El turismo, motor para el desarrollo del país

El tema del desarrollo económico de un país, en este caso de Venezuela, esta íntimamente ligado al tipo de planificación que establezca y a las políticas publicas que el estado construya para alcanzar esas metas establecidas en el
Plan de desarrollo.

La planificación del país desde el 1958 hasta el presente se ha basado únicamente en el rentismo petrolero o mejor dicho en consumir los ingresos del petróleo más no en invertirlo para diversificar la economía para el desarrollo del país.

Así mismo las políticas publicas se han construido de manera coyuntural, cada vez que asume un nuevo gobierno o en el mismo periodo quinquenal cuando cambian al ministro de turno se ha venido cambiando las estrategias o cuando se sustituye a un ministro.

Las políticas publicas no han sido políticas de estado sino políticas del gobierno de turno.

Y ese ha sido el tratamiento histórico que lamentablemente le han dado al sector turístico en Venezuela.

Cuando en otros países han dado un giro radical en la definición de su planificación y en sus políticas publicas orientándolas hacia el turismo en Venezuela seguimos viviendo del rentismo petrolero, de sus vaivenes y de mal uso de los ingresos que produce.

Ejemplos sobran podemos observar casos como el de España, Cuba, Dubay, Colombia, Ecuador, Brasil, etc, etc, etc.

Es por ello que el planteamiento central de esta ponencia, es el de hacer ver la imperiosa necesidad de que el turismo sea considerado de manera definitiva el sector prioritario para el desarrollo del país, desarrollando una planificación nacional basada en el sector turismo y construyendo unas políticas publicas de estado mas no de gobierno que permitan alcanzar a mediano plazo las metas trazadas.


Impactos económicos directos, indirectos y provocados por el turismo.

Los impactos generados por la actividad turística pueden englobarse en tres categorías según (A. Santana 1997: 67-92):
Por un lado, está el impacto económico, en función de los costos y beneficios producidos, de la creación de riqueza y de su distribución, de la mano de obra empleada de población local o extranjera.

Desde este punto de vista hay que tener en cuenta que no sólo se produzca beneficio económico, sino quienes se benefician de él; es preciso considerar que el beneficio que unos obtienen puede traducirse en perjuicio para otros.


El impacto físico o ambiental sería una segunda consecuencia, en función de los estragos que se cometan. Los planes de desarrollo turístico pueden realizarse en sintonía con los de conservación del entorno, generándose una relación simbiótica en donde ganar dinero y disfrutar de la naturaleza (por parte de los visitantes) no es incompatible con su preservación; pero igualmente dichos planes de desarrollo pueden ignorar el sentido conservacionista, e incluso producir efectos negativos sobre el ambiente.

Y en tercer lugar, el impacto social y cultural, los cambios en los modos de vida de la población local que constituye un destino turístico. Son muchas las situaciones de encuentro e interacción entre visitantes y residentes, y diversa la intensidad y envergadura de los cambios producidos a corto y largo plazo. Turista y residente se pueden encontrar y comunicar de manera deliberada a fin de intercambiar información y conocerse mutuamente; también lo pueden hacer de manera coyuntural, coincidiendo en lugares de ocio y compartiendo momentáneamente experiencia; y, como es más habitual, estableciendo una relación contractual en donde uno adquiere comprando los bienes o servicios que el otro vende.

El impacto económico comprende los costos y beneficios primarios y secundarios. Los primeros son consecuencia directa de la actividad turística.

Los gastos de los visitantes se convierten en ingresos de los comercios que, a su vez, se usan para pagar sueldos y salarios, rendimiento de capital e impuestos, que son los beneficios directos del turismo.

Aportes del turismo a la economía de un país.
La generación de divisas y el crecimiento económico basado en «nuevos sectores» –con la creación de nuevos puestos de trabajo- son dos de los potenciales efectos más importantes del desarrollo del sector turístico en una economía (Gibson, 1993: 32; Morley, 1992:17; Brohman, 1996: 53). Como generador de divisas, el sector turístico es claramente exportador (Gibson, 1993: 33), aunque un sector de «exportación no tradicional» debido a que como menciona Sessa (1983) « [...] el turismo exporta hombres, no mercancías…

Brohman, (1996: 54) señala que el turismo es una estrategia de crecimiento «hacia afuera» de algunos países.

El aumento del turismo influye sobre las variables macroeconómicas de las regiones receptoras, afectando positivamente sobre:
Mano de obra:
Que incluye el empleo: directo, como resultado de los gastos turísticos directos (hospedaje y gastronomía); indirecto, como resultado de los gastos de apoyo al sector turístico (transporte); inducido: como resultado de los gastos de residentes debido a los ingresos del turismo (aumento del consumo personal).

Balanza de Pagos:
Al generar entrada y salida de divisas por medio del gasto turístico.

Demanda de bienes y servicios relacionados:
Un aumento en la demanda de bienes y servicios turístico dependen de mayores niveles de ingresos personales y del aumento de demanda de inversión y bienes de consumo que trae aparejado un efecto sobre el resto de los sectores, afectando favorablemente la tasa de actividad económica del país.

Los beneficios del aumento del turismo internacional en un país se derivan del mayor ingreso de divisas, del aumento de la recaudación tributaria y, por ende, del aumento de los ingresos del sector público y un mayor nivel de actividad económica debido a los efectos del multiplicador del gasto turístico.

Los impuestos, tanto nacionales y regionales, son percibidos por el sector público en todos sus niveles sin discriminación de la persona que los consume; por lo tanto, los turistas en su calidad de consumidores de bienes y servicios nacionales contribuyen a aumentar los ingresos del Estado a través de los impuestos indirectos.

Como Hacerlo.

Hay que dar un giro de 180 grados en materia de la planificación nacional, estableciendo el turismo como el motor del desarrollo de la nación basados en una estrategia de turismo de masas que atraiga las inversiones para la construcción, realización y dotación de toda la infraestructura que se requiere para ser competitivos en la oferta turística y que permita el desarrollo del país, al activar los otros sectores de la cadena de producción de la demanda turística.

En casi todos los países en desarrollo las empresas privadas son la principal fuente de creación de nuevos empleos y a su vez, a través del pago de impuestos, la empresa privada genera una parte significativa de los ingresos fiscales, sin los cuales no habría base para financiar los servicios públicos de salud y educación y las inversiones en infraestructuras. Además, las empresas competitivas mejoran la calidad de sus productos y los ofrecen a precios más bajos, lo cual incrementa el poder adquisitivo de los consumidores, incluido el de los más pobres.

Y sin inversiones no aumenta la producción, ni la productividad, ni el empleo.

Por tanto, es necesario crear e incentivar sectores que permitan mejorar los niveles de bienestar, empleo y renta, teniendo en cuenta que es imprescindible contar con un marco jurídico-institucional creíble que garantice los derechos de propiedad no sólo para la atracción de inversiones extranjeras, sino también para que se involucre el empresario en el pensamiento largo placista.

Es a partir de una visión de largo plazo cuando el sector privado se involucra en inversiones y desarrollo de estrategias. El sector turístico requiere que el sector privado tenga un pensamiento estratégico basado en la creación de ventajas competitivas de un sector que está en fase de crecimiento, que tiene la posibilidad de posicionarse en el mercado internacional sólo si el compromiso entre sector público y privado está orientado a una misma demanda.

Una adecuada segmentación de la demanda, comprendiendo cuáles son sus necesidades, sus preferencias y el nivel de exigencia para cubrir sus necesidades, son los elementos que permitirán crear las ventajas competitivas del sector turístico.

La competitividad del sector es la que garantizará a largo plazo destinos turísticos atractivos, generando una demanda con niveles de gastos altos, de manera de encender el efecto multiplicador del turismo que crea crecimiento económico, y éste será sustentable sólo si las bases en las cuales se apoyan respetan y protegen los recursos naturales, culturales, históricos y valores nacionales.

Finalmente, como el turismo resalta el valor de la cultura de un lugar, el impulso del turismo ayuda a que los visitantes de una región puedan apreciar las diversas expresiones culturales y generen riqueza para aquellos que investigan y conservan el acervo cultural, motivando así a las nuevas generaciones del lugar para que se apropien de sus tradiciones y valores y aprendan la práctica del respeto por otras formas de ver el mundo.

Se considera que para alcanzar crecimiento económico vía ingresos derivados del gasto turístico es necesario contar con una demanda turística suficiente que se sienta atraída por el producto turístico.



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