por el estado atendiendo a los objetivos del Plan de la Patria y el buen vivir del pueblo venezolano.

En ese sentido ni CADIVI, ni SITME, ni los SICAD I y II o la banca privada, pueden aportar el manejo adecuado de este componente esencial de la economía, se amerita de forma urgente para no terminar liquidando las conquistas de la revolución y al proceso bolivariano mismo, de la aplicación colectiva, consciente y comprometida del legado del comandante Chávez, especialmente lo planteado en la alocución presidencial denominada Golpe de Timón, así como de las instrucciones dadas al presidente Maduro en su última intervención pública ante el país el 8 de Diciembre de 2012, inclusive avanzar más allá, hacia una ofensiva revolucionaria.

Por lo tanto es urgente la nacionalización del comercio exterior y el sistema financiero con una fuerte contraloría popular, para orientar las divisas y el crédito para dedicarlo a construir bienestar social y a radicalizar la transición socialista, que los burgueses no manejen ni un solo dólar más, que entreguen montos en bolívares y se les responda con la consignación para el comercio de los productos, bienes y servicios que el sistema productivo y de consumo requiera según la planificación y prioridades nacionales.

Que mediante la organización, formación y activación masiva de los Comités de Lucha del Poder Popular en todo el territorio patrio se haga un estricto seguimiento de la distribución y comercialización tanto de los productos, bienes y servicios importados como los que se producen aquí, con la respuesta contundente con expropiación sin indemnización y con control obrero y popular de los medios, unidades e instrumentos de producción de aquellos burgueses que no respeten las legalidad revolucionaria, para ponerlos al servicio de las misiones y las grandes misiones socialistas.

Que se legisle de forma inaplazable para evitar la continuidad del saqueo de las transnacionales, para que inviertan una buena parte de sus ganancias en el país, así como la nacionalización del sistema financiero medida que permitirá orientar el crédito a fortalecer el sistema productivo e ir rompiendo la debilidad estructural de la dependencia importadora de nuestra economía, claro bajo la directriz de ir construyendo la nueva hegemonía de la economía popular y socialista.

Por cierto, ¿Qué pasó con las 200 fábricas socialistas del acuerdo con Argentina?, hay que hacer un inventario pormenorizado de existencia, potencialidades y necesidades productivas y trabajar duro con el conjunto de los pueblos de América Latina y el Caribe para romper la dependencia y enfrentarnos a los embates surgidos de las pretensiones imperialistas, así como emprender acciones en el ámbito interno.

En primer lugar realizar una fuerte inversión empleando el crédito nacional para potenciar las oportunidades económicas como el desarrollo socialista aguas abajo de la industria petroquímica, del vidrio, de la siderúrgica, de la metalmecánica entre otras, lo que permitiría a mediano plazo incentivar la producción con alto valor agregado y por tanto diversificar el origen de las divisas, (de lo sencillo a lo complejo y viceversa)
En segundo término impulsar y consolidar la generalización de empresas comunales y socialistas complementarias de generación de materias primas, bienes y servicios asociadas a las misiones y grandes misiones para garantizar paulatinamente las condiciones básicas de corte social, cultural política y económica para alcanzar la emancipación integral y la sociedad socialista.

Para hacer posible estas acciones se hace necesario caracterizar y transformar la sociedad y el estado, sobre el primer agente social ya adelantamos su carácter y algunas propuestas, sobre el segundo diremos que hasta este instante se ha logrado cambiar el gobierno y se ha hecho una reforma formal de la orientación del régimen político; la constitución y la legislación derivada garantiza derechos socio económicos y espacios de participación popular, aunque no establece de manera diáfana la referencia explícita para la construcción del sistema político socialista, ese es un tema pendiente.

En cuanto al carácter de clase del estado, es donde hace falta ejecutar un golpe de timón más radical, ya que su composición está dominada por la pequeña burguesía progresista y sectores fuertemente burocratizados alejados de los intereses populares, a pesar que el presidente Nicolás Maduro proviene de la experiencia de la lucha de la clase trabajadora la mayoría de su gabinete es de la llamada clase media profesional.
Esta hace que tanto las políticas como la orientación general tienda a dar bandazos contradictorios entre la conciliación con un sector de la burguesía “productiva” y los imperialismos emergentes en el BRICS de forma ideológica y no táctica como debe ser en algunas circunstancias, a la que se le otorga devaluaciones y entrega de divisas, a cuando se mueve el piso de la base social de la revolución (trabajadores y el pueblo oprimido) entregar algunas medidas de corte puntual y coyuntural dirigidas a garantizar el bienestar social.

Eso no quiere decir que no tenemos logros que hay que defender, pero sí que estos están amenazados por la crisis política y la situación económica, y que para consolidarlos y extenderlos tenemos que presionar por la izquierda al gobierno del presidente Nicolás Maduro y a su dirigencia, que aunque cometa inconsistencias y ambigüedades es lo que tenemos, mientras no surja una nueva generación de dirigentes proveniente de la clase trabajadora y las bases populares, y asuma por voluntad colectiva la responsabilidad histórica del proyecto socialista.

Para ello es perentorio acelerar con toda la paciencia y sabiduría posible , pero también la constancia militante del caso, la posibilidad de tres líneas políticas clave, a saber, la unidad, organización y movilización permanente del pueblo; la construcción de la corriente de izquierda radical crítica, autocrítica, propositiva, democrática, amplia, así como ligada con y nutrida de las luchas y los intereses de los trabajadores y el pueblo; y simultáneamente la formación-acción del instrumento político revolucionario.

La contrarrevolución, repito está utilizando nuestros errores y debilidades, tanto a nivel estructural como en la direccionalidad política; el gobierno y la dirigencia con el pretexto cierto de la guerra económica y la conspiración no puede caer en la equivocación de subestimar o no escuchar las denuncias, los cuestionamientos y lass propuestas legítimas del pueblo, admitir con humildad que se cometen errores y algunas veces atropellos e injusticias, especialmente como lo pide el documento del III Congreso del PSUV arreciar el combate contra la corrupción, el reformismo y el burocratismo.

Por lo anterior surgen incomprensiones, descalificaciones y criminalizaciones de las movilizaciones autónomas del pueblo por defender reivindicaciones, ya sea por ignorancia prepotente, por sectarismo político o intereses de actores burocráticos articulados con elementos económicos, por eso hay que hacer comprender a la dirigencia que no siempre tiene la razón, y que tiene que aprender a respetar al pueblo unido, organizado y movilizado.

Eso no pretende decir que se debe mantener un constante e irracional estado de confrontación con el estado, sino que la fortaleza de la revolución proviene de la unidad, organización y movilización del pueblo y que la dirigencia tiene que saber discriminar entre los componentes conspirativos y el nivel de del sustento real de la exigencia y de quienes la hacen, y es una responsabilidad de los socialistas hacer consciente de eso al gobierno e incrustarse en esa lucha para promover este principio y orientarlo hacia objetivos y proyectos revolucionarios que apuntalen y profundicen la revolución.

He ahí que, se necesita construir urgentemente una corriente de izquierda radical en el seno del proceso, que articule tanto las luchas, luchadores y organizaciones de los trabajadores y el pueblo organizado como los movimientos y colectivos políticos en una plataforma unitaria que combata de manera contundente tanto el reformismo, el sectarismo y el oportunismo político e impulse un accionar entorno a líneas consensuadas, y una estructura y método democrático y flexible, pero efectivo que alcance la permanencia en el tiempo.

Por último, pero como se dice siempre con razón, no menos importante, el instrumento político revolucionario, ¿Adentro o afuera del PSUV?, considero que los revolucionarios debemos dar la pelea por defender el legado del comandante Chávez dentro del partido que él creo, hasta donde sea posible, lo que no quiere decir que en el marco de la unidad de los revolucionarios no acontezcan acciones conjuntas con otros colectivos políticos del proceso.

El III Congreso del PSUV, es un ejemplo de eso, a pesar de nuestras diferencias con la dirección política en relación a los métodos de selección de delegados y del debate antes y durante, se presentó por iniciativa de la corriente partidaria Marea Socialista un intensa discusión en la que participaron otras corrientes, colectivos e individualidades, que trascendió el evento e imposibilitó que los sectores reformistas avanzaran tanto como quisieran, además de facilitar una experiencia de reagrupamiento de luchadores y militantes de base de todo el país, proceso que tiene continuidad en el tiempo.

Las resoluciones del congreso contienen más que propuestas concretas líneas generales de naturaleza propagandística, pero algunas en lo inmediato permiten un margen de acción política para la corriente de izquierda, entre ellas la conferencia internacional sobre el modelo económico de transición al socialismo; la conformación y activación de los comités, redes y zonas de lucha popular; y las elecciones internas de todas las autoridades partidarias.

Avancemos pues.

*Prof. Franklin Zambrano CI 9231328
Trabajador Académico de la UBV Táchira
Integrante de la Corriente Marea Socialista del PSUV
Correo: framizaber@hotmail.com





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