Reflexiones sobre la (in) seguridad en Venezuela (XXXIII)

Sistema penal 2014

El sistema penal (SP) en 2014 estuvo desbordado: criminalización de la protesta a nivel global (más allá de su instrumentalización foránea para llevar a cabo "golpes suaves" en algunos países), los 43 de Ayotzinapa y Ferguson son solo algunos ejemplos de los excesos que ya no pueden ser encubiertos por los aparatos de propaganda del SP, las empresas de comunicación.

En EEUU la CIA y el FBI se resisten a informar sobre las violaciones a los DDHH cometidos por sus agentes policiales. De esta manera los policías del mundo, quienes les exigen rendición de cuentas en materia de DDHH a países que les son molestos, al momento de someterse a escrutinio presentan sus resistencias y su doble moral. Ya Wacquant a finales del siglo XX denunciaba que el sistema penal norteamericano procesaba principalmente a los afrodescendientes y latinoamericanos. En lo que va del siglo XXI las cosas no parecen haber cambiado en el país que hasta 1967 castigaba con pena de prisión a los matrimonios interraciales.

En América Latina la violencia solo parece ocupar la agenda durante campañas electorales o cuando se victimiza algún personaje con poder de reclamo social, como artistas, misses o dirigentes políticos. Sin embargo, los centenares de jóvenes pobres que sufren tanto la violencia social como institucional se mantienen invisibilizados, a menos que sea para presentarlos como victimarios, o como objetos (no sujetos) de políticas sociales en clave preventiva. Política social no para satisfacer los derechos de los jóvenes pobres, sino para evitar que terminen siendo unos delincuentes.

En Venezuela es poco lo que puede defenderse en lo que a sistema penal se refiere. Los sectores nacionales solidarios con Ayotzinapa y Ferguson, parecen no enterarse de lo que pasó en Uribana donde murieron 48 personas envenenadas. Menos de dos años antes más de 50 personas habían muerto por enfrentamientos en el mismo lugar. Mientras tanto, las tasas de encarcelamiento siguen aumentando.

Los opinólogos no contribuyen, lanzan cifras y afirmaciones, sin sustento alguno, para pedir más policías (desconociendo que en el caso venezolano estamos por encima de la tasa de encuadramiento desde 2007), más penas (desconociendo que las últimas reformas legislativas en materia penal han consistido básicamente en el aumento de penas y merma de garantías), y más mano dura (desconociendo que la violencia institucional incrementa la violencia social). Por otra parte, algunos actores políticos pretenden solventar problemas políticos, económicos y sociales recurriendo también al SP (desconociendo que con ello se agudizan los problemas y colapsa el SP, haciéndolo ineficiente).

En fin, el SP lejos de estar en crisis está desbordado y pareciera estar engullendo a la política misma, es una lógica más bélica que pacificadora. Cada vez más las promesas de la modernidad parecen diluirse y con ello poco a poco retornamos a la Edad Media.

Ojalá que el 2015 me de material para escribir algo más esperanzador en esta materia. Como siempre, sumaré esfuerzos con todos aquellos que quieran hacerlo posible.



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Keymer Ávila

Abogado graduado en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Máster en Criminología y Sociología Jurídico Penal, UB (Catalunya). Investigador y Profesor de Criminología en la UCV.
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