¿Críticos o enemigos de la revolución?

 

Si el enemigo de mi enemigo es mi amigo ¿Qué es para mí el amigo de mi enemigo?

Partamos de esta interrogante para desarrollar la idea de esta nota, que no es otra que continuar en nuestro intento de desenmascarar a quienes disfrazados de revolucionarios y arropados en la crítica necesaria, disparan desde las trincheras de la derecha contra la revolución y sus líderes.

Con la desaparición física del Presidente Chávez, a la oligarquía venezolana y sus operadores políticos se les presentó la oportunidad que jamás habían tenido… usar el nombre, la imagen, el discurso y el pensamiento del comandante para atacar la revolución que el mismo construyó.

Obviamente, no podían emprender esa tarea con hombres como Capriles, Ramos Allup, Julio Borges o la loquita de María Corina. Salir con esos esperpentos a decir que Chávez es traicionado por quienes tienen ahora la responsabilidad de conducir la Revolución Bolivariana sería una soberana pendejada. ¿Quién podría pararle bolas a un Leopoldo López que dijera que él, y no Nicolás, representa el sueño que sembró Chávez en el corazón del pueblo?

La tarea de atacar la revolución a partir del sentimiento y el pensamiento chavista es una tarea que están obligados a asumir, pues la experiencia nivel mundial dice que eso genera división, frustración y caos.

Ahora, esa tarea de intentar abrirle un boquete a la Revolución Bolivariana por el cual pueda colarse la derecha reaccionaria, tenía que ser asignada a gente con imagen y trayectoria (por lo menos intelectual) dentro del proceso revolucionario. Sólo si los responsables de actuar desde adentro tienen cierto grado de credibilidad dentro del pueblo chavista la estrategia podría tener éxito.

Una vez escogidos quienes actuarían como verdugos del proceso, el siguiente paso es que ellos asuman la posición de los sabios que tiene la receta para construir el socialismo, la cual obviamente no es la misma del gobierno. Eso les concede el derecho, en nombre del socialismo y de Chávez, a olvidarse de que los principales enemigos son el imperialismo gringo y la oligarquía criolla y a tacar a quienes el comandante delegó la tarea de conducir la patria a puerto seguro.

Después de esa "crítica no personal" el segundo paso es definirse con la moral suficiente para para calificar de traidores a quienes siempre fueron leales al comandante.

En esto la oligarquía viene trabajando desde el inicio mismo de la Revolución Bolivariana. Siempre buscó en las filas de la "izquierda" hombres y mujeres dispuestos a traicionar su propia historia si el precio era el conveniente. La tarea de abrazar la crítica destructiva desde una posición supuestamente socialista y revolucionaria fue asignada a tipejos como Teodoro, Pompeyo, Gabriel Puerta Aponte, Pablo Medina, Andrés Velásquez y tantos otros.

El objetivo fue el mismo de los de ahora y la táctica actual una copia fiel y exacta de la anterior. La diferencia es que Chávez no está y ahora no sólo esgrimen la defensa del "verdadero socialismo", sino la defensa del pensamiento y el trabajo del comandante

Negar que hacen daño resultaría por lo menos un exceso de confianza. Necesario es enfrentarlos y denunciarlos. Hay que aprovechar sus errores para ponerlos al descubierto ante el pueblo.

Destacar por ejemplo que son "amigos de nuestros enemigos y por lo tanto nuestros enemigos" debe ser tarea permanente y ello es fácil demostrarlo. Debo mostrarse al pueblo como esa gente no ataca ni atacará a la derecha; no consiguen motivos para hablar de guerra económica; no reconocen que la especulación, el contrabando y el bachaqueo forman parte de una estrategia contra el gobierno. Para ellos, todo es consecuencia de un mal gobierno al que hay que derrocar.

Cada vez resulta más fácil identificarlos, pues coinciden con la derecha en todo (hasta en las poses). Obsérvelos, amigo lector, y verá que cada día sus críticas son menos racionales y mucho más viscerales (signo de desesperación). Por ejemplo, el Toby Valderrama escribió recientemente, refiriéndose al discurso de Nicolás Maduro en la ONU que "aquello fue un torneo de bostezos, de saludos a la bandera del conformismo".

Fidel Castro, por su parte, refiriéndose al mismo discurso dijo que fue "brillante y valiente".

Diga usted quien es más revolucionario de esos dos personajes, quién tiene más experiencia y visión política y quién miente



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Alexis Arellano


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