Lo que está en juego

Para todos los venezolanos las libertades democráticas están garantizadas a plenitud en nuestra Carta Magna y han gozado del respeto por los gobiernos presididos por los Presidentes Chávez y Maduro. Aunque parezca inusual y contradictorio, ha sido la oposición quien desde el mismo comienzo de su discusión y aprobación la ha negado, pero acuden a su articulado cada vez que les conviene.

No solamente la votaron en contra, después de una rica discusión y participación popular en su elaboración. Desde ese mismo momento han sido ellos quienes día tras día han sido sus detractores y violadores, al llamar de manera consuetudinaria a su desconocimiento e insurrección popular.

Para ellos los atajos han sido la constante. Si en algún momento se negaron a acudir a unas elecciones parlamentarias alegando "ventajismo oficial", lo que siempre han hecho es jugar a su conveniencia y al doble discurso, que al fin de cuenta es el mismo, cargado de frustración, odio y llamado a la muerte, como aquel de Capriles, la misma noche de su última derrota. Ya saben ustedes lo que ocurrió en las próximas horas y el saldo de muertes y daños materiales.

En este devenir, el pueblo Bolivariano ha tenido que sortear dificultades. Todas han sido producto del ataque malsano y antipatriota de la derecha. Bien lo decía en estos días el Presidente Maduro al referirse a la actual situación económica. Lo ocurrido durante el paro del 2002 y 2003, no solamente es diferente a lo actual. No olvidemos que aquello fue peor y el pueblo, guiado por Chávez, lo superó con fervor y alegría.

Ocurre que la maldad no descansa ni duerme. Han sido 15 años de embestida por parte de ellos. También de ofensiva y resistencia por parte de nuestro heroico pueblo, que desde el 2013 enfrenta la ofensiva económica de un capitalismo en el cual cohabitan parasitariamente perversiones como el acaparamiento, el engaño en la producción, el contrabando e infinidad de vicios.

Este comportamiento nos permite afirmar que lamentablemente buena parte del sector industrial-importador venezolano devino en un innegable aliado de quienes interna y externamente ha desangrado económicamente a nuestro país, ya que ha sido el mismo estado quien le ha financiado tal comportamiento antinacional, al actuar sin el estricto control.

El contexto anterior nos permite hacer referencia a los innobles objetivos de los actores político-mercaderes de la oposición. Ellos abiertamente han manifestado sus propósitos. Quieren volver con sus prácticas antipopulares. Acabar con lo conquistado en estos 15 años. Privatizarlo todo con el cuento de la reactivación económica. Y todo ello estará envuelto, que nadie lo dude, en un marco represivo que no tendrá precedentes en nuestro país.

Chávez dijo muchas veces que su permanencia frente al gobierno era la paz del país. Hoy hay que ratificarlo. La presencia del Presidente Maduro y la Revolución Bolivariana significan la garantía del respeto y apego a nuestra Constitución, y en consecuencia la Paz que merece nuestra patria.

 



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Juan Azocar


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