La inversión en el factor humano

En todos los países, capitalistas, el hombre y la mujer son aplastados por la técnica, condenados a su trabajo, encadenados, embrutecidos. Todo el mal deriva de que la burguesía ha multiplicado sus necesidades y sus vicios, cuando habrían debido reducirlas. En vez de aspirar a una abundancia que no existe, y que tal vez no exista jamás, hubieran debido contentarse con un mínimo vital, como lo hacen todavía algunas comunidades muy pobres, donde no han penetrado las técnicas y que no han sido corrompidas por el dinero. Allí, la gente disfruta una felicidad austera, porque han sido preservados ciertos valores, valores verdaderamente humanos, de dignidad, de fraternidad, de generosidad, que dan a la vida un sabor único. Mientras se sigan creando nuevas necesidades se multiplicarán las frustraciones. ¿Cuándo empezó la decadencia? El día en que se prefirió la ciencia a la sabiduría, la utilidad a la belleza. Con el Renacimiento, el racionalismo, el capitalismo, el cientifismo. Sea; pero ahora que hemos llegado a esto, ¿qué podemos hacer? Tratar de resucitar en uno mismo, alrededor de uno mismo, la sabiduría y la afición a la belleza. Sólo una revolución moral, social, política y técnica, devolverían al hombre y a la mujer su verdad perdida.

Las dos corrientes, del capitalismo-socialismo, la que santifica el mercado por desconfianza a las audacias del plan, la que hace del dirigismo un fin en sí por miedo a las libertades del mercado, se combinan negativamente en el "colbertismo" centralizador y desconfiado de la administración pública capitalista. Una ausencia de misión colectiva, pero una estricta parcelación reglamentaria de las actividades de cada cual, caracterizan su comportamiento. Se interesa mucho en los medios y poco en los objetivos. En vez de fijar éstos con precisión y dejar a sus interlocutores la mayor libertad en la elección de los procedimientos sin determinar los grandes objetivos.

La elección de la "buena gestión", con vistas a un crecimiento máximo, no es de orden técnico. Depende, en primer lugar, de la respuesta que se dé a esta pregunta: ¿Hay que dar crédito a la madurez, a la inteligencia del grupo más numeroso? Hasta ahora, en Venezuela, nos hemos inclinado más bien por el "No". Si nos decidiéramos en favor del "Sí", nuestra opción tendría consecuencias ilimitadas y podría cambiar toda la fisonomía de nuestro pueblo. Este acto de confianza sería el punto de origen común de tres políticas que forman un todo: invertir en la inteligencia humana; liberar las iniciativas; procurar una elección consciente del porvenir colectivo.

En teoría, todo el mundo está de acuerdo sobre el desarrollo de la enseñanza, de la formación profesional, de investigación. Unos y otros confiesan que el retraso de la educación nacional esteriliza la mayor parte de nuestro potencial intelectual, que la insuficiencia de la formación profesional es una de las causas principales de la rigidez de las estructuras de la producción, que la pobreza de la investigación acarreo la satelización de nuestra economía.

Contrariamente a lo que se cree, la sociedad capitalista invierte mucho más en la inteligencia humana de lo que derrocha en caprichos y suntuosidades. Ya hemos visto que ciertos trabajos científicos empiezan a confirmar lo que la intuición había hecho presencia: la opción por el hombre y la mujer es una de las causas de su dinamismo. A pesar de los importantes cambios acaecidos en los últimos años, el cuadro capitalista sigue siendo diferente. El mundo capitalista, se protege de "los demás" mediante una complicada red de leyes, completamente conformes a la tendencia de limitar y definir cuidadosamente todos los aspectos de la existencia humana.

Pero no basta con invertir en la materia gris. Además, hay que dejar de comprimirla por miedo al mal uso que podría hacerse de ella. Este miedo empieza a manifestarse a través de la crisis del sistema administrativo, (acaparar) caracterizado por el temor de delegar. Este miedo ha moldeado las estructuras, ha motivado los procedimientos, ha dictado comportamientos. Hoy es causa del desquiciamiento de sectores enteros, cuya actividad rutinaria es motivo de escándalo, en comparación con las normas de los países más avanzados.

Jugar esta partida supondrá un trabajo inmenso. Se trata de llevar al ejercicio y aplicación de la inteligencia a todos los hombres y mujeres aptos de nuestro pueblo es capaz de formar y de equipar. Y se trata, sobre todo, de que éstos se decidan a luchar hasta el límite de su valor o de su genio, es decir, por su cuenta. Éste es el problema político por excelencia.

¿Qué ha pasado? El aumento de las necesidades, los progresos técnicos, han precipitado el ritmo del cambio; pero los frenos han seguido agarrotando las iniciativas, únicas capaces de permitir la adaptación de las grandes organizaciones político-económico. (Socialismo-Capitalismo) La presunción de incompetencia se extiende en ondas concéntricas.

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los antiterroristas cubanos Héroes de la Humanidad!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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