Donde están las prioridades

Cuando nos enteramos por los noticieros, de los éxitos en vialidad, y la construcción de viviendas a los humildes, por este gobierno, nos embarga (al menos en mi caso) un sentimiento de satisfacción, nos decimos por ejemplo "al menos ese ministro El-Troudi parece ser eficiente". Sensación esta que nos dura hasta ir a los Supermercados y fundamentalmente a las Farmacias donde la respuesta del "no hay" más que excepcional se ha convertido en norma diaria, y esto desde hace ya hace un lapso prolongado de tiempo. Por otra parte habiendo visto por los Noticieros al Ministro de Sanidad saliente Francisco Armada (de reconocida probidad), reuniéndose con los laboratorios e importadores farmacéuticos, al igual que a la actual ministra Nancy Pérez en forma exponencial aun mayor, y dadas las declaraciones esperanzadoras de esta última, comenzamos a creer que en forma más o menos acelerada, se va a solucionar el abastecimiento por lo menos en esta área tan sensible y hasta vital para gruesos sectores de la población, pero la cruda realidad ajena al discurso, nos hace topar con una escases creciente, además de que la venta de los pocos medicamentos existentes en las farmacia suman precios prohibitivos incluso para los sectores de la clase media. Entonces y ante esta realidad contrastante con lo esperanzador de las declaraciones ministeriales, es inevitable que nos preguntemos: ¿será todo un "bluf publicitario" por parte de la ministra, para atenuar el creciente descontento poblacional?, o bien, ¿será en realidad como dice la oposición, que la escases de divisas impide la compra de los medicamentos?, o también, ¿será que las divisas asignadas a la industria y comercio importador privado, es desviado por este hacia otros fines, aun en áreas tan delicadas como la salud? Y así un sin número de ¿será que?, cuyas probables conclusiones sean la suma de todos los "será" antes nombrados.

Dado lo antes expuesto y valga la blasfemia que voy a proferir, ¡Sr. Presidente Maduro!, estamos inmersos en una brutal crisis de desabastecimiento e inflación cuyos antecedentes no se conocían en Venezuela al menos desde el inicio del siglo XX, y de esto, a mis casi 80 años de vida soy testigo vivencial. Entiendo somos un país que consumimos muy por encima de lo que producimos, pero esta condición no se puede remediar de la noche a la mañana, y menos sin una preparación ideológica profunda de la población, sin embargo cuando oigo y observo la propaganda gubernamental, pareciera que no existiera la crisis antes nombrada, de la misma solo se nombra la guerra económica que nos hace la oposición apoyada por el imperio. Medidas como la lucha contra el contrabando de extracción por ejemplo, sin ser una medidas negativa solo solucionan una parte minoritaria del problema, es decir, no se ha agarrado al toro por los cuernos, y agarrar el toro por los cuernos significa en primer lugar priorizar de manera marcada por encima de otras inversiones del Estado, todo lo referente a la importación de bienes de consumo hoy por hoy desaparecidos o escasos, entendiendo que sobre la marcha hay que construir la infraestructura necesaria para que él Estado bajo control administrativo estricto y transparente, sea el importador de dichos insumos para luego venderlo en bolívares al comercio en general, y por supuesto para su distribución los Mercales y Pedevales (en artículo anterior expuse junto con otros comentarios, el esbozo de lo que a mi criterio sería la metodología ideal al respecto).

Presidente, en momentos de crisis hay que priorizar con la menor dispersión posible los recursos del Estado, debe reducirse al mínimo indispensable las obras de vialidad y hasta el plan de viviendas, primordial bandera de este singular socialismo Bolivariano (he ahí la blasfemia en mi planteamiento), y esta prioridad de inversión por parte del Estado, debe mantenerse hasta que se subsane la situación crítica emergente, lo cual incluye la profundización de la lucha contra la corrupción dentro y fuera del aparato del Estado, incluyendo de manera especial la lucha contra el acaparamiento y la inflación, que son factores que forman parte de la crisis misma. Igual y paralelo a lo anteriormente planteado, deben ser los esfuerzos para aumentar la producción en forma progresiva y eficaz.

En estos momentos, el proveer y dar fácil acceso a la población en forma continua, tanto a la cantidad, como a la calidad y precios accesibles, de los medicamentos y demás artículos de consumo que tanta falta le hace, prioriza sobre cualquier otra inversión del Estado, que no sea, la del mantenimiento en buenas condiciones y efectividad del resto de las Misiones y del complejo estructural existente.



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Arnaldo Cogorno


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