Allí, donde murió Bolívar

La debilidad y la muerte misma acechaban a Bolívar ese Diciembre de 1830. La humedad y el calor del viaje bajando por el río Magdalena lo atormentaron más allá de sus fuerzas. El 6 de Diciembre cruzó un pequeño puente para ingresar a la Hacienda de Campo de San Pedro Alejandrino, a las afueras de Santa Marta. En un esfuerzo gigante, al 10 del mes dicta su Última Proclama, en la cual invita a la unidad, la unidad por el bien de la Patria. Deshidratado, exhausto, muere el 17 de Diciembre.

Entrada de la Hacienda San Pedro Alejandrino, Santa Marta, Colombia.

La Quinta San Pedro Alejandrino es hoy un Patrimonio Histórico de la República de Colombia. Tierra húmeda y caliente, llena de árboles inmensos y de iguanas verdes, donde hay un silencio silvestre en homenaje al Libertador. Lo que él usó, es guardado y venerado. Carroza, cama, bañera, lavabos, incluso pequeños sillones donde se habrán sentado sus pocos últimos amigos y dolientes, todo está protegido para que los visitantes mediten hacia el pasado y hagan votos hacia el presente, como él lo hizo por el bien de la Patria Gran Colombiana.

Casa principal de la Quinta San Pedro Alejandrino, Santa Marta, Colombia

Ver el pequeño cuarto donde murió Bolívar estremece por su modestia. Su cama de madera, frágil como él estuvo, está actualmente cubierta por una bandera colombiana que acentúa el significado histórico del lugar y el profundo respeto con que se guardan sus últimas pertenencias. Incontables lágrimas lo han venerado desde 1830...

Alcoba mortuoria del Libertador Simón Bolívar

Cuántos venezolanos han visitado este lugar casi sagrado? Yo lo visité recientemente y me hice esa pregunta. Por qué tan pocos de nosotros hacemos los esfuerzos por ir hasta ese altar histórico, si Santa Marta queda apenas a tan sólo unos 200 kilómetros de la frontera colombo-venezolana? Eso es como ir de Caracas a Valencia. Imagino que la primera respuesta será señalar al factor económico como el responsable; luego seguirá la excusa de la inseguridad para cruzar la frontera. Si bien es cierto que hoy en día el cambio monetario es desfavorable para los venezolanos, esta misma situación ocurría en anteriores tiempos cuando nuestra moneda era más fuerte que el peso colombiano. La publicitada inseguridad de tránsito en la frontera, es soportable. Cualquier persona puede ir a Colombia sin mayores trámites ni problemas: se puede viajar sólo con la cédula y hay diversas ofertas de trasporte desde Maracaibo a Maicao y luego a Santa Marta, si uno no va en carro propio. Como en todas las fronteras del mundo, ser previsivo y cauteloso no está de más.

Planteada como una interrogante sociológica, la pregunta exige una respuesta cónsona con los tiempos actuales. De hecho, es un deber patriota adelantarnos a las maniobras políticas. Mientras menos venezolanos vayan a San Pedro Alejandrino, menor será el caudal educativo a ganar allí para entender los principios bolivarianos y la grandiosidad del Libertador, y menor será el accionar revolucionario. Leer en el propio sitio donde fue dictada la Última Proclama es una lección de profundo patriotismo que no es posible entenderla, ni siquiera acompañada de explicaciones, en ninguna escuela o liceo o universidad, sino allí. Mirar la alcoba donde Bolívar murió, es remontarse a los ideales bolivarianos donde la petición de ejercer la humildad, la sencillez y la honestidad a los gobernantes estaba en el alma del pueblo. Si hasta mirar los inmensos samanes cubriendo y dando sombra a la estatua de Bolívar hace entender por qué se eligieron sitios como ese para realizar juramentos de Güere. Todo San Pedro Alejandrino es una lección de historia patria para los latinoamericanos!

Estatua del Libertador a la sombra de un samán a un costado de la casa principal. Quinta San Pedro Alejandrino, Santa Marta, Colombia.

Por ello sería beneficioso cambiar algunos aspectos educativos y turísticos. Convendría estimular y fomentar los viajes de venezolanos, sobre todo estudiantes, a Santa Marta para conocer la Quinta San Pedro Alejandrino y recrear la vida de Bolívar y de quienes lo acompañaron en su genial carrera de guerrero y estadista latinoamericano, tales como Sucre y Urdaneta. Así como estimulamos las visitas a las ferias regionales de muchos de nuestros pueblos, así deberíamos crear las condiciones para establecer romerías a ese lugar tan significativo para una buena formación ciudadana. Las caravanas de graduación de los estudiantes de bachillerato o de universidades, en vez de ser desfiles de algarabía etílica, convendría redirigirlas hacia San Pedro Alejandrino, donde se encontraría inspiración para construir el futuro latinoamericano. Deberíamos ir allí; allí donde el Libertador manifestó, momentos antes de morir, que había vivido en un laberinto, y captar el significado profundo y telúrico que si su muerte contribuiría a la unidad de la Patria, él bajaría tranquilo a su sepulcro.

Altar de la Patria, Quinta de San Pedro Alejandrino, Santa Marta, Colombia.

Hoy, en el día de aniversario de su muerte, reconocemos que las ideas libertadoras e independentistas de Bolívar están más válidas que nunca, dando sustento a las aspiraciones políticas que enmarcan el actual proceso político venezolano y sirviendo de marco referencial al proceso de paz que guerrilleros y gobierno llevan adelante en Colombia.

La Quinta San Pedro Alejandrino, allí, donde murió Bolívar, hoy es un lugar para la vida!

Interior del Altar de la Patria, Quinta de San Pedro Alejandrino, Santa Marta, Colombia.


jaime.pefaur@gmail.com

*Profesor Titular en la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela


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