El Pueblo y su Momento Histórico

La situación política de nuestro país desde hace más de una década, exige una interpretación, por cuanto existe una oposición desvinculada por completo de la realidad político-social venezolana que no asume las responsabilidades, dedicándose, por el contrario, a la práctica de la falsa legalidad, contando con una ultraderecha fascistoide que desea irse por los derroteros de la ilegalidad, tratando con sus acciones desviadas, desconocer el hilo constitucional a la vez que exige mayor seguridad para sus desviaciones políticas.

¿No será el momento histórico actual el apropiado para que el pueblo venezolano profundice su práxis política?

Es necesario e imprescindible -como dijo Allende- que "el espíritu del pueblo se fortifique dentro de las instituciones y leyes y desde allí iniciar el proceso de transformación de la legalidad burguesa desde adentro".

Se debe ejercer el control de las instituciones (todas) creadas por la burguesía para evitar que las mismas sigan operando (conspirando) en forma independiente (Fedecámaras) frenando el avance del proceso revolucionario bolivariano.

¿O es que acaso la realidad clasista del estado capitalista -que no ha sido desmontado aun- y sus instituciones no son una verdad irrevatible?.

Se impone en este momento romper de manera definitiva con el pasado para defender el nuevo sistema en construcción.

¿Son suficientes las nuevas leyes para alcanzar los objetivos políticos necesarios para mantener el orden legal actual?

La continuidad del proceso político bolivariano no es la consecuencia fortuita del azar. Se ha ido creando un sistema democrático de una gran fortaleza pero que aún tiene debilidades donde la vitalidad de las nuevas instituciones ha logrado imponerse a la violencia opositora fascista.

Las misiones como política social de primer orden ha generado un conjunto de nuevos intereses sociales unidas a las relaciones económicas que se ha ido construyendo de acuerdo a la realidad de nuestro desarrollo tanto político como económico.

Hasta el presente, la paz se ha impuesto sobre la violencia de la ultraderecha opositora venezolana y se debe profundizar su fortalecimiento confirmando la lucha permanente por la igualdad y la justicia, fortaleciendo cada día más fuerte la acción revolucionaria para que la misma deje de ser instintiva en el colectivo, fortaleciendo la conciencia con una teoría comprendida, elaborada, debatida y discutida criticamente en forma permanente por las mayorías.

Considero que si no se sigue esta ruta revolucionaria plena, el proceso bolivariano tenderá a ser consumido por la rutina del pensamiento anti-revolucionario que sustentado en la realidad de sus instituciones (nacidas del hambre, la pobreza, el miedo y la ignorancia), se aposentará en las conciencias y no le permitirá liberarse del anquilosamiento de las ideas, conduciendo esto al restablecimiento del viejo orden, de la anciana sociedad, contra el y la que ha insurgido el pueblo revolucionario venezolano-bolivariano.

El diálogo como expresión democrática de amplitud, de discusión, de crítica y auto crítica revolucionaria, debe constituirse en indispensable para el fortalecimiento de la paz y la seguridad en Venezuela como tarea permanente de todos. No se puede bajo ninguna excusa abandonar nuestro pueblo en la hora actual.

En el pasado histórico reciente de la IV República, la protesta por la reinvidicación de los derechos constitucionales tenía una respuesta permanente: la cárcel, la tortura y la muerte. Hoy en la República Bolivariana de Venezuela, la respuesta es otra: más democracia, más libertad (así los escualidos digan que no existe), más y mejor educación, más atención a los problemas sociales.

Todos estos caminos rechazan la violencia enarbolando la paz como lucha para alcanzar el máximo de felicidad posible.

Catedrático de LUZ



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