Nuevo Ideal Nacional

El 23 de enero de 1958, el pueblo venezolano da al traste con el Nuevo Ideal Nacional, suerte de régimen neonazi en nuestro país. Cuando rememoramos esta fecha, muchas veces no visualizamos con claridad el entorno ideológico subyacente, al cual un pueblo, bravo y claro, se rebeló. La ceguera del poder absoluto que puede dar el dinero proveniente de la inmensa riqueza petrolera, motor que utilizó el régimen de Marcos Pérez Jiménez, para iniciar una renovación urbanística, faraónica, de Caracas, permite dos miradas; mientras en la capital se reconstruía como la más moderna ciudad de América Latina, el pueblo moría esclavizado y desarraigado en los campos de concentración de las grandes empresas transnacionales petroleras.

Caracas, pasó de sus años de ciudad afrancesada a ser una urbe líder en los más modernos avances urbanísticos del mundo; de la modosidad y belleza de sus edificios y parques románticos a la suntuosidad de lo grande: autopistas, distribuidores (El Pulpo, La Araña, El Ciempiés), la Ciudad Universitaria, escuelas de varias hectáreas, urbanizaciones pensadas en lo más mínimo, para el confort de sus habitantes, como el actual 23 de Enero. Todo el lujo que podía comprar la oligarquía mundana, estaba en Caracas, carros último modelo, neveras, cocinas a gas, televisores, teléfonos, luz eléctrica, radio, cine.

¿Era ese lujoso capital lo que necesitaban nuestros compatriotas o atención integral del pueblo en servicios básicos, alimentación, salud, educación y sobre todo libertad de trabajar en igualdad de condiciones con el empleado de la Shell o de la Creole?

A Pérez Jiménez no lo tumba una guerra económica, lo tumba un pueblo que estaba en la invisibilidad, excluido, harto de la tortura, represión y la nueva modalidad importada de la Escuela de las Américas, la desaparición de sus hermanos; un pueblo organizado políticamente, por el naciente sistema de partidos en nuestro país, liderados siempre por el trabajo incansable y constante de los camaradas del Partido Comunista de Venezuela y Unión Republicana Democrática (URD), que lideraban casi toda la organización sindical de nuestra reciente clase obrera.

¿Hubo guerra económica contra Pérez Jiménez? Por supuesto que no, el país se encontraba en una de sus primeras fases de la neocolonización del siglo XX; la renta petrolera retornaba con creces a las cabezas imperiales; toda la oligarquía mundial detentaba tierras y posesiones en nuestro país, el Hotel Ávila de San Bernardino y sus adyacencias fueron los predios de Nelson Rockefeller, quien también tenía grandes propiedades en nuestros llanos.

Arquitectos y constructores europeos se codeaban con nuestros mejores profesionales para delinear un paraíso neocolonial a su medida, en la gran mina de Suramérica; los procesos de inmigración de ciudadanos europeos llegó a su mayor nivel, era la mano de obra preferida del régimen, para la ciudad y para el campo ¿y el venezolano dónde estaba?

Palúdico, famélico, peleando sus derechos en un rancho, desarraigado en los campos petroleros, en condiciones miserables, frente a los campos de empleados extranjeros de las transnacionales del petróleo Shell, Creole, etc. Pero sobre todo unido como un ejército patriota, bolivariano.

Ese 23 de enero que celebramos este 2014 es una lucha de un pueblo unido contra una de las perores caras del neofascismo nuestroamericano; con Marcos Pérez Jiménez, se instauro, en nuestros territorios la Escuela de las Américas, y con ella la instauración de los más horrendos crímenes contra pueblos inocentes; en Venezuela el imperio inicia la fase de los peores gobiernos militares de nuestra región, con toda la carga de violencia y represión que aún estamos contabilizando.

Es necesario que frente a los hechos acontecidos en 1958 y hoy, cuando transitamos por un proceso revolucionario para la construcción del socialismo, debemos tener claro que la unidad de todas las fuerzas progresistas en torno al proceso bolivariano suman y no podemos perder el horizonte del objetivo que es la construcción de la patria socialista que nuestro comandante supremo soñó. El reto que hoy tenemos es luchar en lo ideológico aceptar las diferencias, ser autocríticos, no podemos caer en la lucha de una batalla de críticas sin argumentos que nos puedan conducir a las divisiones que permitan a muchos oportunistas pescar en río revuelto.

*Historiador

Historiadores Siglo XXI

antoniobracho2003@yahoo.com



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