La política agroalimentaria en la Venezuela Bolivariana

Venezuela es un país que aún no ha alcanzado la seguridad y la soberanía alimentaria y los gobiernos de AD y COPEY hicieron todo lo posible para que esa situación se profundizara, haciendo de la economía de puertos una política de Estado. La dependencia agroalimentaria del país ha sido un proceso que es consecuencia directa de la preferencia por el desarrollo de otras áreas de la economía, directa e indirectamente sustentada por la renta petrolera. El caso omiso que se hizo a las propuestas de Alberto Adriani en la década de los años 30 del siglo pasado han generado duros resultados para la población, porque el problema además de la poca producción de alimentos, lo cual tiene muy poca incidencia en el PIB, es un problema cultural y de conciencia patria. El modo de ser ciudadano en un país petrolero se ha expresado en la compra fácil (“el ta’ barato, dame dos) o en tener pena o vergüenza de ser campesino, llegando inclusive a denigrar de nuestra cultura gastronómica.

Precisamente, la Venezuela de la cuarta república en materia agroalimentaria tuvo un final explosivo en gran medida por la escasez y el acaparamiento produciéndose respuestas populares como “el caracazo” y finalmente el 4 de Febrero.

A partir del gobierno del Comandante Chávez, el planteamiento de la modernización y transformación de la actividad agrícola, la lucha contra el latifundio, la distribución socializada de los alimentos y la formación de los campesinos ha tenido atención especial, pero a pesar de haber mejorado los indicadores nutricionales así como la capacidad adquisitiva de los alimentos por la población aún persisten situaciones críticas que están siendo manipuladas por los grupos políticos y económicos antinacionales. Ante tales circunstancias, teniendo una visión histórica y crítica de la coyuntura, ¿qué hacer? Una propuesta programática que represente la política agroalimentaria de la Venezuela Bolivariana debería contemplar, entre otros, los siguientes compromisos:

1. Cultura campesina.
Rescatar la cultura campesina venezolana producto del trabajo sostenido por hombres, mujeres y niños dedicados a la producción de alimentos. Fortalecer la identidad de ser campesino como valor histórico, cultural y económico debe reflejarse en la exaltación del amor al trabajo, a la familia, a la tierra, a las plantas y a los animales y de los valores de la solidaridad, la humildad y el arraigo a la comunidad rural contrarrestando con ello el éxodo o migración campesina hacia las ciudades atraídos por el “espejismo del lucro fácil”.

2. Transformación institucional.
Avanzar aceleradamente en el proceso de transformación institucional de todos los entes responsables de la implementación de los planes agrícolas del Estado. Establecer los niveles operativos con visión territorial por proyectos, eliminando instancias burocratizadas, realizar un proceso de evaluación del personal y tomar las medidas pertinentes de jubilación, traslados, redistribución, sancionatorias, estímulos y demás medidas que permitan constituir verdaderos cuerpos de trabajo directamente con las comunidades organizadas. Realizar un verdadero proceso de integración institucional que elimine la actual dispersión de esfuerzos.

3. La lucha contra el latifundio.
El latifundio constituye un obstáculo para la producción eficiente de alimentos y limita la integración de los saberes campesinos con la ciencia y la tecnología. La política agroalimentaria del gobierno bolivariano tiene que concretarse en hacer desaparecer el latifundio y establecer unidades de producción de propiedad individual y colectivas, privadas y públicas pero con alta producción y productividad. Además, se hace necesario aplicar un impuesto predial a los espacios ociosos motivando a la ampliación de la cobertura de la actividad agrícola.

4. Masificar la producción de alimentos.
La producción de alimentos es un asunto de Estado y para lograr la seguridad y la soberanía alimentaria se debe promover la masificación de la producción de alimentos en diferentes espacios y mediante las diferentes técnicas. En este proceso revolucionario de confrontación con los monopolios, las roscas, los acaparadores y especuladores se debe promover sin pausas la masificación de la producción de alimentos, asignando las cuotas de producción a las comunidades e instituciones guiados por un Plan Patria Agrícola.

5. Procesos agroindustriales comunales.
La seguridad alimentaria en las comunidades pasa por el aprovechamiento al máximo de las materias primas producidas, siendo capaces de procesarlas y utilizar hasta los subproductos. El ejemplo es aplicable a todos los alimentos por lo tanto es necesario y urgente formar a nuestras comunidades rurales en procesamiento agroindustrial y darles todo el apoyo necesario. En el Estado Lara hay dos empresas de propiedad social con apoyo de las Comunas correspondientes, “Proletarios Uníos” y “Beneagro”, que están construyendo todo el sistema de articulación para la producción de bebidas a base de Moringa edulcorada con estevia y la producción y beneficio de pollos, respectivamente.

6. El sistema de distribución de alimentos.
Necesario es garantizar que los alimentos lleguen a cada familia venezolana y para ello hay que ser implacable contra el acaparamiento, la especulación y el “bachaqueo”. Es verdad que se avanza al respecto, pero es inexplicable la impunidad en muchos casos de venta deambulante de productos de primera necesidad a la vista de las autoridades. La Red Mercal y Pdval tiene que seguir creciendo para que sean los canales fundamentales de distribución y que la alternativa sean los expendedores privados. La distribución por parte del Estado directo a las familias tiene que ser la normalidad y lo común a fin de garantizar el derecho a la alimentación de todos los venezolanos, lo cual tiene que estar en sincronía con la importación necesaria para evitar los baches y nudos críticos que entre otras causas también afectan la disposición de los productos en los anaqueles. Todo esto fortalecerá un sistema de comercio justo para la tranquilidad del pueblo.

7. El sistema de educación campesina.
El conocimiento, la ciencia y la tecnología integrados al saber campesino constituyen la piedra angular en el proceso de transformación de la agricultura venezolana. Los campesinos y sus familias empoderados de técnicas útiles para aumentar la producción y la productividad sin deterioro de la tierra y sus recursos tienen que ser la base en la formación a lograr mediante los programas que se implementen. Las instituciones de educación universitaria como un solo cuerpo tienen que dar respuesta a las necesidades educativas en el campo venezolano y para ello es fundamental la decisión de las autoridades educativas quienes deberían acordar el impulso de Proyectos Únicos de Integración Universitaria para el Desarrollo Estratégico de los espacios territoriales considerados. La Universidad Campesina de Venezuela “Argimiro Gabaldón” creada por el Presidente Nicolás Maduro apunta hacia ese objetivo, fundamentándose en la educación y el trabajo y el valor social del conocimiento para lograr el desarrollo agrícola del país.

El Gobierno Bolivariano dirigido por el Presidente Nicolás Maduro ha dictado las directrices. Fortalezcamos la política agroalimentaria ejecutando las acciones correspondientes. Pero ya.


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Salvador Camacho


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